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Days Gone, niños zombies y cuchufletas

No es bueno pensar en los niños
Por Rafa del Río

No es bueno pensar en los niños, o si lo preferís, pensar demasiado en los niños te puede llevar a prisión. Es una frase que ya he usado varias veces en Mundogamers, pero no por ello deja de ser cierta, y sí, como habréis adivinado por el titular del texto, esto va por la reciente 'polémica' levantada alrededor del próximo exclusivo de Sony, Days Gone, y la aparición de los niños zombies como dianas móviles para la pistola del prota de este nuevo apocalipsis z. 

 

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¡¡Corred, corred, es el helicóptero de Julipán!!

 

La hipocresía del momento

Para los que hayáis cogido el tren en marcha, la cosa consiste en que tras haber lucido palmito jugable en varias presentaciones y haber sido cedido a los nombres propios de turno para que le den un par de vueltas con tiempo al juego, la aparición de niños zombies como enemigos asesinables en Days Gone ha hecho que algunos recuperen el debate de lo lícito y lo ilícito, lo puro, lo bello y lo capitalmente amortizable para lanzarnos la pregunta a la cara como si fuera una merluza recién pescada o una zapatilla mohosa:

 

¿Es decente matar a niños en los videojuegos?

 

Mientras esperamos la respuesta por parte de las autoridades morales de Twitter, toca apuntar que en Sony Bend han intentado apagar el fuego antes de que ardiera. Lamentablemente más que apagarlo le han echado gasolina cuando después de que un miembro del staff, Emmanuelle Roth, apuntara a que no son niños, sino 'zombies pequeñitos' -juro que es verdad- llamados Newth, otro miembro en representación del equipo lo desmintiera al decir que en realidad son adolescentes. 

 

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¿Niños zombies? ¿Newth? ¿Adolescentes infectados? Cruel dilema

 

Mala época para los niños 

Me perdonaréis si os digo que a mí el que sean niños zombies, zombies pequeñitos, newth o adolescentes, me importa más bien poco. Que sí, que la idea de liarte a patadas con un grupo de adolescentes, sobre todo si están haciendo botellón debajo de tu casa, tiene su encanto, pero quitando la coña, meh. Y digo meh porque sin saber nada del juego no puedo opinar, y porque siendo realistas, aquí, si nos convertimos en zombies, nos convertimos todos -incluidos mujeres, hombres y niños- o tiramos el juego al río. 

 

No es la primera vez que un videojuego utiliza a los niños para conseguir causarnos alguna emoción, generalmente de mal rollo. Dead Space 2 usó a sus terribles bebés necromorfos en el ala de maternidad de un hospital con el que aún tengo pesadillas, y pesados lagrimones me cayeron con Project F.E.A.R. al conocer la historia de su némesis. Bendito mal rollo me dieron los screamers, esos niños zombies sollozantes de Dying Light a los que no por ello dejé sin dar descanso, mención especial de cierta misión que, precisamente, iba de eso. Para el recuerdo queda la llorera que me pegué con los primeros compases de The Last of Us, o como tuve que apagar definitivamente P.T. por el llanto de ese bebé.

Y por cierta imagen.

Sus muertos.

Tampoco duermo tranquilo cuando recuerdo la dura decisión en The Walking Dead Seasson 1, o pensando en la dura realidad que rodeaba a las little sisters de Bioshock. Y es que todo tiene su sentido, en este caso terrorífico y macabro. El uso de niños en videojuegos, como en la literatura o el cine, ya sea como víctimas, motivación o dianas ha tenido siempre un sentido, uno que no debemos ni podemos obviar, ni mucho menos manipular, en pro de lo políticamente correcto según el momento.

 

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¿Tienes más de 18? ¡Entonces toma!

 

Podemos ahora debatir hasta la saciedad, pero lo cierto es que sería en vano. Y no lo digo porque los zombies no sean niños aunque sean pequeñitos, ni porque tenga un especial interés en algo que de primeras me da muy mal rollito taiwanés. Ná. Lo digo porque una vez más estamos juzgando una obra por un sólo elemento sin haber podido ver el conjunto, y una vez más volvemos al 'los videojuegos no nos convierten en asesinos a no ser que salga en ellos algo que me da repelús, que entonces sí'. Miedo me da pensar en qué se habría convertido La Milla Verde si Stephen King la hubiera escrito ahora y no en 1996.

 

Sea como sea, corren malos tiempos para Sony en los referente a los niños. Tras haber invertido 250 millones renovando los derechos de explotación de la música de Michael Jackson, los tiernos infantes vuelven a ponerla en el punto de mira por Days Gone y los estrechos de mira y los que, sin tener ni idea de desarrollo, piensan que pueden modificar el catálogo de los videojuegos a su antojo a base de quejas. Al final somos nuestros peores enemigos, y parece que nos gusta que así sea.

 

¡Nos leemos!


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