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Cábalas sobre el próximo Mortal Kombat

Un callejón sin salida
Por Raúl Rosso

Ed Boon necesitaba airearse tras dos décadas absorto en el desarrollo de la saga Mortal Kombat, y por eso hace palmas con las orejas al hablar del próximo videojuego de NetherRealm Studios, Injustice: Gods Among Us. El trabajo ya estaba medio hecho, pues el estudio ya había flirteado con sus personajes en el imposible Mortal Kombat vs DC, y de hecho, viendo el material publicado hasta ahora, casi da la sensación de basarse en el contenido desarrollado en aquel dada la labor continuista de su planteamiento.

 

Mortal Kombat está terriblemente exprimido a día de hoy. La última entrega (novena ateniéndonos al canon oficial) resultó ser un lacrimógeno homenaje y concesión a los jugadores de toda la vida, replanteando la cronología del juego y proponiéndonos un modo historia en el que debíamos cambiar los acontecimientos que llevaron al apocalipsis total en Mortal Kombat Armageddon, donde no quedaba vivo ni el apuntador y hacía imposible un desarrollo posterior de la trama. Esto llegó a ser la última gota aprovechable a nivel argumental, pero si nos ponemos a evaluar el aspecto propiamente lúdico, también parece estar en las últimas en cuanto a sus posibilidades de expansión.

 

Un juego de lucha no tiene mucho margen de maniobra más allá de perfeccionar la jugabilidad en los combates y engordar la lista de luchadores, y eso es justo lo que Boon quiere evitar en la hipotética nueva entrega que se realice. En una entrevista concedida a  Computer and Video Games afirma que no se seguirá por el mismo camino, por lo que pretenden introducir algún elemento nuevo en la fórmula para no regirse por el más y mejor por el que siempre ha apostado el estudio.

 

 

Desde luego, por intentos no ha sido, y desde de las entregas tridimensionales de la pasada generación, destartalados añadidos como Puzzle Combat, Kart Race o Chess Kombat han acabado siendo la marca de la casa en cuanto a extras en sus entregas. También se incluyó un modo de aventura en el que los combates de cada “modo historia” se hilvanaban en forma de aventura de exploración con tintes de beat’em up que explotaba la búsqueda de secretos. De esta inclusión exponencial de elementos ocultos desbloqueables nació la sempiterna Kripta en la que obteníamos material adicional en base a nuestras indagaciones. Pero todo esto también ha llevado a un callejón sin salida.

 

Está claro que las miras están puestas en la próxima generación de consolas, tal y como él mismo afirma, pero la ampliación en las posibilidades técnicas no induce a nada sin una propuesta que respalde el despiporre audiovisual. Pero llegados a cierto punto, ¿hacia dónde deberían evolucionar los consagrados juegos de lucha para seguir vigentes? La cuarta parte de Street Fighter tenía excusada su existencia ante la necesidad de llevar de trasladar la saga a una experiencia tridimensional. Vean a Soul Calibur, desinflándose a cada nueva entrega con chabacanas novedades que ya no seducen a nadie; o Tekken, con una de cal y otra de arena incluyendo pequeños y lúcidos arreglos que se acuñan como insignia de cada nueva iteración. ¿O acaso ven algo en el próximo Tag Tournament 2 más allá de permitir el combate por parejas y una intergración más orgánica de la lucha a dúo?

 

Puede que Ed Boon fuera por el buen camino y la única salida del género sea recurrir al mestizaje con otros, pues por muy excelsa que sea una marca, de la nostalgia no se puede vivir eternamente.


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