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Bioshock en iOS no es como lo recordamos

No es la mejor forma de disfrutarlo
Por Víctor Junquera

Bioshock es uno de los juegos mejor recordados de esta generación que ya se acaba. Original del grandísimo año 2007 en Xbox 360 y PC, llegó un año más tarde a PS3, y siete años más tarde a iOS, para iPhone e iPad. Y no, los dispositivos smart aún no están preparados para según qué juegos.

 

Se recuerda tan bien a Bioshock por una infinidad de factores, no sólo por su concepto de mezcla de shooter en primera persona con backtracking, poderes especiales y toques de survival horror, sino también por su ambientación, su historia, sus diálogos, su lore,... Era un juego con una cohesión como producto que muchos a día de hoy qusieran. Y claro, en su port para iOS hay muchos de esos factores inalterados, pero sin todos ellos, la experiencia pierde.

 

 

El shooter ha cambiado desde entonces. Mucho. Quizá Bioshock era más de la escuela de Half-Life 2 que de la nueva hornada revolucionada tras Halo 3, algún Call of Duty, o cualquiera que fuese el FPS que implementó el tipo de control que a día de hoy tenemos tan estandarizado (LT para apuntar, RT para disparar, X para recargar, A para saltar, B para melé, Y para cambiar de arma,...). Viéndolo ahora, tenía un control raro, pero os puedo decir, que lo jugué por primera vez el año pasado, que se puede disfrutar igualmente a día de hoy, e incluso más que Bioshock Infinite y su mayor tendencia a la acción.

 

¿Qué tiene entonces la versión de iOS para que no sea la mejor forma de disfrutarlo? El precio sería el primero de los problemas, pero no el más importante. En cualquier lugar o plataforma se puede conseguir a día de hoy Bioshock por mucho menos de esos 15€ que cuesta Bioshock en iOS. Cuando XCOM: Enemy Unknown (y volveremos a mencionarlo) fue lanzado a un precio incluso algo superior, era prácticamente una novedad, no habían pasado siete años.

 

Pero más allá del precio, al que habría que sumarle un mando Bluetooth para jugarlo en condiciones, otro de sus problemas es ese, el control, que sin mando se limita a controles táctiles que, aunque no están nada mal implementados, no nos permiten reaccionar con la misma fluidez con la que nos permite un mando. Y si, para determinados enfrentamientos no hay problemas, pero que no se te junten dos Big Daddies en una sala, que estarás perdido.

 

No todos los juegos sirven en dispositivos táctiles. Por muy bien que esté el mapeo de controles a lo largo y ancho de la pantalla táctil, y mejor en tablet que en un móvil en el que los dedos tapan la mitad de la pantalla, gran parte de la gracia de los videojuegos es que obligan a mejorar la coordinación, y muchas veces no sirve sólo precisión o velocidad, sino que hay que combinarlas, y aquí no se puede. Hay juegos, si, como Deus Ex: The Fall, que prácticamente lleva una experiencia de consola a tablet, pero es una experiencia que casi te obliga a que sea más pausada, al sigilo, a las coberturas, a disparar poco y bastante automático. Así si. O el mismo XCOM: Enemy Unknown que 2K lanzó hace poco más de un año en iOS, que prácticamente ha nacido para el control táctil. Pero no Bioshock. No un shooter que exige coordinación, velocidad y precisión.

 

 

Pero incluso con el mando, o teniendo todo el dinero del mundo para pagar por el iPad, el mando y el juego, Bioshock sigue sin ser la mejor opción por el notable bajón gráfico. Sí, un bajón gráfico con respecto a un juego de 2007. ¿Recordáis esa opción de hacer que el juego vaya a 60fps a costa de un downgrade? Pues se ve ligeramente peor que tras ese downgrade. Y claro, Bioshock sin su iluminación, sin su atmósfera, sin su nivel de detalle... Es menos Bioshock.

 

Bioshock es un juego que hay que jugar, si, pero no de cualquier forma.


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