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Bioshock es una saga complicada

Entre el amor y el odio
Por Bruno Louviers

Echar la vista atrás como jugador es algo bastante peculiar y complicado. A medida que cumples años y revisitas tus opiniones sobre juegos pasados, es normal sentir un conflicto con uno mismo y con lo que tu yo de hace 3 o 5 o 10 años pensaba. Con Bioshock, me ha pasado algo así: a medida que ha pasado el tiempo, el entusiasmo y cariño por este juego se ha visto sustituido por un desencanto por los FPS que no equilibran en absoluto la ambición de su historia y su mundo con el hecho de estar matando gente cada pocos minutos.

 

Bioshock, el primero, era un juego brillante, con una historia intrigante y personajes con los que era fácil conectar. El primero con el que sentías una conexión era la propia Rapture, esa ciudad del futuro en el pasado que no sabíamos muy bien cómo se había ido tan a la mierda. La presencia del Big Daddy, de las Little Sister, los plásmidos como una novedad dentro del género de los FPS... La verdad es que no se podría criticar a Bioshock por nada en su día, ¿pero hoy? Los años no perdonan.

 

 

Es un problema que ahora mismo jugar a Bioshock me haga notar esa desconexión entre lo que cuentan y veo y lo que juego. Quizá es porque yo he avanzado como jugador o quizá es que el juego ya era así y, puesto que no había otros ejemplos similares en su día, no veíamos este problema. Es algo que en la segunda parte, menos brillante en los detalles y la historia (salvo en su maravilloso DLC, Minverva's Den), ya se empezaba a notar. Para cuando llegó Bioshock Infinite, con su desastroso desarrollo, creo que todos le vimos el plumero a Bioshock.

 

¿Realmente es posible hacer un juego donde lo bueno y lo malo van tan unidos sin que pese más lo segundo? Bioshock Infinite era precioso y tenía un arranque brillante, pero en cuanto los disparos se convertían en una molestia para la narrativa y para disfrutar del entorno, todo se iba al traste. No servía de mucho que los viajes temporales y los secundarios intentaran arrojar misterio sobre el conjunto: en su lugar, solo confundían y perjudicaban todavía más al mensaje. Incluso con su poca originalidad, Bioshock 2 era mejor juego y al menos sus elementos jugables tenían algo de sentido. En Bioshock Infinite, ni los vigores estaban introducidos bien.

 

No sé si todo el mundo se sentirá como yo cuando Bioshock The Collection se lance y la gente vuelva a experimentar esta saga pasados los años. Seguramente no sea un problema para muchos porque esa desconexión entre lo que se cuenta y lo que jugamos no es evidente para ellos; pero a mí me repele ahora mismo un montonazo. Aunque en su día me gustó Bioshock, ahora mismo tengo unos reparos inmensos con respecto a dicho juego. Me gustaría ver, eso sí, cómo la gente que flipó con el mal acabado y fallido Infinite ve ahora los problemas que tiene. 


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