9 Monkeys of Shaolin no nos hace bailar con su combate y es algo fundamental en un beat'em up
Mañana, día 16 de octubre de 2020, se estrena en PS4, Xbox One, Nintendo Switch y PC el título 9 Monkeys of Shaolin. Se trata de un beat'em up desarrollado por Sobaka Studio y que se inspira en las grandes películas de artes marciales de los años 70. Seremos un luchador chino que, armado con un palo, tendrá que ir acabando con todos los enemigos que se pongan por delante con un avance clásico en 2D en escenarios con profundidad, con un sistema de mejora progresiva y de adquisición de habilidades. Yo ya he podido jugar unas horas y aunque el juego está apañado y resulta entretenido, no me hace bailar con su combate.
El género del beat'em up es añejo y simple a la vista, pero en su sencillez está la complicación de ofrecer una experiencia interesante. La saga Streets of Rage (probad el último Streets of Rage 4 y haceros un favor) es un gran ejemplo de cómo se debe generar su combate: como si fuera un baile. Te agarras a su cintura, te devuelve el apretón, comenzáis a dar vueltas con fluidez y las horas pasan en cada movimiento que parece diseñado como parte de una coreografía profesional. La acción debe transcurrir con elegancia y con placer, propiciar cada golpe debe ser un gozo y realizar los combos también. Estas ricas sensaciones también se trasladan a otros grandes juegos de otros géneros que encuentran en sus combates la base de su experiencia: Sekiro es un juego musical de ritmo.
9 Monkeys of Shaolin no sabe hacernos bailar en su combate, núcleo fundamental de la experiencia de un beat'em up. Los enfrentamientos son entretenidos y suponen un reto, pero todo se siente demasiado articulado. Pegamos pisotones a nuestra pareja en lugar de bailar porque no estamos cómodos, no nos sabemos la canción y no nos han enseñado a realizar la coreografía correcta. Improvisamos en cada caso con tres tipos de ataque que vienen bien para cada ocasión, pero que no se combinan con fluidez. Terminamos aporreando el botón de ataque, utilizando el ataque largo para aproximarnos a los enemigos y reflejamos las ofensivas lejanas en el momento adecuado. Como decía, no hay ritmo cuando toca pulsar los botones correctos, los ataques de los enemigos tardan demasiado en llegar y nuestras acciones son muy lentas para que se produzca la magia de los golpes.
Avanzamos por las fases y podemos ir desbloqueando nuevas habilidades y tipos de ataque que mejoran un poco estas sensaciones, pero la base continúa siendo la misma. 9 Monkeys of Shaolin es un juego entretenido pero que un poderoso bien a otras producciones antes que a sí mismo, al darnos cuenta de lo bien que funcionan los bailes en otros exponentes que lo hacen mejor, incluso fuera del género.
Un videojuego que incorpora combates de este estilo debe hacerte bailar. La extraña sensación de ir improvisando los movimientos porque la música no tiene ritmo hace que a la larga dejemos el juego de lado, que no queramos seguir combatiendo, cuando el gozo de cada golpe debería ser el mayor premio de su progreso. Si os gusta el género os animo a que probéis la demo de 9 Monkeys of Shaolin, quizás os guste, aunque podéis dejar en el armario vuestras mejores galas y los zapatos de claqué.
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