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Mirada al pasado: Esos pequeños detalles

Miercoles 02 de Mayo de 2007 por Adrià Reina

Introducción


Está claro que entre el ayer y el hoy hay un abismo, pero seguramente sean los pequeños detalles aquellos que obviemos, es por eso que os queremos sumergir en esta experiencia que seguramente os haga recordar muchos momentos pasados.

El otro día, mientras estaba merodeando por las desván de mi vivienda en busca de unos antiguos libros de instituto, topé accidentalmente con una bolsa desgastada del paso de los años que contenía en su interior cosas que ya había olvidado. Nada más ver su interior, muchos recuerdos vinieron a mi cabeza, todos ellos entrañables aunque se me presentaban como algo muy lejano, cosa curiosa ya que en realidad no había pasado tanto tiempo. Junto con un par de libros, que creí que me podrían ser de utilidad para la materia que estaba tratando en mis actuales estudios, bajé a mi habitación la bolsa junto con su cúmulo de nostalgia. Entonces, dejando de un lado el motivo por el que había ascendido hasta el transformado trastero, saqué rápidamente lo que se escondía en su interior, una Super Nintendo (SNES) cubierta de polvo que poco tenia que ver con la que adornaba mi salón en tiempos anteriores.

Tras limpiarla un poco y situarla en un lugar estable donde probarla (a esperas de que todavía funcionase) agarré el cable de la alimentación que tenia al lado y sin ningún problema hice la conexión consola-corriente, en este aspecto todo seguía igual aún con la más de una década transcurrida. El primer problema surgió al intentar conectar el viejo sistema de 16 BIT de Nintendo a mi actual televisor TFT panorámico con el logo HD Ready. Y es que, en vez de tener que dar con las típicas entradas de color rojo, blanco y amarillo, me encontré con un destacable modulo de plástico donde había una entrada y una salida de antena. Al cabo de unos segundos, por suerte, recordé el procedimiento a seguir en estos casos, teniendo que conectar el cable, normalmente blanco, de la antena a ese adaptador y a su vez conectar la salida del mismo a la entrada de antena de mi televisor. Bien, pensé, ahora solo queda encender la pantalla y a jugar, pero no era tan sencillo como estaba bien acostumbrado en estos tiempos que corren. Media hora después, seguía buscando una manera de visualizar mi retro consola en mi moderno televisor, y es que en ese periodo de tiempo me había dado tiempo a recordar los incansables quebraderos de cabeza que daba el hacer funcionar una plataforma de la época. La cuestión es que, al conectarse por el puerto de la antena, tenía que buscar el canal en el que se estaba sintonizando mi SNES (nada de poner el AV y listos), teniendo que dar además con uno que se muestre de una manera correcta, ya que en mucas ocasiones daba con emisiones inestables que no permitían jugar de una manera satisfactoria. Tras haber buscado varias veces de forma manual nuevos canales, dí por fin con la señal que estaba buscando, la cual esta vez se mostraba clara y concisa, asignándole el canal número 0 para que así fuera sencillo de memorizar (recuerdo que en la Master System hacia servir el 18, no se porque la verdad).

Definición...


Todo ese faenon y la manera de llevarse a cabo, me hizo reflexionar sobre lo que han avanzado en estos últimos años los tipos de puertos y la manera de disfrutar de los videouegos. Y es que actualmente, inmersos en la era HD (Alta definición), somos muchos los que nos preocupamos escrupulosamente por calidad de señal que nuestra videoconsola emite a la pantalla empleada. Sin ir más lejos, en los foros de esta misma página web, MundoGamers, surgen cada cierto tiempo preguntas sobre si merece la pena jugar a sistemas como Xbox 360 o PlayStation 3 si no es en alta definición o preguntándose que tipo de conexiones prometen una mejor calidad de imagen. Sin lugar a dudas los usuarios se muestran muy preocupados ante este tema, llegando hasta puntos que, quizás, resultan algo exagerados, y es que se intenta buscar siempre la manera de aprovechar mejor nuestros recursos. Un ejemplo de esto sería el que se llegue a debatir por ejemplo si merece la pena adquirir un cable VGA para substituir al actual de componentes con el que estamos disfrutamos de nuestra Xbox 360, algo bastante extremo ya que la diferencia es inapreciable salvo que te fijes minuciosamente en los detalles (aún así cuesta ver alguna diferencia).

