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Cuatro pecados de Fable III

Molyneux dice que no estuvo a la altura
Por Toni Piedrabuena

Creo que Fable III fue un desastre. Se hizo para fuese mucho más grande lo que acabó siendo (…) la joya que tenía en mente [refiriéndose a la franquicia] nunca llegó a fabricarse, ya que siempre ha fallado de una u otra forma. Fable I, para ser el primer juego que hice de ese estilo no estuvo mal. Tenía fallos gigantescos y tenía problemas en las animaciones, pero no estaba mal, Fable II fue un paso en la dirección adecuada. Si pudiese volver atrás, haría los mismos avances para Fable III que se hicieron del primero al segundo y gastaría otro año más en perfeccionar el tercero

 

Fable III fue un juego sobrevalorado y decepcionante. Que os lo avisase en su momento importaba poco o nada, pero que lo diga la mente detrás de la producción es otro cantar. Una pantomima absurda que no llevaba a ninguna parte, un absurdo de proporciones épicas que hablaba de revoluciones, venganzas y reinados que acabaron deparando en uno de los juegos más pobres que servidor ha podido jugar en Xbox 360. ¿Exagera Molyneux? En absoluto. Veamos algunos de los puntos del bochorno de la tercera parte de la fallida fábula. ¿Tienes intención de jugarlo? Deja de leer aquí.

 

Personajes sospechosos: tu novia y tu hermano

 

El comienzo del juego, como príncipe de Albión, comienza marcado por el comportamiento del Rey Logan, un memo narcisista y egocéntrico que matará a tu novia, te echará de palacio y encima resultará ser tu hermano. Grosso modo. ¿Venganza? La parienta la has olvidado cinco minutos después de su aparición, no tienes opción de buscarla, honrarla o vengarla, y una vez comienzas a pasear por tu reino parece que ya no importa nada. El momento en el que te encuentras con tu hermano para tomar su trono es absurdo y penoso: nadie, ni siquiera al protagonista, recuerda a la chica, y el comportamiento de Logan, lo salves o no, no aportará nada a la trama. Vive o muere, pero no importa un carajo lo que hagas. Logan y la parienta son, tranquilamente, los dos peores personajes que se han visto en toda la generación de 360.

 

You say you want a revolution… pos no

 

Se hablaba de una revolución digna de la Revolución de Octubre, de una toma de armas que iba a avergonzar a la toma de la Bastilla y un reinado digno de la Marbella de Gil. Todo se resume en una misión decadente por el castillo en la que acabamos con hordas enemigas hasta llegar ante nuestro hermano. Una auténtica patochada que no tenía nada de épico o especial. Una gilipollez supina que acabó en la escena anteriormente relatada (en resumen, da igual lo que pase o elijas) y el comienzo de un reinado digno de Amadeo de Saboya, que dicen que tiene a un heredero al trono trabajando en Nintendo España. Caminito directo a la República de Albión, pero...

 

Mi reino por un Phoskito

 

Reinar es una mierda. El rol del personaje, más allá de llevar corona, no cambia en nada a lo que hiciste en los anteriores lances del juego: el rey campa a sus anchas por su reino y continúa haciendo misiones secundarias para lacayos aleatorios que han perdido a su mascota en el bosque. La mayor función del rey, el tan cacareado reinado de Albión, consiste en una serie de decisiones (siete u ocho) en las que se nos permitirá elegir algunas circunstancias de tu reino bajo dos parámetros: ser muy bueno y pagar una pasta gansa o ser muy malo y ganar un dineral. No hay término medio, no hay grises, no hay discusión. ¿Prefieres construir un palacio digno de un monarca a los huerfanitos o prefieres arrojarlos a la picadora de carne y vender sus restos a McDonalds? Mejor no tontear mucho con el tema económico, que si te quedas con poco dinero puede que conozcas el feroz...

 

... Capitalismo a lo bonzo de Albión

 

Lo del dinero de Fable III viene a ser como lo que pasaba al final de Wario Land 3 pero con muerte y destrucción. Es decir, que si llegas al trono (que te echaron) con las manos llenas de oro dispuesto a darlo todo por tu país, fabuloso. Si eres de la virgen del puño cerrado tus súbditos mueren. Sin mayor explicación. No es que estén enterrados rollo limpio y tal, no, es que las calles están repletas de cadáveres. Imagínate tú caminando, corona en ristre, apartando cuerpos muertos de las calles. Un reinado asqueroso, vamos. Lo mejor del asunto es que la partida puede continuar una vez llegas al final del juego, y si vas llenando de nuevo tus arcas (que son a la vez las del estado) la gente resucita. ¿Crisis de nuevo? Muerte. Y así va la economía por Albión.

 

Una radiografía de Molyneux, el ídolo inquebrantable, que diga lo que diga, siempre tiene a sus palmeros detrás. Valiente bocazas.


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