Super Mario World sigue siendo un juegazo
Super Mario World llega a New Nintendo 3DS, no a la 3DS original, solo a la New; lo cual es comprensible, la 3DS no tiene potencia suficiente para mover Super Mario World, menos mal que la New sí. Apagando el modo ironía, y no queriendo entrar en debates acerca de su incompresible y elevado precio de descarga, o el inexistente cross buy de Nintendo, hay que decir que Super Mario World es una maravilla. Eso es algo que ya sabemos, y lo es no porque sea bueno, sino por un carácter de atemporalidad que rodea a todos los Mario y que en este está muy presente.
Jugar a Super Mario World hoy sigue sorprendiendo. Lo normal sería que los aspectos positivos de un videojuego desarrollado en 1990 se hubieran repetido en otros títulos actuales, mejorado en productos recientes y estuvieran ya muy vistos a día de hoy, pero no. Las cualidades de su mapamundi, la manera de sugerir las nuevas zonas a las que llegar, los secretos en sus niveles y las casas Boos, son ideas que uno recibe hoy y siguen siendo tremendamente actuales. Si un Super Mario World saliera a día de hoy, sin ser de Mario pero con todas estas ideas, muchos lo señalaríamos como un soplo de aire fresco al género de las plataformas. Curioso.
Hay una idea esencial en la manera de diseñar de Miyamoto que me fascina: intentar mantener siempre la sencillez del concepto original pero añadiendo nuevas posibilidades en torno a este, más dificultad y opciones. Lo que voy a decir ahora es una simple gota en el interesante mar jugable de Super Mario World, pero es que me encanta cómo se pueden emplear los caparazones de los Koopa Troopa. Cuando ahora recogemos uno, desnudamos a su propietario de él, quedando en cueros y demostrando que no es una tortuga, que es otra cosa. Con él en las manos tenemos una protección frontal, y trasera si nos giramos. Cuenta dos maneras de emplearla también como ataque: hacia adelante y hacia arriba, pudiendo destrozar tanto enemigos como bloques.
En los siguientes títulos de Mario el uso del caparazón evoluciona hasta poder recoger monedas inalcanzables lanzándolo contra ellas, aquí todavía no. Me encanta esta relación entre personaje y enemigo, y como aún siendo Mario pequeño, estando totalmente expuestos, contamos con la posibilidad de derrotar a un enemigo, quitarle su arma, y usarla como un objeto de ataque y defensa exprimiendo ese concepto tan sencillo de control de sujeta y dispara. Hablamos de un uso profundo de un ítem que en realidad es un elemento de un enemigo.
Esta elegancia define el grueso jugable y de diseño de niveles de Super Mario World, y es el motivo por el que es un juego que, a día de hoy, guarda una frescura inusitada. De nuevo, sí, es caro, no tiene cross buy con Wii U o Wii, pero este fin de semana me lo he pasado genial recuperando el momento en el que Yoshi conoció a Mario, y se comió un caparazón de tortuga.
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