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Cómo no tener un niño rata: Guía para madres y padres jugones

Niños, educación y Videojuegos
Por Rafa del Río

Niños, educación y videojuegos, un cóctel que parece imposible pero que resulta más grato de lo que pueda parecer. Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, es ley de vida, y salvo casos aislados de total desapego por introduca usted aquí la excusa que mejor le sirva para seguir egoístamente con su vida, lo normal es que queramos que disfruten su infancia, se preparen para el futuro y cuenten con todas las herramientas posibles para medrar, ser competitivos y, si acaso existe esa cosa, felices. Todos, ya seamos madres o padres, sentimos esa necesidad casi primigenia de inculcar en los hijos todos aquellos valores, principios, gustos y aficiones que nos hacen ser quienes somos, con la idea de compartir con ellos aquello que nos hizo sentir felices, realizados y, en definitiva, mejores. 

 

Así, los padres y abuelos futboleros se llenan de orgullo y satisfacción cuando los primeros Reyes Magos dejan un chandal del Madrid o el Barcelona talla cero bajo el árbol, los patinadores saltan de alegría cuando sus vástagos logran rodar un rato sin caerse, los amantes de Star Wars se emocionan cuando le dicen a su bebé lo de 'yo soy tu padre' y los otakus casi lloran cuando la estrellita de la casa se emociona viendo Totoro. 

 

Lo mismo nos pasa a los padres videojugadores, que deseamos que, desde pequeños, nuestros hijos cojan el mando y compartan nuestra afición conociendo las alegrías que nos han dado los videojuegos, todo desde el uso responable de los mismos y el conocimiento de qué juegos pueden ser los más interesantes para ayudarles a despertar no sólo su gusto por los mismos, sino también otras habilidades y conocimientos. Lamentablemente, mientras que en el caso de los deportes y otras aficiones hay clases específicas para los más pequeños, en los videojuegos no existe un canon establecido de cuándo empezar, con qué plataformas o qué videojuegos usar. Desde aquí vamos a intentar hacer una breve miniguía para ayudar a quienes os estrenéis en esto de la maternidad y paternidad gamer, esperando que os sea de utilidad. 

 

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Primeros pasos, el embarazo

Empezamos pronto, pero ya el embarazo es un momento perfecto para empezar a entender la interacción entre vieojuegos y el futuro bebé, aprovechando para ir pensando en qué será adecuado y qué no para la futura criatura. Estando ya más que demostrados los múltiples efectos beneficiosos que tiene la música para el bebé y la madre durante el embarazo, es cuestión de elegir videojuegos de entornos amplios, buenos temas musicales y parajes que ayude a la madre a relajarse y al bebé a disfrutar de la música. 

 

En mi caso, bajando las pistas de efectos y voces, disfruté enormemente de The Elder Scrolls V: Skyrim mientras mi esposa se perdía en sus parajes y disfrutábamos de la maravillosa música junto a otros títulos por el estilo como Fable III, o Fallout 3, haciendo hincapié en esos mundos vastos y eliminando los sonidos más truculentos del juego. 

 

Acerca de cuándo empezar a usar la música durante el embarazo, los esudios apuntan a que el bebé puede oír a partir de la 20 semana de gestación, si bien los beneficios positivos en la madre se notan desde el primer día y hay estudios que apuntan a que las vibraciones también ayudan a un correcto desarrollo de la criatura además de estimular la producción de endorfinas en la madre, que es esa sustancia que se libera en el córtex cerebal y que nos hace sentir felices. 

 

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Videojuegos y bebés

Nos encontramos aquí con el escollo difícilmente salvable que es la tradición mediática acerca de los videojuegos. Han sido muchos los años en los que el videojuego ha pasado por una era de superstición oscura en la que se han visto acusados de causar autismo, esquizofrenia, brotes sicóticos y un largo etcétera de enfermedades psiquiátricas a las que se une la acusación de aumentar la agresividad del individuo llegando al punto de incitarle al asesinato. Es lógico, por tanto, que como padres tengamos miedo de mezclar ese cóctel de efectos negativos con nuestro recién nacido y al principio estemos temerosos de jugar delante de ellos por los daños futuros que podamos causar. 

 

En mi caso, y a pesar de conocer los múltiples efectos beneficiosos de los videojuegos, me abstuve de jugar un tiempo hasta que mi mujer se cansó de verme ahí, como alma en pena, y me regaló Kingdom of Amalur: Reckoning, para que disfrutara de esas melodías y esos vastos escenarios intentando reducir los niveles de violencia al mínimo delante de la peque, cuya hamaquita no estaba enfocada hacia la tele porque no es aconsejable a esas edades forzar su nervios ópticos. La cosa funcionó, y poco a poco pude recuperar mi estatus de videojugador recurriendo a los trucos de aprovechar las melodías para engatusar a la niña y los amplios parajes para luchar contra el sueño de los primeros meses. 

 

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Primero años, juegan ellos

La primera tablet llegaría a casa cuando la niña ya tenía bien cumplidos los 2 años. Fue un regalo que nos hicieron para que la peque 'no se aburriera' en los viajes largos -algo que no hacía porque desde que nació le encanta viajar en coche mientras jugamos a cantar canciones, dibuja con su madre y leen cuentos- y pronto le vimos el uso como una forma de que ella tuviera su ratito de dibujitos en ClanTV o su ratito de juegos infantiles

 

Las tablets son un invento fabuloso para los más pequeños de la casa: venden fundas de silicona con asideros que bloquean los botones sensibles para que los peques puedan jugar sin riesgo, hay varias aplicaciones de control parental que convierten la tablet en un sistema operativo que sólo permite acceder a las aplicaciones que anteriormente hemos elegido, y por último, podemos capar contenidos no recomendados y denunciar aquellos que consideramos poco apropiados para que no aparezcan en los juegos elegidos. 

