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Nier: Automata consigue que me esfuerce por el 100%

Coleccionables y misiones con valor narrativo
Por Brenda Giacconi

¿Recuerdas ese videojuego que se convirtió en obsesión? Sí, ese que completaste sin poner a prueba tu paciencia, casi sin esfuerzo, de lo mucho que te gustaba. Yo no suelo encontrar juegos que me impacten de tal manera. Personalmente, nunca he sido de las que se pasan un título al 100%. Las historias, si me interesan, sí que las termino, pero casi nunca me había dedicado a desentrañar los detalles de una obra a partir de sus coleccionables, misiones secundarias y zonas secretas. 

 

Siempre lo he visto como una excusa para alargar las horas de juego. Quizás porque suelen ser unos cientos de elementos tan sumamente escondidos que, en la mayoría de ocasiones, termina en una búsqueda en Internet y olvidados de nuestra experiencia. También pueden tomar la forma de una curva de dificultad notablemente inclinada reutilizando las dinámicas presentadas durante la aventura. Sea como sea, y según lo que pensaba hace unas semanas, no se trataban más que de pruebas virtuales de que te habías devorado un juego hasta las migajas. Un aspecto casi prescindible dentro de un medio que puede contar tantas cosas. Pero esta perspectiva ha cambiado desde que descubrí Nier: Automata.

 

Nier: Automata

 

Nier: Automata me llamó la atención por un argumento misteriosamente explicado, típico formato de tráileres, y el lema que tan noblemente resonaba: "Glory to Mankind". Sin embargo, y antes de empezar un heroico lance entre androides y conquistas alienígenas, tuve que documentarme y ponerme a mí misma en contexto, ya que sabía que conocer la historia de la primera entrega, Nier, me permitiría entender grandes pinceladas del universo creado por Yoko Taro. Un universo que se extendía más allá de la saga y arañaba ligeramente las aventuras de Drakengard.

 

Porque toda la imaginería alrededor de Nier nace del famoso final E del primer Drakengard, un camino alternativo que culmina en uno de los jefes más cautivadores y enigmáticos que haya visto nunca. Y, a la vez, una ruta que requiere de cierto sacrificio por parte del jugador, pues la obtención de todas las armas del juego (un total de 65) es la clave para descubrir lo que propiciaron los eventos de Nier.

 

Puesto el contexto, dentro de todas las características que hacen de Nier y Nier: Automata unas obras dignas del nombre de Yoko Taro, entre las cuales destacan historias desgarradoras y una sensación de vacío en el interior cuando se terminan, se encuentra este ya clásico sistema de los 5 finales (A, B, C, D y E). Y, siguiendo la estela de títulos anteriores, el desenlace E también se desbloquea a partir de la obtención de una cifra elevada de armas. En otras palabras, coleccionables.

 

Armas Nier: Automata

 

No obstante, y aunque las armas a simple vista sean objetos de poca utilidad más allá de la visualización del último final, desde que he empezado el juego he estado buscándolas como una loca. Porque cada una de ellas cuenta con un pasado que no se relaciona, normalmente, con los sucesos de la línea principal de juego. A pesar de considerarse, técnicamente, coleccionables, cuentan con un aura (en este caso lúgubre porque estamos hablando de armas y Yoko Taro) que hace que valga la pena invertir tiempo en su búsqueda. Y esto se repite en las misiones secundarias, algunas de las cuales se destacan por un trasfondo algo oscuro y una conclusión triste. Porque su resolución da lugar a obtener más información sobre el mundo en el que jugamos. 

 

Y sí, no son más que características que hacen de estos títulos una obra de autor, pero, mientras otros juegos proponen búsquedas exhaustivas y aburridas, o misiones repetitivas de recolección sin sentido alguno, Yoko Taro ha conseguido engancharme. Nos invita a intercambiar horas de juego de recorrer el mapa de punta a punta con la valiosa recompensa de más contexto narrativo dentro de un universo que nos interesa.

 

En un sector donde prácticamente cada día salen al mercado videojuegos nuevos, y donde hay una interminable cacofonía de recomendaciones, opiniones e intercambio de historias, cuesta comprometerse con un título como para completarlo al 100% cuando ese esfuerzo no cuenta nada especial. No obstante, Nier: Automata me está demostrando que ese sacrificio vale la pena, que voy a descubrir más sobre una historia que, seguramente, me dejará el corazón hecho trizas. No sé si estoy preparada para ese trabajo y golpe de efecto final, pero sí que estoy determinada a conseguirlo.


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