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El análisis del videojuego y el crimen del redactor

Esto no se toca
Por Kysucuac

Hace unos años, a nadie le importaba quién era el autor de qué análisis. Aún se conserva esa costumbre de darle a la ruedita del ratón (o a la flecha del teclado) para pasar directamente a la nota. Sin embargo, sí que se ha conseguido que se le de más importancia a la firma. Muchos se dan cuenta de quién firma qué antes de llegar a su nombre – también es verdad que algunas web ponen el nombre del redactor justo debajo del título – gracias a su estilo. La prensa del videojuego podría llegar a presumir de esa personalización del análisis, de esa forma única que empiezan a ostentar algunos medios. Y sin embargo, cabizbaja, solo puede lamentar formar parte de un mundo tan vomitivo.

 

Precisamente vomitivo ha sido el apelativo que un señor, un payaso seguido por otros muchos payasos, ha asignado a una web amiga. ¿Y por qué? Por la misma razón por la que un redactor, un autor de un análisis, ha tenido que ponerse su perfil en redes en privado. Porque el fan del videojuego da asco. Puede que me salten al cuello por esa afirmación, así que vamos a dejar primero una cosa clara: no, tú no. Algunos sí. Tú no. ¿Mejor?

 

Los que tenéis Twitter y seguís a periodistas – o no tan periodistas – del mundo del videojuego, ya os habréis enterado. Alguien, un cualquiera, se ha atrevido, en su mala sangre, su mala saña, su desvergüenza, a hablar mal de un videojuego. El problema es que, en realidad, ese cualquiera no es ningún cualquiera. El problema es que es un redactor talentoso, buen conocedor del género, que, más allá de su visión subjetiva (porque, aunque no lo sepáis, el análisis no puede ser objetivo), ha sido capaz de argumentar en qué ha fallado un videojuego. Y eso el fan no lo puede consentir.

 

El análisis del videojuego

Cuando estudias Periodismo te encuentras con ciertas cosas que luego nunca aplicas. Primero porque están algo chapadas a la antigua. Segundo porque te das cuenta de que el periodismo, y más el especializado en videojuegos, está en continua evolución. Pero tus apuntes te dicen que una cosa es una crítica y otra un artículo de opinión. Lo creas o no, el redactor lo sabe. Lo que muchos no saben es que una crítica siempre lleva un regustillo subjetivo. La visión objetiva no existe, y mucho menos en un videojuego. Por eso, la nota que Octopath Traveler recibe en Mundogamers no es la nota de Mundogamers per se, sino la de Adrián Suárez Mouriño. Si hubiera sido yo quien analizase el juego, la nota sería mucho más baja. ¿Por qué? Porque quizás algunos aspectos positivos que Mou supo encontrar yo no los vi o los vi como algo negativo. La calificación que un juego recibe en IGN, Eurogamer, Vandal, 3DJuegos, Voltio (hay que barrer pa' casa), Anait o cualquier otro medio no es la nota del medio en sí. Pero el redactor sí debe responder por el medio. Por supuesto que debe hacerlo. Si analizase para mí misma, para mi blog personal o para Twitter, las frases que diría para según qué juegos no serían tan amables.

 

Pero el análisis conlleva responsabilidad. Mucha. Se trata de un estudio exhaustivo de lo que tenemos en nuestras manos. Un juego no es algo fácil de analizar. Un juego es algo que muchas veces está vivo, que evoluciona continuamente, como cualquier MMORPG. A veces cambia de repente e intenta deshacerse de todos los errores del pasado, como No Man's Sky. Otras veces se mantiene con la misma forma, pero es nuestra visión la que cambia: el juego envejece, convirtiéndose en un clásico o en la típica película que te gustaba cuando eras pequeño y con cuyo recuerdo infantil hubieras preferido quedarte.

 

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El crimen del redactor

Es difícil. Muy difícil. Dar la cara por un medio, colocar una nota y criticar a un juego. No por esos supuestos maletines (que en estos años todavía no me ha caído ninguno, ya podrían pagarme las reformas de la casa), no. No tenemos que responder ante las compañías, ante las desarrolladoras. Tenemos que responder ante el jugador. Y cuando la tendencia te lleva a que tu nombre vaya cobrando importancia, cuando el autor del texto ya no es “la redacción”, el mundo se echa a temblar.

 

Hay un hilo en forocoches en el que me llaman puta. Y eso es solo lo más bonito que me dedican. A Julián otro señor payaso, con otros payasos siguiéndole, le insultó y acosó hasta que se aburrió. Nos ponen notas a nosotros. El fan del videojuego defiende al videojuego con uñas y dientes. No lo hace con un argumento, sino que te llama ignorante, imbécil, se mete con tu físico. Llegan a comentarte que a quién se la chupaste para conseguir trabajar aquí. Entonces te pones a pensar.

 

Y te das cuenta de tu crimen. Tu crimen ha sido tocar una obra que no debías haber tocado. Tu crimen ha sido argumentar por qué un juego, a pesar de sus virtudes, también tiene defectos. No se trata de ser injusto. Se trata de que tú también eres un jugador, sabes qué te gusta y qué no como jugador. Pero el crimen va más allá.

 

El crimen es que le has faltado al respeto. ¿A qué? A un juego, a una comunidad de fans. Como si en esta industria hubiera ciertas reliquias sagradas que no debes ni acariciar con la punta de los dedos. Porque hay gente que no entiende que pueden gustarle cosas que a otros no. E incluso esas cosas que le gustan pueden no ser perfectas.

 

Pero hay otro crimen más

Volvamos a la carrera de Periodismo. Crítica y opinión. Claro que puedes hacer un análisis mucho más objetivo, aunque no en su totalidad. Puedes hablar únicamente de los menús, de sus mecánicas, del sonido, de su música. Pero al final acabarás diciendo si te gustan o no estos aspectos. De alguna manera, tienes que fallar a ese fan que espera que su juego sea perfecto. Porque tú, seas fan o no, tienes tu visión. Y aunque sea tu responsabilidad compartirla, también será siempre tu crimen.

 


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