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A Rise of the Tomb Raider le hace falta un asturiano

Lara, eres una tía sosa
Por Víctor Junquera

Cuando varios de mis amigos de toda la vida se empezaron a mudar a Madrid, hace ya mucho tiempo, me sorprendía que varios coincidiesen en que por allí la gente está lejos de tener el mismo sentido del humor que tenemos en Asturias. Hay gente muy sosa por el mundo, y ya saliendo al extranjero la gente nos ve como si fuésemos Pokémon legendarios. Con el tiempo he ido descubriendo que hay de todo, claro, y no es que sea yo el más indicado para hablar de humor, pero sí que es verdad que por aquí arriba cuesta mucho menos encontrar a la gente socarrona que siempre tiene la bromita preparada o que es más ágil con las 'punchlines'.

 

¿Y a qué viene todo esto? Pues a que a lo largo de todas esas 30 horas con Rise of the Tomb Raider echaréis en falta a alguien así, a alguien que, sin ser un personaje cargante o el típico graciosillo que deseas que muera en la siguiente secuencia, sepa aportar el tono distendido que tantísimo necesita el juego.

 

La nueva Lara Croft tiene muchas, muchísimas virtudes, y no hablo sólo de su agilidad, su valentía o su diseño, pero desde luego el carisma no es una de esas virtudes. Te encuentras en las ruinas de una civilización perdida, bajo un glaciar de Siberia, abres una caja que está en el suelo y lo único que te sale es un: «Oh, una vasija dorada. Debió de ser meramente decorativa.» Un centenar de descubrimientos y ni un poquito de alegría en tus palabras.

 

Es un pequeño ejemplo sobre un personaje al que parece que no le importa nada de lo que sucede a su alrededor o lo que se encuentra, y la actitud de la propia Lara no hace más que evidenciar el que es el mayor de los problemas de esta renovada saga Tomb Raider, y el punto por el que, por mucho que Uncharted tenga que aprender mucho de Tomb Raider, Lara Croft nunca protagonizará una aventura mejor que las de Nathan Drake, y cualquiera de los secundarios de Uncharted ya es capaz de demostrar mucho más en una secuencia que Lara durante un juego entero.

 

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Una expresión vacía constante. Con todo lo que se debería sentir ahí arriba, no están ni perplejos, ni cansados, ni alegres, ni asustados, ni emocionados,...

 

Hace falta humor. No es necesario que el juego sea una sucesión de gags cómicos ni mucho menos, pero en toda aventura que se precie, sea en el medio que sea, tiene que haber algún elemento que sirva para aliviar tensiones, un momento de solaz, un personaje con algo de gancho, una bromita recurrente a la que volver de vez en cuándo,... Y Rise of the Tomb Raider pide todo esto a gritos, y lo único que tenemos son más personajes con la intención más seria de defender el mundo, sin una mínima sonrisa, sin ganas de querer sobrellevar toda esa carga de otra forma que no sea el atormentarse, y al final se acaba tirando toda la trama por la borda.

 

A lo largo de todo Rise of the Tomb Raider no hay ni una sóla línea con un poco de sarcasmo, ni un sólo personaje que te haga esbozar una sonrisa, ni una pizca de emoción entre tantísimos descubrimientos,... Y encima, no sólo el monólogo de Lara cuando avanza en solitario se ha reducido al haber superado ya todos sus traumas en la primera entrega, sino que aquí directamente es casi inexistente, mientras que en cualquier otra aventura, llámese Uncharted, llámese Prince of Persia o llámese como quiera, ese monólogo sirve para ir empatizando más con el protagonista o para hacer algo de mofa de la situación.

 

Y en caso de que ese personaje protagonista tan serio tuviese que serlo forzosamente y no fuese creíble si se pusiese a soltar chascarrillos mientras escala paredes en ruinas o bromear con lo evidente de los suelos que el jugador sabe que se van a caer, delegar esa función de alivio cómico en otro personaje sería lo ideal, en lugar de hacer que todo el elenco de secundarios sean tan serios e intensos como prescindibles. No tenemos mucha tolerancia a las temperaturas extremas, pero un asturiano vendría muy bien, no para que se pusiesen a beber sidra o a tocar la gaita en mitad de la montaña, sino para hacer que Tomb Raider se dejase de tomar tan en serio y quedase tan mal en el intento.

 

Pero no, esta Lara Croft o cualquiera de sus acompañanates son incapaces de reírse ni un poco de estar todo el día golpeándose contra todo o destrozando esas ruinas a su paso. Rise of the Tomb Raider es un muy buen juego precisamente por eso, por ser un juego y lo que ofrece a las manos, pero para esforzarse tan en vano en tratar de dar una historia, casi prefiero volver a la época de los personajes mudos que superaban pantallas para llegar a un tesoro y mataban malos sin explicaciones de por medio.


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