¿Deberíamos regular el precio del videojuego?
Estos últimos días han sido... durillos. Me he vuelto a encontrar con uno de esos juegos que como jugador no te molan nada y como profesional tienes que esforzarte por analizar intentando ir más allá de tus gustos personales y profundizando en su género, en el público al que está dirigido y en si es suficiente para ese otro público o si bien, como te dicen tus entrañas, no vale ni el precio que tiene ni el tiempo que vas a usar en jugarlo.
El título en cuestión es Black Clover Quarter Knights, por aquí tenéis el análisis. Un juego que me ha recordado el soberano cabreo que en su momento me causó Extinction y que vuelve a poner de manifiesto que el precio de los videojuegos es algo muy aleatorio y que, desde luego, no debería ser así. Por un lado, estos días hemos tenido Spider-Man a precio completo triple A en PS4: 59,90; por otro, Dragon Quest XI a precio amigo triple A: 54,90; a su lado, Divinity Original Sin II a 52,90 en PS4 y Xbox One, y finalmente, Black Clover Quartet Knights con el precio más caro: 61,90, perdiendo los papeles un poquito por el camino.
Mismo precio, distintas calidades
Digo mismo precio aunque está claro que en esta comparativa de Amazon el juego más caro, 61,90 euros, el mayor con diferencia respecto a un exclusivo triple A, la nueva entrega de una reconocida y esperada saga JRPG y un Divinity que, cómo os comentaba el otro día, es posiblemente el mejor ERPG de esta generación de consolas y PC, con perdón de otros juegos de Larian y Obsidian.
La sensación que me da esto es, como decía antes, la misma que me dejó Extinction, la de unas ventas que aprovechan el embargo de información para crear altísimas expectativas con un producto que saben que no llega al nivel de calidad que impera en esa franja de precio, pero que mantienen por si cuela. Unas ventas día 1 centradas en el público fan del anime en que se basa y un resultado final de descontento entre el público al que cada vez le cuesta más confiar en según qué productos.
¿Es necesario regular el precio del videojuego?
No soy fan de los organismos reguladores del estado, y casi menos de poner el asunto en manos de asociaciones y fundaciones que, al final, son casi peores que el estado en sí mismo. Sin embargo, sí parece necesario regular de alguna forma el precio de los videojuegos y tratar de hacer más sólidas las franjas clásicas que separan juegos triple A de juegos de serie B, juegos alternativos e indies.
En un momento de lanzamientos como el actual, con el catálogo de videojuegos cada vez más rebosante de estrellas en sus distintas franjas de presupuesto de desarrollo, tratar de pedir más por menos es un error que puede pasar factura a la compañía y se la pasa, seguro, al usuario. Sí, antes o después el precio se autoregula gracias al mercado de segunda mano y el descenso de ventas, pero para que exista esa autoregulación es necesario que antes muchos usuarios hayan pasado por el aro de comprar un producto insuficiente a alto precio y revenderlo a precio irrisorio haciendo funcionar los platos de la balanza del mercado.
Al final todo se resume, como siempre, a la necesidad de esperar, de no comprar el día uno cuando no lo tenemos claro, a fiarnos de nuestros instintos y conocer el funcionamiento de cada compañía. Una necesidad cada vez más urgente en un mercado que se salta sus propias normas y una industria capaz de crear lo mejor y lo peor dentro del mismo catálogo.
¡Nos leemos!
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