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Fire Emblem Conquista te obliga a jugar bonito

A través del castigo y no del premio
Por Adrián Suárez Mouriño

Fire Emblem Fates Conquista tiene que jugarse en modo clásico, de manera que si avanzas tras superar una batalla con alguna muerte, el que ha perecido no resucita. Si lo haces disfrutarás de la mejor experiencia que te puede ofrecer Fire Emblem Fates: obligarte a jugar bonito, porque si no lo haces, tu equipo mermará, los que mejor te caen se irán para no volver y tendrás que estar rediseñando una y otra vez tus estrategias.

 

Señalo esto en Fire Emblem Fates Conquista porque es el más duro de la pareja que forma con Estirpe. Tras los capítulos de introducción, empezarás a sufrir ya con la primera batalla contra un grupo de inhumanos, y la dificultad solo sabe ir a más. Sin embargo, eso no es un problema, al contrario, es su mayor virtud.

 

Los escenarios donde se desarrollan las luchas estratégicas de Fire Emblem Fates son amplias, tú puedes decidir la dirección que toman tus tropas, cómo se dividen, si marchan agrupadas o si cuentas con lobos solitarios que van a lo suyo. Hay fases que incluso incorporan hitos concretos por los que pasar en el orden que tú quieras, también enemigos en particular difíciles de superar que te obligarán a decidir cómo los encaras; y matarán a tus soldados, y querrás reiniciar el combate desde el principio. Hacerlo no te molestará, porque te permtirá volver a realizar todo el combate de una manera distinta, más eficaz.

 

 

La clave para que queramos rejugar el combate para hacerlo bien, una y otra vez hasta lograrlo, y aunque nos maten jugando cada vez más bonito, es esa libertad. Cuando repites una batalla no lo haces repitiendo los pasos exactos que diste la anterior vez, no es cómo la terrible pelea final de Uncharted 4, que te obliga a hacer lo mismo una y otra vez hasta que hagas exactamente lo que quiere el juego y cómo lo quiere el juego; no, aquí tienes libre albedrío para decidir cómo moverte para triunfar.

 

Es decir, se acaba decidiendo jugar al juego de la mejor manera gracias a que castigo y libertad se dan la mano. Insisto en lo de castigo porque hay otros videojuegos que no te invitan a jugar de nuevo una fase por la pena que te imponen al fallar, sino por el premio al acertar. Videojuegos como Bayonetta u otros de corazón de arcade te llevan al final de la fase y te entregan puntos. Si has jugado bien te dan un premio, un trofeo o dichos puntos, pero si has jugado mal puedes continuar a la siguiente fase sin penalización. A mí estos videojuegos no logran que vuelva a pasar por una fase para pedir mi recompensa, pero sí lo ha logrado Fire Emblem Fates. El objetivo es el mismo: llegar a la conclusión del título de la mejor manera, pero como se suele decir: la letra con sangre, entra.


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