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Nintendo saldrá del agujero, con nuestro apoyo.

Saltándose los filtros habituales
Por Víctor Junquera

Estos días, de Nintendo, se han vertido pestes y vomitado insultos. Las como son, es normal. Los jugadores sentimos, al comprar una consola, que firmamos un contrato vitalicio para que se nos entretenga, por lo menos, durante cinco años. Pero a menudo olvidamos que siguen siendo una empresa llena de personas reales que trabajan duro, que los tiempos cambian y que los modelos de negocio mutan. Y a Nintendo todo esto le ha pillado de golpe.

 

Pero hablamos de un equipo que marcó, hito a hito, la historia de los videojuegos. Super Mario Bros 3 se sacó de la manga la verticalidad de los escenarios horizontales, Super Mario World coqueteó con uno de los primeros mundos abiertos, ricos y mutables con nuestras acciones, The Legend of Zelda definió cómo una aventura tenía que ser. Mario 64 hizo escuela con su ritmo, técnica y jugabilidad. Aún a día de hoy se mea en la cara de muchos plataformas tridimensionales. Con Wii consiguieron que no hubiera humano en el mundo que no comprendiera que los videojuegos no eran sólo para frikis. Y todo esto sin mencionar que, prácticamente, ellos inventaron el juego portátil.

 

 

Las iras hacia la compañía llegan por exigirles que vuelvan a darnos eso, un pedacito de su magia, pero tenemos que ser consecuentes con la realidad: el mercado de los videojuegos va por un camino que a Nintendo no le interesa. No es que no puedan, es que no quieren ir por la senda por la que sí van Sony y Microsoft. Ayer mismo, Iwata hablaba de que su compañía se abriría a otros mercados, en principio ajenos al videojuego: salud, estilos de vida y educación; todo para forjar una serie de sinergias que concluyan en algo nuevo. A su vez, ponían sobre la mesa la idea de algo distinto a lo ya visto, aparentemente un soporte, que vaya más allá de consola, móviles o gafas de realidad aumentada.

 

Ésta es la vía que quiere seguir Nintendo. Como hicieron en su día llamando juguete a una videoconsola con un robot, y salvando al videojuego de la crisis, ahora pretenden algo que recuerda a aquello: mercados transmedia, ideas convergentes y, sí, encontrarse a sí mismos. Posiblemente esto generará nuevos odios, pero yo lo celebro. Dejad a Sony, a Microsoft y al mundo del PC encontrarse y transformarse en lo mismo, optimizando recursos, acercándose a la realidad y viviendo su mundo (delicioso y que disfruto como un enano, ojo), pero permitid a Nintendo hacer lo que mejor saben hacer: evolucionar y revoluconar conceptos, sean jugables o referidos a sus soportes.

 

Hay veces que las compañías tienen que equivocarse, arrepentirse y volver a empezar. Gracia a una situación similar, Sony se sacó de la manga el PSPlus y ahora todos estamos contentísimos cuando, hace menos de un año, la posesión de una PS3 no era algo de lo que presumir. Ahora le toca a Nintendo reflexionar y transformarse en la compañía que tienen que ser y que todos amamos. Porque aunque la ciencia se empeñe en decir que no existen, nunca hay que dejar de creer en los unicornios. Y en nuestro mundillo, los unicornios se llaman Nintendo.


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