Crash Bandicoot N Sane Trilogy y PS4 como tributo a los plataformas
Me cuesta ser objetivo con Crash Bandicoot. Es uno de los videojuegos que me viene a la cabeza siempre que escucho el startup de la primera PlayStation, siempre que recuerdo los largos veranos pasándome el mando con mi primo al perder una vida y cada vez que pienso en los pocos juegos que he completado al cien por cien. Es lo que tiene la infancia, que edulcora los buenos momentos y te hace más difícil juzgarlos con ojo crítico.
Pero aun así, lo que crearon Andy Gabin y Jason Rubin en una temprana Naughty Dog con un único juego en su historial -de lucha, además- es historia del videojuego por muchas razones. Para Sony suponía el primer intento de plantar cara a Nintendo y SEGA en un género en el que eran referente, para PlayStation era una prueba de fuego que demostraría las bondades de los 32 bits y del disco óptico, para la gente de a pie era un pozo de horas divertidísimo y la llegada de un nuevo icono del videojuego.
Lamentablemente, la cosa se fue diluyendo con la marcha de ND y lo que permanece en el recuerdo es una magnífica trilogía original, un buen spin-off de carreras y una imagen inconfundible cuando alguien habla de la mascota de la primera PlayStation. Vivimos mirando atrás. Me refiero a una industria y unos usuarios que buscan nuevas iteraciones, remakes y reboots que desencadenan cosas como Prey, Final Fantasy VII Remake o Crash Bandicoot N. Sane Trilogy; no es algo que sea malo, no si se mide bien.
En ese sentido, el remaster -y casi remake- que nos llega este 30 de junio es una buena muestra de algo bien hecho. Hablamos de una trilogía revisada mediante el código original de Naughty Dog, de un producto que Vicarious Visions parece haber tratado con sumo respeto y de unos cambios que solo van más allá de lo estético para hacerlo mejor. Se cambia el sistema de guardado, se añaden reliquias al primero y segundo juego, se mejora la interfaz… en definitiva, se actualiza a los tiempos que corren.
Aunque es algo muy distinto de lo que vimos en 2016 con Insomniac y el nuevo Ratchet & Clank, encuentro elementos comunes en ambos casos. En una palabra: tributo. Lo más sonado supone una vuelta al pasado de distintas maneras, ya sea trabajando desde cero, utilizando lo que se hizo o basándonos en los referentes, como es el caso de Yooka Laylee. A excepción de este último, multiplataforma en su caso, se acude a PlayStation 4 prácticamente siempre.
¿Qué nos queda? Lo que vamos viendo en los indies y lo que nos tenga preparado Nintendo con Super Mario Odyssey, a no ser que Microsoft se atreva a seguir intentándolo tras el modesto paso de ReCore. Tengo muchas ganas de tener Crash Bandicoot N. Sane Trilogy y de revivir los veranos tras el colegio, sí, pero también me gustaría que Sony tuviese un referente en su consola que mirase al futuro. ¿Vosotros no?
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