El final de Flash es el final de una parte importante de la historia del videojuego

Millones de juegos se han perdido para siempre. Es uno de los resúmenes que conllevan el cierre de Adobe Flash Player en 2021. Lo que parecía algo irrelevante y lógico, un molesto mensaje que cerrar sin pensar en un navegador, esconde mucha importancia. Este reproductor permitía a millones de creadores hacer llegar sus juegos, aplicaciones, webs y otro tipo de servicios, que ahora mismo son inaccesibles. La historia de internet demuestra ser una historia vacía, una cultura que se pierde cuando la tecnología abandona. Algo parecido a lo que está ocurriendo con algunos videojuegos cuando quedan obsoletas sus plataformas o servidores online. 

Los jugadores asiduos han despreciado en cierta medida estos videojuegos Flash, como lo hacen ahora con ciertas creaciones destinadas a dispositivos móviles (camino natural que han seguido estas obras en los últimos años). No han sido tan relevantes para el medio como las creaciones destinadas a consolas o plataformas de mayor importancia, por supuesto, pero no dejan de ser historia del medio y de nuestra cultura, si la queremos llamar así. ¿Cuántos jugadores han quedado huérfanos? ¿Cuántos creadores de contenidos online han tenido que cerrar sus webs y plataformas? ¿Existe la manera de volver a revisitar esa página de la historia? El final de Adobe es el final de una etapa digital.

Farmville, uno de los juegos de Facebook más importantes de su historia, fue uno de los abanderados de esta triste historia. El juego, al igual que otros muchos de la red social, podía jugarse directamente desde la plataforma y asociado a nuestra cuenta personal. Ni programas externos, ni aplicaciones, ni nada. Una rutina que millones de jugadores tomaron en su día a día. Un importante acercamiento al mundo de los videojuegos, al igual que los títulos de dispositivos móviles: ¿cuántos jugadores reacios al medio terminaron enamorados por estos títulos gratuitos? Ahora, si queremos continuar con nuestra granja y con otros juegos, toca pasarse al móvil o acostumbrarnos a su infinita desaparición.

Pero Flash permitía a muchos creadores asomar sus creaciones de manera sencilla y gratuita. Obras que ahora son culmen en sus géneros como The Binding of Isaac nacieron así, como pequeños intentos realizados en Flash que los jugadores podían disfrutar directamente desde sus navegadores. De no haber existido un servicio del estilo nos hubiésemos perdido a muchos creadores que lograron relevancia, apoyo y financiación gracias a estas herramientas. 

¿El Flash ha muerto definitivamente? Muchos se niegan a aceptar este hecho, aunque lo cierto es que sí, ya no habrá nada nuevo. Creaciones como Ruffle emulan los servicios que ofrecía Adobe Flash Player y es una buena manera de seguir disfrutando de algunos de los juegos y aplicaciones ligados a esta tecnología, pero más tarde o más temprano terminarán desapareciendo. Conozco de primera mano al administrador de una web que recopilaba cientos de miles de juegos Flash que me decía, directamente, que dejara la web activa hasta que termine muriendo y no quede más remedio que cerrar, pues los ingresos no compensarán el pago de servidores y mantenimiento. Nos quedarán otros proyectos como BlueMaxima's Flashpoint, que buscan la preservación de la cultura de internet. Gracias a este servicio podemos seguir accediendo a decenas de miles de juegos y aplicaciones Flash, que no deja de ser una minúscula rendija de una puerta hacia todo lo que existía hasta hace apenas unos días.

Es otra muestra más de lo complicado que es la preservación en el mundo de los videojuegos y de internet en general. Elementos virtuales que, tarde o temprano, terminarán desapareciendo. ¿Deberíamos tomar alguna medida? ¿Acostumbrarnos a que el mundo digital será así para siempre? No lo sé, pero me da cierta tristeza que el final de Adobe Flash Player implique también el final de millones de creaciones, pasadas y futuras.