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Al Rey Allant le gusta el modo foto y el editor del remake de Demon's Souls

Por el hombre para el hombre
Por Adrián Suárez Mouriño

Bluepoint Games está haciendo suyo Demon’s Souls; un videojuego que deshumaniza al avatar, con un potente discurso sobre la degradación del ser humano, sobre cómo los demonios de la avaricia le comen el alma porque el hombre se lo pide, sobre que somos monstruos en realidad y con una moraleja: sobre como solo sobreviviendo a todo, incluso a nosotros mismos y a nuestros deseos, es cómo nos salvaremos.

 

A todo este discurso le va genial la oscuridad, la suciedad y también esos rostros deformados, feos y simiescos que salen de su editor de personajes original. Pero Bluepoint Games ha preferido trastocarlo, desmontarlo y volverlo a levantar, permitiéndonos hacer a chicos y a chicas guapísimos y guapísimas. Para más inri, ahora podemos jugar a Demon’s Souls como si estuviéramos caminando por un parque de atracciones o por un zoo: sacando fotos y manipulando la escena para conseguir la mejor instantánea. Y yo me pregunto: ¿esto es positivo o negativo para la obra original y para su espíritu? ¿Cómo le sienta esa exageración de lo humano o esa forma de usar a los demonios como modelos para sacar una buena foto para instagram? Pues genial, la verdad.

 

 

Personalmente, prefiero la perspectiva del juego original. En el título de Miyazaki, “ser” es lo menos importante del mundo, el individuo y quién eres importa tanto como un grano de arena en el desierto. Pero, en el remake, la cosa cambia. Ese editor permite invertir minutos y minutos preparando a un personaje chulo, y ese modo foto sirve para acentuar la arrogancia del hombre y su ego.

 

Cuidado, a partir de ahora vienen spoilers, ¿listos? Pues allá voy

 

Y esto, precisamente, fue el gran error del Rey Allant: ser arrogante, creer que podía dominar a los demonios, ambicionar un poder que no le era propio y poner su ego, su “ser” por encima de todos, por encima del bien y del mal.

 

Además, por muy guapo que te pongas, el juego te arrebata la posibilidad de mirar tu cara con su oscuridad, con sus cascos y con sus maldiciones; y cuántas más fotos te hagas, cuánto más guapito te pongas, mayor será el choque emocional al ver cómo el Rey Allant hizo lo mismo y acabó convertido en una babosa decrépita, reptando en el interior del Anciano. Por eso, ojalá, el falso Allant sea un señor guapísimo creado con las mejores mañas usando el editor, y ojalá él pueda detener el juego para hacerse una foto con nosotros, para que el jugador comprenda a dónde conduce la arrogancia de creer que se puede domar a los demonios.

 

Hay ganitas, niños y niñas. Hay ganitas.


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