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A Link Between Worlds, entre el remake y la secuela

¿Hace falta apelar tanto a la nostalgia?
Por Víctor Junquera

Eiji Aonuma ha declarado en más de una ocasión que siente la necesidad de ir cambiando poco a poco las convenciones de The Legend of Zelda, pero no puede haber un cambio drástico porque los grandes fans no estarían de acuerdo, y precisamente ese factor es la convención que más lastra a la saga, llegando hasta el punto de volver atrás hasta el 1992 de A Link to the Past.

 

Por lo que se ha visto en los tráilers oficiales y lo que ya se ha podido ir sabiendo, el hecho de ser una secuela directa de A Link to the Past generará una sensación de déjà vu constante en A Link Between Worlds para quienes hayan jugado al primero, teniendo en cuenta que vamos a recorrer la misma Hyrule. Nada fuera de lo normal para quienes hayan llegado hace poco a la saga, que podrán disfrutar de la calidad del gameplay de antaño con las mejoras de hoy en día, pero a quienes ya sabemos de qué va esto, se nos queda una sensación de casi remake.

 

(ATENCIÓN: TRÁILER ABUNDANTE EN SPOILERS)

 

 

Recolectar objetos clave superando mazmorras, conseguir la Espada Maestra y superar más mazmorras hasta conseguir el poder necesario para abatir al jefe final. En realidad, el déjà vu se repite durante toda la historia de la saga, pero es más una seña de identidad que no se debería cambiar dado que la gracia está en las mazmorras, pero nunca hay que descuidar el overworld y la historia, y da la impresión de que A Link Between Worlds ha dejado de lado justo esto por ser otro de esos Zelda portátiles que no importan tanto y que pueden sacar tras poco tiempo de desarrollo para salir del paso.

 

Mucho cuidado con esta nueva entrega. El recuerdo de muchos fans con A Link to the Past como su favorito indiscutible de la saga puede causar el efecto contrario del esperado con A Link Between Worlds y que sientan que han aprovechado el tirón si la trama y los nuevos momentos no justifican la repetición del mundo. Sólo queda confiar en que Lorule y el nuevo poder de entrar en las paredes puedan compensar la falta de originalidad que se respira.

 

Estirar tanto la goma de la nostalgia es contraproducente para la búsqueda de la innovación.


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