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Arte y videojuegos

Sábado 14 de Abril de 2007 por Omar Álvarez

Introducción


Comencemos con un tópico, definamos según la RAE:

Arte: ?Virtud, disposición y habilidad para hacer algo?, ?Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros?, ?Conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien algo?, ?Lógica, física y metafísica? y un largísimo etc., por lo general, descripciones pobres y subjetivas ligadas a la época de las mismas.

Videojuego: ?Dispositivo electrónico que permite, mediante mandos apropiados, simular juegos en las pantallas de un televisor o de un ordenador?.


(Negro y Violeta) W. Kandinsky (1924).

Mi intención con este artículo es reventar tópicos. Será una opinión concisa, subjetiva y nítida sobre el gran error que cometen la mayoría de ?hardcore-gamers? para dotar de mayor importancia a los videojuegos; calificarlos como ?arte? (galardón, como después explicaré totalmente innecesario). Una forma inocente de desprestigiar su función básica: hacer pasar un rato divertido.

Videojuegos: El arte de entretener


Si bien es cierto que los tiempos han cambiado y con ello el mundo del videojuego: desde controles, temas técnicos o implementaciones de nuevas posibilidades (físicas más avanzadas, metodologías más precisas o mayor abanico de acciones) no hay que olvidar, que el patrón que debe (o debería) mover el sector, es sin duda el del ocio. Un videojuego está concebido para, básicamente, perder nuestro tiempo (útil o no tanto) ante una pantalla, ya sea CRT, TFT, HD o la de una Game & Watch. Por muy infantil y simple que parezca, divertirse es un axioma ligado al humano, difícil de contentar. No hay más que ver, por ejemplo, que en la antigüedad se otorgaron verdaderas fortunas como obsequio por descubrir juegos lógicos complejos. Un videojuego de aspecto simple, puro, sin pirotecnia como puede ser el Tetris de Alexey Pajitnov, es tan válido a día de hoy como el actual y contemporáneo Virtua Tennis 3. Ambos entretienen, ambos divierten, ambos están bien ejecutados, ambos son buenos videojuegos.


Alexey Pajitnov, creador de Tetris.

Divertirse es, probablemente, de las cualidades humanas más subjetivas. Cada persona disfruta con un abanico increíblemente amplio de acciones diferentes, que matizando, hacen a cada persona única. El videojuego pretende ser, para alcanzar su éxito comercial, lo más universal posible. Por eso juegos de extrema sencillez como Wii Sports, PacMan u Outrun han triunfado y triunfarán.


Virtua Tennis 3 (2007).


Wii Sports (2006).

Ante todo, ante los posibles impactos sociales que pueden suponer interfaces más avanzadas, mejoras gráficas notables o nuevas opciones y acciones, ante todo, un videojuego triunfa si es divertido. Y para divertir, para realmente llegar a calar hondo, ha de ser profundo, desafiante, puro y sin fisuras. Como Tetris. El apartado gráfico es opcional, la imagen se compone como apoyo visual al jugador, nunca como protagonista absoluto. ¿Imprescindible? Claro, ¿Determinante? Nunca. Si en un futuro la imagen cobra demasiada importancia, la jugabilidad quedará coja y el juego perderá su profundidad, su pureza y quedará sin raíces. El videojuego habrá perdido todo por lo que ha luchado con lo que, no será nada. Un ejemplo relativamente actual sería Doom3: vacío, pobre, poco desafiante, caduco.

Nuevas técnicas gráficas, el comienzo del conflicto


A nadie se le ocurrió calificar de arte en 1975 a videojuegos como PacMan, con un aspecto en los límites de lo figurativo, con técnicas gráficas limitadísimas. Sin embargo, a día de hoy es la vanguardia de cualquier museo de arte moderno. El arte es un mundo aberrante, donde se confunde fama y calidad, pose, modernismo, exceso de egocentrismo y probablemente la suma de caracteres más vergonzosos del ser humano. Ha sido tal el cúmulo de experiencias negativas que un servidor ha visto y vivido lo que me ha hecho llegar a esta conclusión. Lo que no quita que el arte sea uno de mis motores en la vida y sin duda una de mis grandes pasiones.

