Burnout Paradise continúa siendo un paraíso arcade que disfrutar en Nintendo Switch
Burnout Paradise Remastered lleva unos pocos días disponible en su versión para Nintendo Switch. Se trata de la versión remasterizada del clásico juego de conducción arcade que vio la luz la generación anterior, en 2008, y que ya había aparecido en PS4, Xbox One y PC con esta versión mejorada hace un par de años. La edición de la híbrida japonesa es exactamente igual que estas, aunque con algunas limitaciones a nivel visual (como viene siendo costumbre en sus ports).
Os puedo decir que me he teletransportado hasta mi yo del pasado, a aquel que disfrutaba enormemente de uno de los mejores juegos de conducción arcade y mundo abierto que recuerdo. ¿Recordáis cuando se pusieron de moda estos escenarios en títulos de este género? ¿Cuando Electronic Arts cuidaba mucho la selección de música en todos sus títulos? Burnout lo abrazó imitando el estilo que títulos como Need for Speed Underground 2 tomaron como propio con calidad y éxito, pero manteniendo la esencia de su loca conducción: aquí lo más importante son los choques y los Takedowns.
Paradise City estará abierta desde el primer instante en el juego, pudiendo recorrerla con total libertad. Cada cruce y cada semáforo contará con una prueba o carrera que podremos completar, haciendo que la exploración sea orgánica y eficaz: conducimos unos metros para localizar una prueba y la iniciamos casi al instante. No hay tiempo para más. Solo conduces, evitas chocar, completas una prueba y conduces hasta la siguiente. Ni perdemos tiempo en el taller instalando modificaciones ni es necesario pensar en mucho más que en seguir pisando el acelerador.
Hay una enorme cantidad de vehículos disponibles, entre coches y motos de diferentes estilos. Algunos irán mejor para las carreras por su velocidad, otros irán fabulosos en las pruebas de destreza (donde tendremos que ganar puntos derrapando, soltando y haciendo el cabra) mientras que otros serán perfectos para estampar a los rivales. Desde Burnout 3: Takedown, lanzado en el año 2004, la saga se ha caracterizado por incorporar estos brutales movimientos donde se nos invita provocar que los rivales se estrellen. Pero ellos harán lo mismo con nosotros, así que las carreras terminan convertidas en un loco y cruel espectáculo de metal y destrucción. Pero qué divertidas.
Es verdad que Burnout Paradise se percibe algo antiguo en 2020, por esta manera de ofrecer el mundo abierto (tan de su tiempo) y sin mucha preocupación por querer ofrecer algo más que entretenimiento directo. Pero continúa siendo fabuloso. Nintendo Switch, además, se antoja como una plataforma ideal para poder echar jugar unos minutos en cualquier momento y dejarlo en reposo para cuando nos vuelva a apetecer. Es un título que, a nivel personal, no podría disfrutar plenamente en largas sesiones de juego, pero que a pequeños picotazos entra de maravilla.
La versión para Nintendo Switch de Burnout Paradise Remastered tiene altibajos. Se ve bien, corre a 60 fps constantes, pero se notan algunos recortes de las versiones de las otras plataformas y a veces peca de ser demasiado oscuro. Sin embargo, aquí lo que importa es conducir, seguir pisando el acelerador a pesar de que el peligro roza la carrocería de tu vehículo e intentar que el próximo accidente lo tengan tus rivales y no tú. Qué divertido y qué pocos videojuegos de conducción arcade han podido alcanzar a esta época dorada. Que vuelva Burnout, por favor.
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