Avance Minecraft PC

Después de que la pregunta del millón, ¿Qué es Matrix?, rondara por la cabeza de millones de personas, ahora llega una nueva a la mente de los jugadores: ¿Qué es Minecraft?

¿Qué diablos es Minecraft? ¿Por qué todo el mundo habla de él si cuando miro en imágenes de Google solamente aparece una cosa fea que parece más antigua que el Doom? Pues, como decía Morfeo, nadie puede explicarte lo que es Minecraft. Tienes que entrar en su mundo para entenderlo, y puede que aun así tampoco sepas de qué trata. Pero haremos un intento...

Minecraft es, a grandes rasgos, un juego de supervivencia. La experiencia definitiva libre de menús, tutoriales y explicaciones mundanoides, ni básicas, ni complejas. La absoluta libertad. Como si un dios te cogiera por el pescuezo y te pusiera en medio de un entorno libre. Como la vida real, sólo que lleno de zombis. Vamos, como la vida real en general.

Lo primero que harás, si no has visto ningún tutorial por ahí, es moverte sin ton ni son por el escenario, no entendiendo nada. Hasta que caes en una mina o la noche se cierne sobre ti y una panda de los monstruos más pixelados y temibles del mundo mundial te atosiga, te ataca y te mata. Vale, ya tenemos un primer objetivo en la vida: sobrevivir.

¿Qué necesitamos para sobrevivir? No lo sabemos, ya que somos un subproducto del siglo veinti... eh... perdón. Necesitamos materias primas. Recursos naturales con los que, al menos, poder construir un refugio para cuando caiga la noche y que los píxeles de pesadilla no puedan entrar. Así que Minecraft comienza con un árbol.

Ficha técnica

Salida: 2011

Le das puñetazos al árbol porque sí. Porque es bueno y gratificante, o tal vez para no sentirte frustrado por creer que estás perdiendo el tiempo jugando a un juego más antiguo que el Dead Space 2 que te acabas de comprar. Y, de repente, un trozo de árbol cae y tienes un trozo de madera. Pues vale. Como eres un avaricioso o te sobra el tiempo coges todos los trozos de madera que puedes, te vas al inventario y empiezas a moverlos hasta que, ¡vaya! ¡del primer trozo de madera ha salido otro trozo de madera cortada! Como no tienes nada más, unes más trozos y ¡qué es esto? Parece un banco de trabajo. Y sigues sacando formas hasta que construyes un pico. De madera, pero oye, un pico es un pico.

De repente, ya no tienes que darle puñetazos a las cosas y el mundo parece un 1% mejor. Ahora tienes un pico y mola. Le das a las piedras y tienes trozos de piedra, le das a la tierra y tienes trozos de tierra. Y piensas: si sustituyo la parte de arriba de madera por una de piedra, a lo mejor tengo un pico más resistente. Y claro que sí. Ya eres todo un minero.

Sigues picando piedra y muriendo unas cuantas veces porque la noche se avecina y, o bien te comen los monstruos, o bien te caes a un agujero vacío y te cagas de miedo. Pero cada vez que comienzas eres más listo. Minecraft no termina de amoldarse al concepto de muerte permanente, es más bien un Demon?s Souls, donde cada vez que mueras reapareces sin inventario, aunque siempre puedes volver a intentar recuperarlo donde yaciste.

Pero como no quieres perder todas tus preciadas posesiones compuestas de tierra, madera y piedra (nunca te sentiste tan en contacto con la naturaleza), decides que cuando anochezca te ocultarás. Donde sea, como si me tengo que enterrar bajo tierra a lo zerg o lapidarme en una montaña. Todos los bloques en Minecraft se pueden romper y volver a colocar una vez añadidos a tu inventario tras romperlo. Y es lo que haces. Pasas la noche a oscuras con un agujerito para mirar si ya ha amanecido.

