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Pokémon Sol y Luna enseña a cómo cambiar sin hacerlo

Todo gracias a la relación entre gráficos y coherencia
Por Adrián Suárez Mouriño

Los gráficos no son importantes, es algo que se repite mucho, pero también una afirmación que tiene muchos matices como vemos en Pokémon Sol y Luna. La prensa mundial se ha rendido al último juego de Game Freaks repitiendo una interesante frase: todo ha cambiado para que todo siga igual. Algo tan necesario como difícil de hacer bien.

 

Pokémon Sol y Luna sigue siendo lo mismo en lo más hondo de su corazón, pero su cuerpo, sus brazos y su piel son distintas. Todo comienza con un motor que permite un movimiento de cámaras suave y unos personajes grandes, estilizados y más humanos. Eso hace reflexionar sobre el tamaño de los Pokémon en pantalla, y también acerca de cómo se encuentran entrenador y criatura en el combate. Es decir, con un estilo gráfico que busca una representación más humana, una escala más creíble y más coherencia. Se inician así los mecanismos para que eso afecte a la jugabilidad y al desarrollo mismo de la aventura.

 

¿No sabe o sí recuerda un entrenador que está en el combate los ataques más útiles? Pues claro que sí, ¿no tiene más sentido montar a un Tauros que hacer abuso de una MO? Pues claro; esa búsqueda de la coherencia también se extiende a Rotomdex, que es la Pokédex con vida propia y a que las secciones de Pokérelax se integren en el propio ritmo de la aventura, dejando un margen tras el combate para mimar a nuestra criatura; y suma y sigue.

 

 

Resulta interesante analizar así estos cambios gráficos y de estilo visual que ha desarrollado Pokémon, porque invitan a modificaciones profundas del propio estilo de juego. Videojuegos como la saga The Legend of Zelda o Super Mario Bros saben mucho de cómo un cambio de estilo visual es el pistoletazo de salida para otros de su gameplay, pero tendría que serlo para más juegos. Sagas con un alto grado de inmovilismo tendrían que reflexionar acerca de esto y cambiar, ¿y cómo? Pues partiendo de un sencillo cambio gráfico y analizando cómo esa evolución afecta al resto de los elementos del mundo de juego, modificándolos en consecuencia y obteniendo así una coherencia que mejore el cómputo del título, sin traicionar nunca la esencia del título.

 

Así Pokémon Sol y Luna ha obrado el milagro: es lo mismo de siempre, pero al jugarlo parece que estemos viviendo una aventura distinta a las anteriores.


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