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El problema de la sexualidad

¿Puede tener la comunidad LGBT y las mujeres una mayor presencia en los videojuegos?
Por Dayo

ATENCIÓN: Este artículo tiene spoilers sobre los personajes de The Last of Us: Left Behind y Gone Home.

 

Ya he hablado un par de veces sobre el sexismo en los videojuegos y las polémicas que genera, pero estos últimos días he tenido nuevo material para trabajar. Todo empezó cuando Capcom anunció que Deep Down no tendría féminas jugables, luego continuó con Mike Bithell (Thomas Was Alone) declarando que había que acabar con el estándar de personaje masculino y finalmente se cerró con un artículo de opinión de Danielle Riendeau en Polygon en el que hablaba sobre los personajes pertenecientes a la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales).

 

La diferencia en este caso no es que se esté hablando sobre la representación de esos personajes sino sobre su presencia. La gran pregunta subyacente es: “¿por qué no hay más personajes LGBT o femeninos y por qué los masculinos se basan en un solo estereotipo?”

 

Demos la vuelta a la pregunta: “¿por qué el 90% de los personajes protagonistas son hombres musculosos sexys y con los mismos rasgos de personalidad?” Curiosamente se me viene a la cabeza el protagonista del futuro Wolfestein: The New Order. Algo que me llamó la atención era su exagerado diseño; demasiado alto, demasiado musculoso, demasiado decidido. Casi podríamos decir demasiado heroico.

 

No voy a ser tan pedante como para recurrir a la mitología griega y recordar su figura del héroe y blah blah blah, no. Hablemos de videojuegos ¿Qué se hace en la mayoría de los videojuegos? Matar. Ponedlo en el contexto que queráis: lo más probable es que estéis apuntando a alguien con una pistola u ordenando a alguien que apunte a otro alguien con una pistola o, bueno, ya me entendéis. De modo que, si vamos a matar, lo último que nos interesa es conocer a nuestro personaje: queremos imagen, queremos algo que proyecte fuerza, energía, vigor, que nos haga sentir poderosos y nos dé confianza para matar a todo un ejército alienígena si es necesario.

 

Si McLovin de Supersalidos fuese el protagonista de Metal Gear Solid nos reiríamos. Incluso si fuera serio, simplemente pedirnos a un tirillas con cara de paleto en el papel de Snake nos haría gracia. No digo que los flojos, feos o gordos seamos unos inútiles porque, honestamente, es la mayor imbecilidad que se le pueda pasar a alguien por la cabeza. Estoy hablando de percepción y asociación.

 

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Puesto que es inevitable que recurramos a comparativas con otros medios, sí, ahí existen otros modelos de personajes porque no están tan contextualizados en la acción. Cuando queremos a un tipo matando gente, tenemos a Bruce Willis, pero si no podemos tener a Christopher Boone en El Curioso Incidente del Perro a Medianoche, a Sir Wilfrid Roberts en Testigo de Cargo o, yo qué sé, a Walter Mitty. Esas obras no necesitan al héroe musculoso y pueden abrirse más, de modo que el primer paso para cambiar el modelo de hombre sería cambiar el modelo de videojuego.

 

Pero vayamos más allá. Pensemos en las mujeres y la comunidad LGBT.

 

Las mujeres son lo más sencillo porque están más a mano. Seguro que conoces a alguna, aunque salga corriendo cada vez que la mires a las tetas. El caso de Deep Down me parece una desgracia porque, según tengo entendido, el protagonista tiene la misma personalidad que el agua de grifo. Cuando se te da una hoja en blanco mi opinión es que no debería importar si eres X o Y: es un avatar. Por eso los juegos de rol suelen darte a escoger tu género, porque es una representación tuya ¿tanto importará que sea hombre o mujer en Dark Souls?

 

¿Pero y cuando hay personalidad? Hablemos de Mike Bithell, que ha hecho al protagonista de Volume un varón para “desafiar esa forma particular de heroísmo masculino”. Aún no he visto nada que no sea un tráiler de gameplay, pero a juzgar por su anterior título puedo deducir que habrá trama y tendrá peso, a lo cual la suya parece una decisión razonable. Personalmente diría que el género es importante a la hora de construir un personaje: no porque los chicos jueguen a Hot Wheels y las chicas a Barbie, sino porque tenemos distintas actitudes. Ante las quejas obligatorias que surgieron este año preguntando por qué GTA V no tenía un personaje controlable femenino, la respuesta más directa y simple era “porque es una historia que vibra en la frecuencia masculina”. Sí, hay mujeres criminales, y con total sinceridad estoy seguro de que son muy eficaces e intimidantes, pero esta historia es una muy asociada al, no me odiéis mucho, “espíritu masculino” y trabaja mejor con ese tipo de personajes porque muestran cierto tipo de actitudes. Los grandes ejemplos de esta diferencia de energías son Dante y Bayonetta. Ambos personajes siguen al mismo modelo por vías muy distintas y ligadas a su género. No podemos concebir a Dante como una mujer del mismo modo que no podemos imaginar a Bayonetta como un hombre.

 

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Aunque sin duda el apartado más difícil es el más sutil: la sexualidad, que en este caso se encarna con el enfrentamiento entre Gone Home y The Last of Us: Left Behind. Mientras que en el primero la sexualidad es una parte importante de la trama, en el segundo parece haberse metido en un intento de ser atrevidos. El hecho de que Ellie sea homosexual (o bisexual) no tiene mucho más valor que la reacción “¡anda, que era bollera!”. Sí, vale, es lesbiana ¿y qué? Se puede sacar la idea de que es un personaje tan necesitado de amor y compañía que no le importa con quién acabar, algo que suscribo, pero al mismo tiempo esta podría haber sido una relación de amistad y el tono no habría cambiado. Sin embargo, el que Samantha lo sea en Gone Home contribuye a sus temas de descubrimiento, madurez y los cambios e incertidumbres que llegan con la adolescencia. El uno cuece, el otro enriquece.

 

Pero al mismo tiempo esto se tuerce, ya que de aquí deriva la pregunta: “¿entonces los personajes LGBT deben tener un valor o mensaje implícito?” No. El detalle con la sexualidad de Ellie no es que sea homosexual/bisexual, sino que lo revelan al final del DLC. Es una sorpresa que parece intentar decir algo: no vemos muchos homosexuales en los videojuegos, y de pronto ahí está esa escena. American Beauty hacía algo parecido para realizar un comentario sobre uno de los personajes y la confusión de la sociedad estadounidense, pero aquí se lleva casi de la misma forma y, sin embargo, se antoja vacío.

 

Empero, los personajes LGBT sin mensaje son posibles. Ahí está Bill en The Last of Us. Una vez más estamos ante un caso no de muestra sino de presentación. Sin embargo, por otra parte estos personajes aparecen tan poco en el arte y son vistos de tal manera por ciertos sectores de la sociedad que su mera presencia ya está diciendo algo, porque sin querer ofender a nadie, los LGBT no son habituales y llaman la atención. Riendeau postula que con los personajes LGBT debería “ir la persona primero y la sexualidad segundo”, lo cual sería maravilloso, pero viendo cómo el matrimonio homosexual es aún cuestionado o cómo la homosexualidad es vista por algunos como una enfermedad o anatema, lo más probable es que este factor llame la atención y tengan que significar algo porque son prácticamente embajadores. Esto es algo que va más allá de los videojuegos: esto es algo que llega a toda la sociedad. Nuestro medio ni siquiera es capaz de llegar a las últimas consecuencias al transmitir un mensaje político radical. Aún nos queda un largo camino por recorrer.


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