Dificultad y originalidad en la Octo Expansion de Splatoon 2
Una de las pocas cosas que achaqué a Splatoon 2 fue una campaña excesivamente continuista, una repetición de la del original de Wii U que solo añadía más armas, mejoras y un mapa general más interactivo. Le faltaba algo. Sus jefes eran facilones y hasta el grandísimo enfrentamiento final con Octavio estaba un puntito por debajo de lo visto en el primer juego cuando uno se pone a comparar. Siendo justos, también era difícil igualarlo.
Aunque lo servido con el salto a Switch cumplía de sobras, daba la sensación de que no se explotaba el evidente potencial plataformero que ofrecen las mecánicas de Splatoon. Pues bien, estas demandas han sido servidas a modo de expansión, con un extra que va por faena y que pone las cosas difíciles desde el principio. Hisashi Nogami ha vertido aquí todas las ideas que tenía en el tintero, y el resultado da para horas y horas de juego.
En la Octo Expansión bajamos al metro de Cromópolis. En él nos toca reunir distintas piezas en varios mapas con forma de líneas de metro con un progreso, cuanto menos, peculiar. En lugar del típico avance unidireccional o con pocas desviaciones, aquí se ofrece un sistema de pantallas que va expandiéndose como una liana o, mejor dicho, ramificándose como propiamente hace cualquier línea de metro. Tú eliges por dónde tirar y cómo llegar a cada coleccionable, y lo cierto es que importa.
Porque toca pagar un peaje en cada pantalla y los puntos que ganamos al terminar son la misma divisa que toca pagar para jugar a las próximas. Cada reintento nos cuesta dinero, así que hay que elegir muy bien hacia dónde tirar y hasta replantearse si alguno de los retos nos está afectando a las cuentas globales. La variedad en el tipo de pantallas es contundente: puntería, lucha contra enemigos, plataformeo, retos de supervivencia, de ahorro de pintura y hasta fases más creativas como, por ejemplo, una en la que nos toca reconstruir un perrete hecho de cajas de cartón. Además muchos niveles pueden completarse con tres tipos de armas distintas, cada una asociada a un nivel de dificultad y con mayor o menor recompensa. El resultado es una suma de buenas ideas.
La Octo Expansion de Splatoon 2 no se siente como un contenido extirpado del juego base, algo que sí que podía llegar a pasar en otras expansiones como las de Breath of the Wild. Aquí tienes un plus dedicado específicamente a los valientes, a quienes quieren ser llevados al límite. Esta es la cara hardcore de las mecánicas de los inklings. Y sí, también hay jefes, pero eso mejor que lo descubráis por vosotros mismos.
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