Esto no puede ser. Necesito más seguridad. Y luz. Así que encuentras nuevas minas de carbón, ocultas tras la roca, y te pones a mezclar como un loco hasta que creas antorchas. Y te sientes como Tom Hanks en Náufrago tras haber creado fuego sólo que algo más guapo. Ahora tu pequeña cueva lapidada por la noche tiene luz que acoplar a las paredes y no sentirte como un idiota en la oscuridad, traducido del inglés, a fool in the dark.

A la mañana siguiente, sales decidido de tu cueva. Yo soy guay y no quiero dormir bajo tierra, así que como he descubierto que si junto tres trozos de madera me sale un trozo bien pulido pues me hago una cabañita con ventana y todo. En el camino te encuentras un cerdo pixelado y le apaleas y le matas y te llevas la carne. Y te construyes la cabaña. Se hace de noche, y viene un zombi ardiendo, que todos sabemos que es como un zombi normal pero con un x2 de daño, y te quema la cabaña. Le insultas y te vas corriendo a tu agujero. Otra noche bajo tierra.

Como no tienes nada que hacer mientras esperas a la luz de la antorcha, y necesitas algo con lo que defenderte, te pones a experimentar con tu banco de trabajo. Y empiezas a juntar palitos con piedra y te sale una pala. Puedes darle al menos a los zombis con la pala, pero sigues experimentando y te das cuenta que si en vez de poner dos palitos pones uno y dos piedras te sale una espada. Y muy molona. Al menos ahora puedes defenderte como PixelGod manda.

Ya es por la mañana. Miras el sol compuesto por un gigantesco pixel brillante y sales de tu tumba, decidido, porque has descubierto que si haces lo mismo que la madera pero con piedras te sale una losa perfecta y resistente. En el camino te encuentras un pollo y le pegas y le apaleas y te llevas una pluma, sabe PixelGod por qué. Te construyes un chalet adosado con ventana, para ver cuando amanece, y tapias la puerta cuando vienen los bichos.

Ya estás seguro, así que como eres ambicioso te haces un tejado con unas escaleras para poder otear el horizonte bien, pero los días pasan y no sabes qué más hacer. Los monstruos siguen por ahí y, lamentablemente, el juego no te pide que salgas a cazar y buscar comida por morirte de hambre (aunque, más adelante, podrás cocinar, por ejemplo). Ya te has construido también dos plantas y no tiene sentido ir más para arriba. Aburrido, miras el suelo de tu casa y le das un golpe con el pico. Pof. Otro golpe. Pof. Y, construyes un túnel. Cada vez lo vas perfeccionando más. Construyes más antorchas para iluminar el camino, ya que todo está oscuro. Y, poco a poco, vas avanzando hacia el centro de la Tierra y empiezas a entender por qué este juego se llama MineCraft y no StarCraft. Avanzas un poco más y el túnel se expande a las cavidades huecas que esconde el inframundo, lleno de lava, pero también de nuevos y extraños minerales, aunque también de peligrosos enemigos. Y uno piensa: Si he sido capaz de construir un montón de cosas con básicamente palos y piedras, ¿qué no podré hacer con todas estas cosas que brillan?

Con el tiempo, tus viajes a la mina van dando su resultado, y tu guarida tiene todo lo básico para la supervivencia, como un horno y una estantería repleta de libros que no puedes leer. Cierras tu sótano que da al túnel que has construido que da al inframundo multicolor, lleno de materias primas que hacen que tus ojos hagan chiribitas y te paras a pensar. Ahora bien podrías unirte a un servidor multijugador y compartir la supervivencia con otras personas, y juntos construir edificios aún más grandes y llenos de detalles. Además, a medida que prosperas y exploras el mundo va creciendo más y más... Y te das cuenta de que jugar con palos y piedras, construir casas y explorar minas infestadas de bichos pixelados es más divertido que comprar en Zavvi o decir buenos días por la mañana.

Y eso es Minecraft.

<< Anterior Siguiente >>