Elite: Dangerous llega al fin a PS4, y es ENORME
Elite: Dangerous llega finalmente a PS4 y, advertidos estáis, lo hace con el objetivo de quedarse con todo vuestro tiempo de jugadores gracias a un inmenso, vasto, cuasi infinito y ENORME universo. Un universo a juego con las posiblidades que incluye, y que se basta y se sobra para mantenernos años a los mandos de nuestra nave, como ya han descubierto los usuarios de PC y Xbox One, quienes forman desde hace años parte de una gloriosa y potente comunidad.
Hablar de Elite: Dangerous es hablar de Ian Bell y Dave Braben, y hablar de un juego que ya empezó a mostrar la cara en 1984 en los sistemas BBC Micro y Acorn Electron, si bien no tardaría en ver la luz en Spectrum, Amstrad, MSX, Atari ST e incluso NES, Commodore 64, PC e IBM. Elite era el primero de la saga y, a la vez, el mismo juego que a día de hoy es Elite: Dangerous, con todos los saltos que la tecnología actual permite a nivel de rendimiento, sonoro y visual.
Bienvenidos al universo
Tras más de 30 años de la aparición de su primer proyecto, cinco años de su exitoso crowdfounding, tres años de su salida en PC y dos de su lanzamiento en Xbox One, Elite: Dagerous llega finalmente a Playstation 4, y advertidos estáis, váis a enfrentaros al que posiblemente sea el juego más amplio, potente y ambicioso que ha visto la luz en la consola de Sony.
Alumbrado por los logros de haber inspirado con su primera parte a juegos como Wing Commander, Star Citizen, EVE Online, Freelancer y, por supuesto, No Man's Sky, Elite Dangerous se muestra como el hermano mayor del juego de Hello Games, un título que está para poca broma y para poco colorido, y que se toma en serio su planteamiento de juego para intelectuales sin dejarse llevar por las presiones que acabaron por derribar las primeras intenciones del título de Sean Murray.
Elite Dangerous es serio en todas sus facetas, un auténtico simulador espacial en el que todo se mueve a golpe de menú con un número de opciones que al principio asustan y luego dan pesadillas, pero que una vez vas aprendiendo a controlar hacen del juego una grata experiencia que requiere muchas horas pero que da como resultado una sensación de descubrimiento y automejora que pocos, muy pocos juegos son capaces de dar a día de hoy.
Antes de correr debes aprender a andar
Elite Dangerous es enorme en sus propuestas, lo que hace que tengamos que estar muy atentos para sacarle todo el provecho a las casi infinitas opciones que ofrece. Para que os hagáis una idea de su complejidad, el título de Frontier Development incluye una serie de tutoriales que, fácilemente, pueden teneros liados toda una semana, y eso sin contar con los vídeo-tutoriales y los escenarios de entrenamiento.
Un tutorial para aprender a manejar los diversos controles de velocidad de nuestra nave nodriza, nuestro SideWinder, que incluye velocidad de crucero -velocidad de transporte 'normal' con la posibilidad de usar la propulsión-, velocidad de super-crucero -alta velocidad para movernos por los diversos sistemas solares y galaxias-, y velocidad de salto o hypervelocidad, que nos permite viajar a otros rincones del uiniverso en un pestañeo. Suena sencillo, pero el resultado es una serie de menús y medidores de debemos controlar al dedillo si queremos aprender a entrar en la atmósfera planetaria o la órbita de una estación espacial sin estrellarnos por el camino o salir rebotados.
Junto a este, tenemos tutoriales de combate, tutoriales de minería, tutoriales de combate avanzado, control de cazas y manejo de vehículo de superficie. Todo con sus propios menús, tablas de operaciones y control que nos llevarán a hacer cosas tan locas como desactivar algunos sistemas para derivar la energía a otros sistemas, piratear asentamientos terrestres, derribar acorazados con ayuda de IAs o jugadores reales y comerciar, piratear, minar, transportar pasajeros, buscar vida extraterretre y un largo etcétera que, espero, podré ir explicandoos más adelante según vaya aprendiendo a controlar este endemoniado y delicioso juego.
Merece la pena
Suena complicado, y creedme, lo es mucho más. Sin embargo es un título que gracias a su complejidad otorga una sensación de recompensa francamente deliciosa. Dedicar una tarde entera a aprender a aproximarte a un planeta o estación espacial y pasar de velocidad de super-crucero a velocidad de crucero, atravesar la atmósfera -o entrar en órbita- y descender a la corteza terrestre o encontrar la plataforma de aterrizaje puede llegar a ser un poco frustrante. Sin embargo, cuando lo consigues y aprendes a entrar en un planeta usando comandos manuales, atravesando núbes de tóxicos y gases para lograr depositar tu vehículo en el suelo sin un rasguño, el juego despliega ante ti parte de un encanto que se promete infinito.
Esta semana he aprendido a ser una hoja al viento, y aunque mi técnica en combate aéreo es similar a la de una patata cocida, soy genial eludiendo lásers y alcanzando la velocidad de super-crucero para evitar el combate, así como minando y capturando los minerales con mi contenedor de carga. Y esto es bueno en un título como Elite Dangerous, un juego que no es, ni de lejos, para todos los públicos, pero que para los que soñamos con explorar el espacio y no tenemos miedo a aprender, para todos los frikis que sueñan con Nieven, Asimov, Clarke o Carl Sagan, es un puñetero regalo.
¡Nos leemos!
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