Videojuegos y mitología nórdica: abriendo el apetito para AC Valhalla
No hay que echar la vista muy lejos para darnos cuenta que, aunque la mitología nórdica ha estado muy presente en el mundo de los videojuegos a través de alusiones a Odín, el Valhalla, Yggdrasil o el fin del mundo (Ragnarok), últimamente la cantidad de obras centradas únicamente en esta cultura han proliferado. Desde Skyrim y sus gritos a los dragones hasta el popular indie Hellblade: Senua’s Sacrifice, God of War, etc.
Incluso en otras áreas de cultura (Vikings, la serie del canal Historia o Vikings, el anime, la película de Thor de Marvel, la seriey novela American Gods, etc) la presencia de la cultura escandinava colapsa nuestras pantallas. Y esto, aunque no lo parezca, tiene mucho más sentido del que uno podría llegarse a imaginar al principio.
La mitología nórdica y su cultura dan un increíble juego desde el punto de vista videolúdico. No solo estamos tomando una civilización de referencia que se pasó la mayor parte de sus años en guerras y batallas rápidas, sino que sus propias creencias no están demasiado manidas, su mitología es confusa y rica en detalles y aporta a cualquier videojuego (especialmente los RPG que llevan alimentándose de ella años), una enorme cantidad de matices que parecen más originales que si usásemos a Zeus en comparación. Los dioses de los vikingos no son inmortales y su leyenda les fuerza a morir en una terrible batalla que acabará con la destrucción completa no solo de ellos mismos, sino también de la tierra. Esto hace que los dioses nórdicos, con sus cegueras y rencillas, parezcan más cercanos a los propios humanos que un Zeus o un Apolo que sobrevuelan la tierra embarazando a lo que pillen.
Al mismo tiempo, la mitología escandinava no se ha extendido demasiado, pero es realmente completa de por sí. Esto ha hecho de que juegos como la saga Final Fantasy, Tales of Symphonia o incluso el propio World of Warcraft hayan estado bebiendo de su hidromiel y alimentándose en sus festines con las valquirias durante mucho tiempo.
Las invocaciones en los Final Fantasy, incluyendo este delicioso remake del VII, nos permite traer a la vida a diferentes monstruos realmente peligrosos a través de invocaciones como Fenrir, uno de los monstruos nórdicos o incluso a Odín. En muchos de estos títulos, al invocar a Odín este aparecerá sobre un caballo de seis patas (aunque técnicamente deberían ser ocho) y con una lanza. Freya Crescent, de Final Fantasy IX, toma su nombre de la diosa del amor y la belleza nórdicas y, sin ir más lejos, Final Fantasy VII transcurre en Midgar, un nombre realmente similar a Midgard (la ciudad de los hombres según la mitología nórdica la cual fue creada a partir del gigante primigenio Ymir. Tifa y Cloud nacen en Nibleheim, la cual suena realmente parecida a Niflheim, el lugar donde los héroes nórdicos que mueren en batallas de forma poco heroica van a pasar el resto de la eternidad. Las referencias al pasado de Cloud, sin hacer ánimo de spoilers, no pueden estar más claras al saber el significado de este nombre.
Yggdrasil también es una presencia continua en muchos JRPG (como en Dragon Quest XI, del que os hablé en otra ocasión), pero en Tales of Symphonia simplemente es una locura. El primer juego centra todo su argumento alrededor del árbol nórdico mítico de la vida (Yggdrasil), mientras que el segundo te mostrará cómo Emil se convierte en un “Señor de Ratatosk” (un dios responsable de todos los semidioses del mundo). Por cierto, por si os lo preguntabais, Ratatosk en la mitología nórdica es la es la ardilla que recorre las ramas del árbol entregando mensajes.
En World of Warcraft te encontrarás con los árboles Teldrassil y Nordrassil: dos árboles gigantes que hacen referencia a Yggdrasil. Al mismo tiempo, en una de las expansiones tendrás que luchar contra Jormungar, el cual recibe su nombre del hijo de Loki. También tienes una zona completamente diseñada al estilo vikingo (con sus barcos), dos dioses principales (Thorim y Loken) y tendrás que llegar hasta Ulduar para conocer a Thorim, al cual le han lavado el cerebro.
Sin embargo, tal y como veis, muchos de ellos se limitan a picar entre nombres y localizaciones, sin tomarse en serio la enrevesada cultura y mitología escandinava (os animo a leer sobre el tema). Son pocos, como en el caso de Hellblade, los que realmente realizan una tarea de reconstrucción interesante. Y sin embargo, conforme juegas a Hellblade, descubres que estás completamente inmersa en la cultura nórdica, rodeada de caos y de miedo al Ragnarok sin necesidad de aprenderte las relaciones existentes entre los dioses y sus rencillas inacabadas. Solo sabías una cosa: que el fin del mundo se acerca y que lo único que puedes hacer para salvarte es matar, apuñalar y beber mucha hidromiel para entrar en el paraíso.
Ahora esperamos expectantes la salida de Assassin’s Creed Valhalla y sus probablemente poderosos esfuerzos por trasladarnos al completo la mitología nórdica. ¿Simplificarán la presencia de los dioses en el día a día vikingo? ¿Se centrarán más en el choque de culturas con los sajones? ¿O nos encontraremos inmersos en horas de lecturas sobre dioses podridos y venganzas chirriantes? Solo el tiempo (u Odín), lo dirá.
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