Genshin Impact te abraza dulcemente con la frivolidad de sus descripciones

Genshin Impact tiene algunas ideas muy buenas en su interior. Es difícil no ver que es una amalgama de ideas, que es un producto pensado para gastar dinero en su sistema gacha y que eso lo limita mucho, pero, tanto la forma en la que interpreta ideas de otros como la manera que tiene de hilarlas todas, es buena. Una de las cosas que más me atraen del título es cómo construye su mundo con los nombres propios de la gente de la ciudad, con las descripciones de casi cualquier cosa que nos encontramos por su mundo y con las propias charlas que mantenemos con propios y extraños.

 

Todo eso, que se oculta a simple vista, empasta con un mundo que es muy génerico en lo visual, pero resultón. Mondstadt no deja de ser una Novigrado más, el bosque que la rodea y sus praderas es otro bosque más… Pero, a la vez, tiene mucho que rascar si te molestas en hacerlo.

 

 

Tras la popularidad que alcanzó la trilogía Dark Souls, construir el lore o acervo de un mundo así se ha vuelto algo muy popular. Pero los textos de Hidetaka Miyazaki son todo magro. Todo lo que se cuenta, cada pequeño punto y coma es trascendente. En Genshin Impact no ocurre lo mismo. Como el juego tampoco es que tenga un gran pasado que haya ocurrido antes que llegasemos a él, hay mucha cotidianeidad, muchos datos ligeros, mucha información que son más ‘patatas que filete’.

 

Esto puede parecer algo malo, pero a Genshin Impact, que es un JRPG muy ligero, muy dulce, muy cariñoso con el jugador y que le sabe llevar tan bien de la mano, le funciona genial. No quiero que Genshin Impact me cuente algo especialmente elaborado. Tan solo quiero fluir por él de forma amable, tanto como sus ríos lo hacen hasta llegar a sus mares.

 

Por eso funcionan esas pequeñas historietas que hablan de un arma que derroto a una bestia, o el uso de una determinada planta. También me encantan las descripciones de las comidas y de las armas. De alguna forma, Genshin Impact consigue abrazarte de forma cálida con todos sus elementos, con su música y sus gráficos y de una forma obvia, pero de un modo más sutil con estos textos. Y claro, luego te lía, te deja tan agustito y acabas dejándote los dineros en el juego. Anda que no son listos estos chinos.

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