El smartphone está desaprovechado como controlador o complemento en los videojuegos
Hace unos días estuve jugando a Erica, la curiosa propuesta de Flavourworks que nos insta a tomar decisiones y a realizar pequeñas interacciones dentro de una historia de imagen real donde vamos comprobando las consecuencias de nuestros actos. No deja de ser la típica aventura de elecciones simplificada, pero que juega muy bien con la participación de nuestro smartphone. A pesar de ser un título de PS4, podemos disfrutarlo al completo con nuestro teléfono móvil, y funciona mucho mejor que utilizando el Dual Shock. Esto lleva a preguntarme por qué no hay apenas videojuegos que aprovechen un dispositivo del que todos disponemos.
Fue la propia Sony la que hace un tiempo probó suerte con la línea de productos de PlayLink: videojuegos de propuestas rápidas y muy pensados para el disfrute en grupo donde el controlador principal es el smartphone. Replicando a propuestas de éxito del pasado como Singstar, Buzz y otros títulos que utilizaban sus propios controladores especiales, estos juegos solo necesitan que cada jugador se descargue una sencilla aplicación en su teléfono móvil. Una manera estupenda de reducir costes, de eliminar trastos en casa y de ofrecer propuestas grupales muy sencillas de jugar. Sin embargo, con obras como Erica es fácil descubrir que también hay filón en productos pensados en el disfrute individual, con aventuras más tradicionales. ¿Por qué no aprovecharlo?
La pantalla táctil de nuestro smartphone podría aprovecharse de multitud de maneras. Regresando a Erica, por ejemplo, nos permite realizar ciertos movimientos orgánicos para realizar ciertas acciones. Deslizamos el dedo para abrir una puerta o un cajón, chasqueamos rápidamente la pantalla para encender un mechero o simplemente tocamos determinados puntos de la pantalla para tomar una decisión. Es mucho más cómodo que utilizar el mando o el Touchpad. Pero esto podría ir más allá, con otras propuestas que también utilizaran la pantalla táctil para otras funciones, principales o secundarias.
Consolas clásicas contaban con videojuegos que utilizaban sus propias plantillas y que acoplábamos en el controlador, proporcionando en cada juego diferentes usos de los mismos botones. El smartphone podría ser un fiel reflejo de estos, con propuestas menos profundas a nivel de control que los productos que sí requieran de mando pero sin que por ello se descuide la calidad. Incluso es una fantástica manera de hacer que los espectadores participen de manera activa junto al jugador que porta el mando: en Red Dead Redemption 2 es fantástico disponer del mapa y de elementos del HUD en la pantalla del móvil, por ejemplo, y que un segundo jugador vaya marcando los lugares a los que debemos dirigirnos o que nos vaya proporcionando información útil. Es genial jugar en pareja o con amigos a un título singleplayer y que el resto sienta que está participando a través de su móvil, porque es un dispositivo que todos tienen en su bolsillo.
El controlador clásico en las consolas siempre va a ser la mejor opción para jugar y para disfrutar de las propuestas más complejas, pero el smartphone podría aprovecharse mucho más como controlador secundario (o incluso principal) de otras propuestas y para dar mucha más importancia al jugador espectador. Ojalá haya más propuestas y estudios que quieran aprovechar un dispositivo del que todos disponemos y con el que es tan fácil poder realizar acciones, más allá de la pulsación de botones, generando nuevas mecánicas y posibilidades.
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