Otro ejemplo sería el de la necesidad por parte de los jugones de tener y usar puertos HDMI, cuando el resultado final no es muy diferente que el de los dos puertos antes comentados, al menos en lo que se refiere a la hora de visualizar nuestros videojuegos con los ojos de un humano común que juega a dos metros de la pantalla y no pone el juego en pausa para fijarse en los detalles. En cambio, mirando a mi preciada Super Nintendo doy con una simple salida de antena y una conexión a la consola de tipo jack, como uno de los colores en un cable AV convencional. Visto lo visto, no hace falta mucho ingenio para analizar la situación y darse cuenta de que para entonces nadie se fijaba en este aspecto, siendo lo único que se buscaba la pura diversión, en cambio ahora hay una especie de histeria en torno este tema, como se suele decir: ?Entre poco y demasiado?.


He aquí el antecesor de VGA, HDMI y demás, la conexión por antena.



...soporte...


Dejando de lado el tema anterior, seguiré con mi experiencia. Una vez vez estaba todo a punto para jugar, coloqué el cartucho (?Killer Instinct? más concretamente) y no funcionaba, saliendo la pantalla en negro y mostrando una reacción al colocar el juego, aunque insuficiente. Lo mismo pasaba al poner otros títulos como ?Illusion of Time?, ?Secret of Evermore? o ?Zelda: A link to the past?. Llegado a este punto, empezaba a dudar del funcionamiento de uno o ambos elementos. Tras hacer una pausa, reanudé de nuevo mi hazaña y puse el cartucho despacito , asegurándome que quedaba perfectamente alineado, echo esto, puse la consola en funcionamiento y.. ¡Eureca! Funcionó. Después hice lo mismo con los demás juegos y obtuve el mismo resultado, tras analizar la situación, recordé aquellos tiempos en los que soplaba una y otra vez en los cartuchos y los colocaba y recolocaba en su lector. La verdad es que ahora nos quejamos muchos acerca de los formatos ópticos actuales en forma de disco, los cuales se rallan con facilidad y a veces dan errores de lectura, pero es que antes no era todo tan idílico como muchos recuerdan, dando también el soporte muchos problemas.


Los viejos cartuchos de las consolas de 8 BIT de Sega y Ninendo, los titanes de antaño.



...control...


Parecía que la tormenta había pasado y que por fin podría jugar de nuevo a aquellos programas que tanto me agradaron en su día. Es por eso que me dispuse a coger el mando pero al hacerlo por poco se cae la consola en el suelo (estaba apoyada en una pequeña repisa), y es que había olvidado ya lo cortos que eran los cables de los controles de la época , aunque bueno, por suerte no se me pasó por alto el echo de que eran alámbricos, visto que la retiradas de las cables aún es reciente. Otro factor que me llamó la atención del pad fue el poco recorrido (prácticamente nulo) de sus teclas, visto que hoy en día podemos jugar a mandos con botones ultrasensibles de gran profundidad. También noté como el mando era, para mi gusto actual, excesivamente ligero, echando en falta la vibración en los momentos en que, jugando al Killer Instinct, mi oponente me golpeaba. Aunque bueno, estas sensaciones parecen haber vuelto a estar a la orden del día, pues, solo hace falta fijarse en el controlador de PlayStation 3, el Sixasis.

El tiempo pasó rápido mientras jugaba a ese antiguo arcade de lucha, dándome cuenta de algo evidente, que la diferencia gráfica, aunque abismal entre el ayer y hoy, no seguía la proporción en cuanto a diversión se refiere, siendo está la misma en ambas épocas. También comentar que, como usuario de Wii que soy, en ningún momento añoré el poder usar mis movimientos para controlar el juego, por lo menos a los primeros títulos que probé, la mayoría de ellos RPG's o juegos que requieren un uso activo de los comandos.


El mando de Super Nintendo, un clásico.



...y tecnología.


