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Recordando a Mike Singleton

Descanse en paz, maestro
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Es curioso la cantidad de nombres dispares que suenan hoy dando cara a la industria. Gabe Newell, Jade Raymond, Suda 51... sin embargo, y sin restarles los méritos que han ido atesorando a lo largo de su carrera, difícilmente podrían llegar a atisbar siquiera los logros de Mike Singleton, genio donde los haya que, por desgracia, acaba de dejarnos el pasado día 10 de octubre.

 

Mike Singleton

 

Por supuesto que el nombre de Singleton le sonará a chino a los más jóvenes del lugar, pero a él le debemos sin duda alguna algunos de los títulos más míticos de los que pueda presumir el catálogo del clásico Spectrum, amén de haber sido uno de los padres del RPG y de la estrategia tal y como la conocemos ahora en el mundo de los videojuegos. Pero antes de ello, nuestro hombre ejercía como profesor de lengua en el pueblo de Ellesmere Port, en Chesire, Inglaterra... hasta el momento en el que cayó en sus manos un Commodore PET, en el que aprendió por sí mismo el lenguaje BASIC de la máquina. Trasteando, realizó un juego de carreras de caballos llamado Computer Race, del cual hizo uso un establecimiento de apuestas y quinielas de la localidad.

 

A Singleton le gustó eso de programar jueguecillos, abriéndose ante él lo que sería un universo virtual en el que su imaginación pondría los límites. Comenzó con pequeños arcades después de aprender a programar en el código máquina del procesador 6502, y lanzó para la casa PetSoft un título llamado Space Ace (nada que ver con el emblema "quick time event" de Don Bluth) que vendió estupendamente, hasta el punto de que la mismísima Sinclair se hizo con sus servicios de cara a proporcionar al nuevo ZX81 un software a la altura de las circunstancias. Desarrolló lo que él mismo denominó Proyecto GamePack1, que no era otra cosa que una serie de juegos con la particularidad de que cada uno de ellos pesaba justamente 1 kilobyte de memoria. Sobra decir que, siendo de los primeros ejemplares de software que se vendían para el ZX81, el éxito estaba asegurado, y Mike Singleton se embolsó una buena cantidad de libras al bolsillo.

 

LordsOfMidnight

 

Ya en 1982, decide abandonar definitivamente el trabajo de profesor para dedicarse de pleno al desarrollo de videojuegos. Aficionado como era a los juegos de tablero y a la estrategia y rol por correo, Singleton pensó en que estas metodologías serían bastante idóneas para recrearlas en los microordenadores. Después de programar los apreciados Seventh Empire y Treachery, se volcó de lleno en lo que era plasmar para el ZX Spectrum lo que se consideró como el culmen de los juegos de estrategia y aventura, planeando una trilogía que volvería locos de entusiasmo a muchos usuarios de la época. Así nació la Midnight Series, compuesta por Lords of Midnight y Doomdark's Revenge, quedándose en el tintero el tercer capítulo: Eye of the Moon. En cualquier caso, Singleton realizó una obra muy capaz de dejar enano a cualquier otro proyecto realizado para los ordenadores de la época, manejando unas dimensiones, unos parámetros y moviéndose todo en un entorno lúdico que atrapó a propios y extraños.

 

Años después lanzaría War in the Middle Earth, siguiendo muchos de los preceptos anteriormente retratados, pero basándose en el universo de El Señor de los Anillos. No obstante, con la entrada de las computadoras de 16 bits Singleton tuvo otro logro de lo más particular con las dos entregas de MidWinter, juegos capaces de mezclar lo bélico con la estrategia a la par que recreaba un mundo tridimensional por el que podíamos batallar con absoluta libertad, manejando mil cosas y alucinando al personal con su apartado técnico. Incluso en tiempos recientes supo dejar su sello, siendo uno de los pocos programadores veteranos que supieron adaptarse a los nuevos tiempos trabajando en obras notables como Indiana Jones y la Tumba del Emperador, Wrath Unleashed, Race Driver: Grid o el magnífico Gauntlet: Seven Sorrows.

 

tlom 1

 

Mike Singleton nos ha dejado con 61 años, víctima del cáncer. No obstante, también nos ha dejado una herencia jugable que, aún con el paso de los años, destila una magia muy difícil de encontrar en las producciones de hoy día. La pasión con la que desarrollaba sus ideas y un arte que brillaba cuando sus manos se posaban sobre el teclado hacía de su obra una producción a todas luces impagable. Respetuoso con sus alumnos, reconocida buena persona por parte de todos sus allegados y un genio del ocio electrónico... así era Mike Singleton. Descanse en paz, maestro.


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