Los videojuegos saben crear tensión mejor que nadie

He jugado a Firewatch estos días y, aunque el juego es cortito y se centra mucho en la reflexión sobre el personaje que manejamos, hay algo que me ha cautivado sobre él por encima de su preciosos paisajes y su brillante doblaje: la tensión. Parece mentira que un juego tan sencillo pueda ponerte tan firme sobre la silla en determinados momentos con tan solo unas pocas pinceladas de misterio, un poquito de interacción y unas cuantas frases escritas y habladas. 

 

Desde luego, los videojuegos son capaces de crear tensión como el mejor cine, si no mejor. Creo que no he visto ninguna película capaz de generar el estrés de Alien Isolation en sus primeras horas, hasta que comprendes los patrones del xenomorfo. Y hablamos de un videojuego que bebe de lo que primero hizo una película, pero que lo mejora por la capacidad interactiva y de sentirse uno mismo dentro del personaje que lo está pasando mal. 

 

 

Como por lo general solemos infravalorar la capacidad de los videojuegos, porque todo el mundo acepta que no son un arte a la altura del cine, la música o la literatura, también asumimos que generar ciertas sensaciones está fuera de su alcance. Aunque sea un medio centrado en el entretenimiento ligero y en la diversión rápida, las excepciones a Call of Duty, FIFA y Assassin's Creed están ahí para demostrar que también pueden ser valorados por cómo indagan en nuestro estado anímico.

 

Citaba Firewatch por lo complejo que es todo el tema de la soledad en el juego, o Alien Isolation por la indefensión constante que sientes en los pasillos de la Sevastopool; pero uno de mis sagas favoritas también consigue esto por métodos distintos. Hablo de la saga Souls, por supuesto, y de cómo te hace apretar el culo cada vez que te topas con un nuevo enemigo o que tienes un pasillo estrecho por delante. La manera en la que pueden jugar contigo los escenarios y enemigos, los ruidos y las sombras o tu propia imaginación se hace mucho más evidente cuando tienes que moverte tú y eres tú también quien hace frente a los horrores. 

 

Por algo tan sencillo como esto, por ser capaces de ponerte dentro del entorno hostil y hacerte a ti actor de los malos momentos, siempre pienso que el videojuego podría superar a esas artes que todos aceptamos, por herencia casi, como superiores. Me pregunto si en unos años se habrá aceptado todo esto tan fácilmente como nosotros asumimos que las mejores historias se cuentan en los libros y las mejores epopeyas, en el cine. 

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