Estos falsos profetas de la modernidad, ven en el apartado visual de algunos videojuegos (recalcaré los más sonados: ICO, Katamari Damacy, el omnipresente REZ, Vib Ribbon, Electroplankton? un goloso caramelo del que sacar dinero. En algunos casos, grandiosos videojuegos dotados de gran profundidad jugable y sin duda, de apartados visuales brillantes. ¿Esto quiere decir que son obras para tener expuestas en un museo? Nada más lejos de la realidad; No.

Pecan de pedantes desde ambos lados del cuadrilátero. Desde los ?gafapastillas? críticos que valoran estos videojuegos como arte por el simple echo de tener una estética brillante (que se acaba simplificando ni más ni menos en realizar simples avatares con mayor o menor gusto), olvidándose completamente de su originen principal, como es el de su carácter jugable, su más claro objetivo que es el de hacernos pasar un buen rato. Videojuegos ?artístico-contemplativos? como, yo que sé, flOw, como mucho lo que pueden llegar a hacer es aburrir. Sin duda con un aspecto visual extraordinario, desde luego, pero en términos de auténtico espíritu ?videojueguístico? prehistórico, serán todo lo vanguardistas, estéticos, retro o simplemente bonitos que quieras, pero si son un fraude jugable será simple y triste arte interactivo, una atracción barata de feria, no más.

Por otro lado están los que dicen que juegos como Final Fantasy XII son joyas que deberían posar en un museo de arte. Probablemente los mismos que no han pisado uno en su vida. ¿De verdad es necesario, el galardón estúpido y fantasma de ?obra de arte? para que un videojuego tenga mayor reconocimiento y sea más entretenido, que en el fondo, para lo que realmente deberían estar diseñados?

Haciendo un inciso en el camino y como comentario probablemente fuera de lugar, me parece pedante la elección de títulos artísticos, tendiendo siempre a comparar con obras de arte registradas de otros mundos, como el de la pintura o el vídeo. Por esa regla de tres, aunque un apartado gráfico de un videojuego sea brillante por sus similitudes estilísticas con la pintura de Kandinsky (siempre de modo superficial, banal), yo siempre me quedaría, por ejemplo, con el estilo propio y clásico del videojuego. Bellezas plásticas como el primer Super Mario Bros, con esa definición y esa gama de colores tan apasionante son únicas y exclusivas de los clásicos de la época, en mi opinión, muchísimo más ricos artísticamente que esas extrañas mezclas entre videoarte y manga anime que intentan colar como post-art.


Super Mario Bros (1985).

Cada cosa por su nombre


¿Museos honoríficos? Quizás, siempre que se comprenda el por qué ese producto debe de estar ahí y no otro. No nos olvidemos que los videojuegos son una pura y simple industria. Píxel, por poner un ejemplo aislado, sí debería recibir ?supuestos? galardones, ha creado una auténtica joya del videojuego como ?Doukutsu Monogatari?, que no sólo tiene un apartado visual rico, bello, completo, con personalidad, carisma y sello, si no lo que verdaderamente importa, impoluta jugabilidad en todos y cada uno de los apartados que puedes imaginar. Y gratis.


Doukutsu Monogatari (2005) por Pixel.

Para todo el mundo, sin ánimo de lucro, por amor al arte, al arte del videojuego, el de hacerte pasar una, dos o mil tardes perdiendo el tiempo delante de una pantalla que te quema la vista. Gente como Shigeru Miyamoto, Yu Suzuki o Mizuguchi son auténticos profesionales en su trabajo, visionarios y gente que domina el sector. Pero no artistas, son genios del videojuego, con un mínimo de creatividad y quizás, sólo quizás, refinado gusto estético (en algunos casos más acentuado que otros). Por favor, no caigamos en el fatal error de llamar arte a lo que no es y crear absurdos conflictos que el simple hecho de plantearlos dan vergüenza ajena.


Mizuguchi, creador de REZ, Space Channel 5, Lumines o Sega Rally.

Deberíamos darle la vuelta a la tortilla y terminar de ser post-modernos. Coger lienzos de Leonardo, Schielle o Bacon y jugar a un ?real Wii sports? con ellos. Veamos que tal le sienta un batazo virtual a Inocencio X. Aunque claro, pronto llegará un listo y lo llamará happening, performance o vete tú a saber qué estupidez. Estos defensores del videojuego que tengan cuidado, porque con lo que pretenden probablemente logren envenenar el sector como se ha hecho con el arte y personalmente, como amante del videojuego desde hace qué se yo la cantidad de años, sería lo último que le haría falta.
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