Otra cosa interesante que encontré en el desván fue una pistola de la misma Super Nintendo, tratándose nada más y nada menos que de la Nintendo Scope 6, un periférico gigantesco que actuaba a modo de rifle francotirador con punto de mira de serie. La verdad es que tras analizarla un poco uno se daba cuenta de que era algo muy bien elaborado y difícil de ver hoy en día en los sistemas actuales, y que desprendía irremediablemente un aire único y típico de la época en que fue creada.

Pero una de las cosas que más llamó mi atención fue que era inalámbrica y que empleaba un pesado receptor que se debía colocar justo encima de la pantalla... ¿No os recuerda a algo? La tecnología utilizada respondía a la perfección eso si, aunque lo que daba el cante era los recursos que ese juguete necesitaba, siendo nada más y nada menos que seis pilas AA, una burrada vamos. Esto me hizo recodar la primera portátil de Sega, Game Gear, que también hacia uso para funcionar de seis pilas AA, y es que antes si querías hacer algo sin cables tenias que tirar de pilas, pues, el tema de las baterías no estaba tan avanzado como ahora, ni mucho menos vamos.


Nintendo Scope 6, inalámbrica a base de seis pilas AA.



Los sistemas de antes, y de ahora.


Al igual que la Super Nintendo que protagoniza la historia relatada aquí, todas las consolas anteriores a la conocida como ?primera generación de consolas? que usan como formato los cartuchos, empezando por NES y acabando por la Mega Drive 32X, además de los sistemas de 64 BIT como Nintendo 64 o Atari Jaguar, se caracterizan por varias razones. La más destacable es el poco ruido que generan, seguido de la ausencia del ventilador, cosa que incita al primer factor y que viene motivada por lo poco que se calientan. De esta manera, era una maravilla el trastear con estas plataformas, pudiendo situarlas donde sea, incluso debajo del solfa si cabe. Además, podías jugar por la noche sin miedo a que el juego despertase a tu familia, algo difícil hoy en día. Pues, si os fijáis ahora los sistemas pecan de ruidosos, algo lógico debido al uso de lector de disco y sistema de refrigeración, pero lo que verdaderamente es preocupante es el calentamiento de estos, que tiene a más de uno en vilo, no sea que su consola caiga ?enferma?.

Otros temas que podríamos comentar sería el de la piratería, nacida popularmente con el CD en PlayStation y Sega Saturn (aunque ahora este fenómeno también exista en plataformas con cartucho, dígase GameBoy Advance o Nintendo DS), la utilidad de la videoconsola en sí, pasando de ser lo que la palabra describe simplemente a un centro de ocio, ideal para liderar nuestro salón, o la entrada con pie firme del juego on-line, que aunque dio sus pinitos en las Super Nintendo japonesas (allí con el nombre de Super Famicom), no se extendió hasta hace escasos años. Por suerte, o no, estos tan interesantes temas sobre la comparativa de los sistema de ahora y antaño (dentro de unos límites) los dejaremos aquí, sin llegar a profundizar más, ya que aquí os proponíamos, sobre todo, un enfoque hacia aquellos pequeños detalles que se suelen pasar por alto y que como suelen decir, son los más importantes.

Para acabar, os recomendamos que busquéis por vuestra vivienda aquellas consolas que se podrían considerar lo suficientemente retro (digase Master System, NES o la propia Super Nintendo, por nombrar algunas), sacadle el polvo y redisfrutar de ellas, de bien seguro que tendréis una experiencia de lo más nostálgica, nada comparado con jugar viejas glorias a través de la Consola Virtual, el Marketplace o la PlayStation Store, aunque no negamos su utilidad y facilidad de uso.


A la foto: Atari Jaguar, NeoGeo, Mega Drive y Nintendo 64.



Por cierto, los libros que bajé del desván no me dieron problema alguno ya que siguen los mismos patrones que los actuales, nada han cambiado. En cambio, el mundo del ocio electrónico ha evolucionado de manera espectacular, algo de lo que verdaderamente nos podemos sentir orgullosos, pues, nuestras vivencias han crecido y cambiado junto al camino empezado hace, históricamente, poco tiempo.
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