Avance Slime Rancher ,PC

Hay una serie de juegos en el amplísimo abanico de esta cada vez más grande industria que parecen estar hechos para mí. No sé, es como si algunos desarrolladores entrasen en mi cabeza, sacasen las ideas y las convirtiesen en su próximo título. Algo así es lo que siento jugando a Slime Rancher. El juego más adorable del Early Access de Steam me ha cautivado por completo, si bien debido a mi tiempo limitado (y a que sigue en acceso anticipado, por lo que el juego no está completo) esto se queda en un simple avance. Avance que despertará en vosotros amor por la vida en la granja. Porque lo digo yo, vamos.

 

Antes de nada, recordemos que ya hablé de este juego en cuanto conocí de su existencia, y tras leer las más que positivas opiniones que ha recibido por parte de la comunidad no pude evitar añadirlo a mi inmensa biblioteca de Steam, que ya más que una biblioteca es un claro Síndrome de Diógenes. Slime Rancher lo tiene todo para alguien como yo, amante de combinar cosas (¿alguien se acuerda del juego de Alquimia? Yo lo sigo teniendo, pero prefiero no hablar de él porque si no lo abro y adiós vida), de los bichitos kawaiis y de... de yo qué sé, si es que a mí me gusta todo y este juego, valga la redundancia, lo tiene todo.

 

 

Lo dije nada más verlo: Slime Rancher parece el típico juego de Facebook, con la única diferencia de que se encuentra fuera de la red social. Desde luego, es digno de enganchar a ex-candycrusheros y a los amantes de Farm Ville, ya que, para empezar, la base de la obra es la gestión de una granja. Lo que lo hace excepcional es que dicha granja está en un planeta muy alejado de la Tierra (¡qué suerte tienen algunos!) y lo que criamos son... babositas. Bueno, eso y que nuestra forma de capturarlos, críarlos y recoger comida para ellos (y para nosotros) es bastante novedosa: Tenemos una pistola-aspiradora. Pero vamos poco a poco.

 

En Slime Rancher nos alejamos de nuestro planeta para ponernos en la piel de Beatrix LeBeau, una joven granjera a años luz de nosotros que decide montarse un buen chiringuito extraterrestre en un planeta llamado Far, Far Range. Vamos, que tiene tierras la niña y las va a aprovechar, pero bien. La materia prima está clara: - lo que quiere es capturar todos los Slimes (mejor los llamamos así que babositas) posibles y combinarlos hasta conseguir el Slime perfecto. O hasta que se la coman a ella también porque hay demasiados y no hay más comida, yo qué sé. La idea es sencilla: Gestionamos nuestra propia granja de Slimes, sembramos verduras y frutas para alimentarlos y alimentarnos nosotros mismos, combinamos los Slimes para que críen otros Slimes, capturamos Slimes por el planeta, luchamos contra Slimes malvados (ay, pero, ¿estas cositas pueden ser malvadas?) e intentamos que no nos salga el Slime maldito que engulle a todos los demás a lo Mordisquitos. Sencillo, ¿verdad?

 

Por ello lo considero un juego “a lo Facebook”, ya que es capaz de atraer a jugadores de todas las edades. Esto es así con todos los FarmGames. Tú tienes FarmVille, tu madre tiene FarmVille, tu sobrino de siete años tiene FarmVille... Y todos y cada uno de tus contactos te pedirán ayuda porque les falta un peine para burros para poder completar la construcción de una carreta. PA QUÉ OS PONÉIS A CONSTRUIR SI NO TENÉIS MATERIAL. Pero en Slime Rancher no hay madres, sobrinos ni amigos, y, lo que es más importante, no hay Facebook.

 

 

Antes de decidirme a comprar este juego, me paseé entre los comentarios de la gente en la comunidad de Steam, y hubo uno en español que, tras tener el juego, me he dado cuenta de que define el título a la perfección: “Es como fumar un cigarro de marihuana mientras escuchas canciones de pop japonés”. Ni Dayo lo hubiera dicho mejor. Slime Rancher tiene un potencial increíble y puede aspirar a muchas cosas. Por un lado, a atraernos como ningún otro desde esa kawaiicidad que tiene; por otro, a engancharnos como sólo el Tomaco podría hacerlo.

 

¿Y qué hace bonito a Slime Rancher? Porque lo de adictivo ya sabemos que es por esa colección de Slimes tan inmensa (y que crecerá cuando el juego esté completo) que tenemos a nuestra disposición. La estética no es lo único que hace mágico a este juego de Monomi Park. La música también puede ser muy apreciada, acompañándonos en nuestra aparentemente tranquila aventura como sólo la música puede hacerlo. Y cuando un título tiene una perfecta combinación de estética y música no se le puede pedir más. ¿O sí?

 

Quizás hay algo que falta en Slime Rancher, pero que falta porque tiene que faltar: El ser humano. Pero no me refiero que estaría bien aspirar personas con nuestra pistolita mágica, igual que hacemos con las zanahorias o los Slimes, sino que el juego se convierte en la esencia autística número dos de los videojuegos (no olvidemos que la primera es Minecraft, y mira que en ésa sí que podemos tener amigos jugando con nosotros). Se supone que esto debe ser así por lógica, ya que Beatrix se marcha del planeta Tierra porque no quiere saber nada de nosotros y sólo quiere montar una granja. Pero, ¿qué sería de los juegos de Facebook sin nuestros amigos de Facebook?

 

Quizás Monomi Park tenga algo pensado para más adelante. De momento se han centrado en el contenido que se añadirá al juego una vez esté completo, y en el propio título en acceso anticipado que podéis comprar en Steam a 19,99 euros. ¿Merece la pena la obra incompleta o es mejor esperar a que nos llegue todo a la vez? Debo decir que Slime Rancher es un juego de 10, para los amantes del género y de lo kawaii, por lo que, si os gusta, si os llama la atención, yo no esperaría más.  

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