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Demon's Souls, el origen del mito

Cómo From Software se adelantó a la nextgen
Por Bruno Louviers

Allá por el verano de 2010 me compré 2 juegos. El primero era lo nuevo de Rockstar, Red Dead Redemption, uno de los mejores juegos de esta generación para mi. El segundo, Demon's Souls, un juego que ni dios conocía, que era exclusivo de PS3 y que, sin embargo, llevaba tiempo esperando. Tras jugar unas horas al juego de vaqueros, me puse con el de las almas. Y no volví a la aventura de John Marston hasta pasado un mes y medio. ¿Cómo era posible? Así de bueno es Demon's Souls.

 

Por si no lo sabéis, la llegada a occidente del juego de From Software fue tremendamente turbulenta. No porque hubiera problemas para lanzarlo, sino porque no iba a hacerse, para empezar: solo se distribuyó en Asia. Era un juego solo para japoneses porque, vaya, probablemente solo ellos apreciarían su aplastante jugabilidad y su rolazo puro y duro. Qué equivocados estaban, porque la voz se corrió de que existía un juego impresionante que, curiosamente, en la versión que se vendió en Hong Kong, venía en inglés. Y el submundo de los jugadores más pirados de Internet empezaron a exportarlo.

 

 

Este fenómeno tuvo que encender la bombilla de Namco Bandai, que se hizo con el juego para distribuirlo por aquí, aunque era una bombilla de bajo consumo o algo, porque tardó año y medio en hacerlo. Y ni los gráficos malillos, ni su terrible estabilidad de frames ni que el online fuera a tirones o fallara más que una escopeta impidieron que el público lo amara con la intensidad de mil demonios.

 

¿Qué tiene de especial este juego? Sencillo: que cualquier pequeño triunfo sabe a gloria, motivo por el cual los grandes triunfos, esto es, matar a jefes que son montañas y que te matan de dos golpes; se sienten como si tocaras el cielo. Ahora bien, hasta que consigues triunfar, mueres muchas veces. De formas tontas, tras luchar y quedarte sin fuerzas, porque no tienes la mejor estrategia, porque necesitas un arma diferente, por lo que sea. Hay mil formas de fracasar en este juego y solo una de triunfar: siendo mejor. 

 

Demon's Souls tiene niveles del alma, pero lo realmente necesario para pasárselo es que nosotros mismos subamos de nivel, que aprendamos a esquivar y a predecir al enemigo. Es uno de los juegos más exigentes a todos los niveles, no solo en cuanto a dificultad. Y es también evocador: sus diseños son hipnóticos y rara vez te vas a encontrar con unos escenarios que digan tanto por sí mismos. 

 

 

Por último, era un juego revolucionario. Su online integrado es lo que hoy en día entendemos como nueva generación. From Software se sacó de la manga una idea genial: ¿Y si los jugadores, además de matarse a palos, pudieran ayudarse y dejarse mensajes en el mismo mundo? El resultado es algo diferente a todo lo que había en el momento. La comunidad que se generó alrededor de esta característica sigue siendo hoy impresionante a través de Dark Souls.

 

Demon's Souls es un juego único, por mucho que tenga ya dos secuelas 'espirituales', porque fue capaz de sobrevivir en la era del marketing gracias a su unicidad, a que realmente hacía sentir algo. Y no siempre era un sentimiento bueno, ojo, que yo soy famoso por haber roto un mando con todos y cada uno de los juegos de la saga Souls...


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