1. Mundogamers
  2. Noticias
  3. PS4

Lo mejor de Devil May Cry 5 sigue siendo el tono gamberro

Acción pasada de vueltas, pero distendida
Por Julián Plaza

La chulería es algo que, bien llevado, puede dar matices muy interesantes al combate. Las peleas de la saga Yakuza serían muy distintas de no tener eliminaciones especiales con las que te tronchas de la risa, y Bayonetta perdería su punto macarra si su protagonista no tontease con el caramelo de palo mientras esquiva enemigos gigantes. Es algo característico y fundamental de estas obras, no puede extirparse.

 

Lo mismo pasa con Devil May Cry, una de las muchas genialidades del señor Hideki Kamiya. Porque las aventuras de Dante y sus allegados no serían lo mismo si no estuviesen llenas de chascarrillos, momentos en los que un monstruo imponente queda ridiculizado o situaciones en las que lo más importante es llevarse un trozo de pizza a la boca. Da igual que te ensarten en el intento.


 

Todo esto parece regresar con Devil May Cry 5. Nero siempre guarda un conejo en la chistera en cada conversación, y es algo que funciona de maravilla cuando esta es entre él y un demonio gigante con la intención de comérselo. Pero aquí la cosa va más allá de las frases, y este tono pasado de rosca también se transmite a las escenas. Es algo que ya hemos podido ver en el clip de la Gamescom, con esa furgoneta que cae convenientemente encima de Nero por la parte de la puerta, o ese coche rematado con el empeine como si hubiese que marcar gol.

 

En realidad es algo que nunca se ha ido, incluso el criticado DmC de Ninja Theory guarda en mi memoria muchos de los mejores momentos en ese sentido. Bebés cuyas caras solo puede querer una madre, destructores de mundos a los que llamar cara culo, o peleas para ver quién era el último en decir ‘que te dén’. Pueden parecer cosas ajenas a la experiencia, al gameplay puro, pero no jugaríamos igual sin estos prolegómenos e interludios. El tono no sería el mismo, y qué bien que se mantenga en DMC5.


<< Anterior Siguiente >>