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Farmeo y Looteo: De diversión a obsesión

El juego de la marmota
Por Rafa del Río

Sigo disfrutando de mis gloriosas partidas a Dragon Age Inquisition, y cuanto más avanzo en el juego, más me percato de lo bien que han sabido llevar los chicos de Bioware todo este tema de mezclar varios aspectos y contenidos en un mismo videojuego sin volver loco al jugador por el camino. 

 

De Looteo, Farmeo, y otras formas de 'eoeo'

Desde que el mundo es mundo, y de eso ya ha pasado la tira de años, al ser humano le ha ido todo eso de recolectar por recolectar. Llámalo moluscos y cefalópodos, llámalo piedras bonitas, llámalo pigmentos para pintar en las paredes de la cueva o llámalo Pokemons; el caso es que nos mola lo de recolectar, recoger y atesorar, y de esto los desarrolladores de videojuegos se dieron cuenta relativamente pronto, 

 

Al principio fue una mera cuestión de puntos, de fases y pantallas, pero pronto la cosa evolucionó y aparecieron los 'tokens', los 'giles', las 'esmeraldas del Caos' y los variados 'items'. Por poner un ejemplo, Castlevania Symphony of the Night supo evolucoonar a la saga con conceptos aplicados de Diablo, Ultima y M&Ms -no los chocolatillos de colores, sino Might & Magic-, y eso le supuso el primer puesto de la saga durante muchos, muchos años.

 

Y es que el looteo había demostrado que el matar por matar no es bueno, y que la gloria se alcanza mediante el glorioso botín. Pero vamos a definirnos un poco, que todavía hay quien se pierde con estos términos tan modernos: Se habla de looteo -del inglés 'loot', 'botín', arrr- cuando un videojuego te anima a masacrar monstruos para recolectar los objetos que dejan caer al morir, ya sea oro, mejoras, equipo o bienes mercadeables.

 

 

El farmeo por su parte es más modernito. Aunque ya en juegos como Diablo o Never Winter Nights se nos inviotaba a practicarlo, ha sido la llegeda de los f2p los que lo han puesto de moda al obligarnos a repetir fase una y otra vez con la esperanza de lograr determinados items, y es que consiste precisamente en eso: repetir una y otra vez una fase o jefe final para recolectar determinados objetos que nos ayuden en el juego. 

 

It's time, of the season

Algunos juegos basan casi toda su fuerza en una de estas formas de juego. Como decíamos, el farmeo cobra especial fuerza en títulos F2p y otros MMO como Destiny o World of Warcraft. El looteo, por su parte, adopta una importancia vital en los inicios de títulos del llamado ERPG -RPg Europeo-. Rysen, Two Worlds y Divinity dependen de que empecemos haciéndonos fuertes en la recolección y obtención de objetos que nos ayuden a mejorar a nuestro personaje cuanto antes de cara a la que nos está por llegar. Rutina de la que tampoco se salvan Elders Scroll o Fallout.

 

El looteo forma parte esencial del principio de todo buen ERPG, y Dragon Age Inquisition no es la excepción. Comenzar el juego explorando hasta el último rincón que nos pueda aportar una mísera moneda de oro o un triste punto de experiencia nos ayuda a comprender el mundo que nos rodea, a poner a prueba las habilidades locomotoras e nuestro personaje y a evolucionar como videojugadores dento del título.

Peo la cosa, a la larga, cansa. 

 

 

De diversión a obsesión

Decía que me gusta el planteamiento que Bioware le ha dado a Dragon Age lnquisition porque si algo me molestaba de los gloriosos Star Wars: Knights of the Old Republic era la necesidad de estar escrutando hasta la saciedad, hasta el último momento, cada rincón del escenario en busca de una partícula de poder, un complemento a nuestros sables lásers o un kit de reparación. Dragon Age Inquisition nos permite seguir escrutando los escenarios, pero nos da dos herramientas para ello: La primera, un mini rádar que a modo de sentido arácnido nos yuda a escrutar un área limitada sin complicarnos demasiado la vida. La segunda, la seguridad de que aunque nos dejemos abandonado un objeto podremos seguir evolucionando satisfactoriamente gracias a la multitud de apartados con los que cuenta el juego.

 

En este sentido, Inquisition me parece soberbio, especialmente en la forma en la que esquiva la obsesión del farmeo que hace que el juego termine perdiendo su gracia a costa de pasar horas disparando a un glitch en forma de cueva del tesoro para lograr un shade 'colorao' o una escopeta más potente.    

 

El ser humano es recolector y acaparador por naturaleza, pero cuando la diversión del videojuego pasa a convertirse en una ardua tarea cuyos frutos acabarán cayendo en el olvido cuando cambiemos de juego, la cosa deja de resultar sana y divertida.

 

¡Nos leemos!


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