 

Todo eso no valdría de nada, claro está, si no fuera por el amplísimo catálogo de aplicaciones y juegos infantiles con un alto contenido didáctico que hay en la web, que ayudan a los pequeños a enfrentarse a dilemas del tamaño de 'va a venir un hermanito', 'tengo que hacer mi primera caca sin pañales' o 'voy a estrenar mi cuarto'. A la vez que aprenden números, letras, formas y colores, se enfrentan a sus primeros idiomas y reconocen animales y profesiones, los videojuegos infantiles educan a los más pequeños en temas tan importantes como la educación emocional, la empatía y la comprensión del entorno que les rodea. 

 

En este sentido, hace unos años publicaba algunos artículos acerca de algunas líneas de juegos infantiles como Dr. Panda, que podéis leer en el siguiente enlace, o Play Tales, una serie de libros interactivos con temas candentes para los más peques del que ya os hablé en este enlace. Cabe destacar, eso sí, que antes de dejar que nuestros hijos se enfrenten a un videojuego hay que probarlo en profundidad para ver qué tipos de contenidos y publicidades pueden aparecer. Al margen, es de cajón que no se queden solos con la tablet y convertir el rato de videojuegos en un rato en familia compartido, y, por supuesto, un rato que debe durar un tiempo prudencial, alrededor de una hora diaria como máximo, ya que si bien los efectos negativos de los videojuegos no aparecen hasta las tres horas, tampoco debemos convertir los videojuegos en la única forma de ocio de  los peques. 

 

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Quiero el mando, soy mayor

Con la edad, y aunque al principio el uso del mando se les hace difícil comparado con la sencillez de las pantallas táciles, llega el momento en que vuestra hija -o hijo, claro- os pedirá que le dejéis usar el mando para enfrentarse a esos 'juegos de mayores' que ve en pantalla cada día. Obviando que cuando hablo de 'juegos de mayores' me refiero a juegos para todos los públicos pero en consola o PC, los primeros pinitos de mi hija fueron con Pang y Las Tortugas Ninja en una vieja máquina arcade que tengo restaurada en casa y a la que no acabó de coger el gusto

 

Sus primeras hazañas empezaron, más bien, con una serie de videojuegos de 8 bits de los 80 que emulamos a través de nuestra Raspberry Pi. El mando era el adecuado, uno tipo Super Nes con pocos botones y sin palancas, y me llamó la atención que no veía problemas en los gráficos ni para entender lo que había en pantalla. Sin embargo, y aunque a veces me pedía jugar, no terminó de arrancar un gusto que por aquel entonces, cumplidos los cuatro años, iban encaminados aún hacia la tablet, los dibujos animados y el rato de juego de los tres en la alfombra con las construcciones o los Pin y Pon.

 

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Tras un año de juego juntos a títulos como LittleBigPlanet, LEGO y Disney Infinity en los que ella se limitaba actuar de copiloto, indicándome qué hacer o dónde ir, fue poco después de cumplir los cinco años que empezó a demandar el uso del mando en Playstation 4 y de uno de los JoyCon en Nintendo Switch. Los juegos de tablet empiezan a quedársele pequeños ante la magnitud del conocimiento que ya posee, y ahora quiere ser protagonista de los juegos, mover al muñeco amarillo en LEGO Worlds y crear sus propios mundos, manejar a Link en Hyrule y cambiarlo de ropa, crear recetas o tirarse con la paravela -si bien de las partes difíciles me sigo encargando yo-, y actuar de artillera en Lovers in Dangerous Spacetime mientras yo piloto la nave y me encargo de los escudos reflectantes. 

 

Es impresionante cómo ella misma ha despertado su gusto y habilidad por algo que parecía imposible unos meses antes, y mientras es ella quien decide cuándo jugar y cuándo dejarlo -no suele aguantar más de 45 minutos- siempre me tiene al lado compartiendo la afición y aprendiendo valores tan beneficiosos como los que os comentaba el otro día e incluso utilizándolo como herramienta escolar para realizar sus areas como hicimos con LEGO Worlds tal y como os explicaba en el siguiente enlace.

 

lego worlds una herramienta escolar para los mas pequenos 1

 

El resultado final, la conclusión, es que los videojuegos pueden ser una parte importante del aprendizaje infantil y una maravillosa herramienta educacional a varios niveles siempre y cuando la utilicéis con responsabilidad, no forcéis la situación y sepáis disfrutar estos momentos en familia lejos de convertirlos en una forma de tener a los hijos 'distraídos sin hacer ruido'. En los últimos meses he visto cómo los videojuegos han ayudado a mi hija a mejorar aspectos como la imaginación, la habilidad motora, la sociabilidad y la lectura -especialmente cuando empezamos a 'obligarle' a leer ella los texos en pantalla y dejamos de locutárselos-. Por si esto fuera poco, ha aprendido a combatir mejor el miedo a lo desconocido y ha aprendido que los problemas siempre tienen solución y que el esfuerzo es algo necesario, luchando con la frustración gracias a la concentración en una tarea y al disfrute de la sensación de la superación personal una vez logrados los objetivos. 

 

En definitiva, y aunque aún me queda mucho en este camino de padre videojugador, no dejéis fuera del alcance de los niños aquellas herramientas que puedan servirles de ayuda, teniendo siempre cuidado con qué dejamos que jueguen y cómo les dejamos jugarlo. Y poco más. Espero que este texto os sea de ayuda, y ya sabéis... id... y poblad... ¡La Tierra! pero con 'cuidao', ojo. 

 

¡Nos leemos!


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