Los mejores videojuegos del año, según Álex Pareja

Ha sido un buen año para los videojuegos, no lo podemos negar. De un tiempo a esta parte estamos siendo testigos de cómo el medio evoluciona y aporta referentes de forma anual para todos los géneros, plataformas y todo tipo de públicos; todo el mundo, si así lo desea, puede disfrutar de este ocio si se lo propone. Sin embargo, también recuerdo con dolor algunas espinitas que me ha costado sacar, como The Division, No Man's Sky, Quantum Break, Final Fantasy XV... y otros títulos que no han cumplido con lo que yo mismo esperaba de ellos. 

 

También hay que tener en cuenta, como bien pasará en la lista de mis compañeros, que no he podido jugar a todas las obras que me hubiera gustado antes de realizarla, a pesar de que lo he intentado. Títulos como Forza Horizon 3 o The Last Guardian, que pienso que podrían haber tenido muchas posibilidades de entrar, no lo hacen porque sencillamente no he podido jugarlos de primera mano. Me ha costado elegir a diez, y no en el sentido más positivo, por desgracia. El año pasado lo tuve más claro y los primeros puestos eran títulos que me gustaron más que los de este, pero también es una percepción puramente subjetiva. Sin más, aquí os dejo con mi selección personal. 

 

Sé perfectamente que en el momento de su lanzamiento fui muy crítico con Dark Souls 3. Una propuesta que me sabía igual que los títulos anteriores de la franquicia, a la que me hubiera gustado ver un punto más de evolución. Pero claro, como bien dijo Bruno en su momento con Bloodborne, al César lo que es del César. Esta saga ha creado prácticamente su propio género y otras propuestas que intentan imitarla, bajo mi punto de vista, no logran llegar ni a la suela de los zapatos a este juego en ningún aspecto. Y aunque jugué con una sensación extraña, lo disfruté hasta el final durante un montón de horas, y eso a mí me dice bastante. Eso sí, espero ver esa evolución en futuras entregas. 

 

 

Jugué a Inside y es cierto que no dejó un poso demasiado importante en mi mente. Me gustó la propuesta, el desarrollo, sus puzles y el significado que encontré yo de la obra, pero no mucho más de lo que ya había experimentado con otros títulos independientes. Sin embargo, con el paso de las semanas, me sigo acordando de él y sigo dándole vueltas a algunos de sus elementos, dándome cuenta de lo realmente bueno que es. No os diría que pasa a formar parte de mi lista de propuestas independientes imprescindibles, pero sí que me parece una obra que merece la pena y uno de los títulos que deberíais jugar en algún momento de vuestra vida. Puede que os afecte mucho o puede que no lo haga en absoluto, pero pensándolo, precisamente ese también es uno de sus grandes aciertos. 

 

 

Es el shooter en primera persona más original que he jugado en mi vida. El tiempo solo se mueve mientras tú te estás moviendo, creando un sistema de juego que varía por completo las reglas establecidas del género. La increíble utilización de los colores, junto a lo divertido que es su modo campaña y lo picado que terminé con sus desafíos, hacen que para mí sea imposible no incluir en la lista a SUPERHOT, al igual que no puedo dejar de decir que se trata de uno de los mejores videojuegos independientes de este año. Dadle una oportunidad si su original planteamiento os llama mínimamente la atención. 

 

 

Los elementos que hacían un gran videojuego a la primera entrega se potencian y mejoran en Dishonored 2, creando una obra mucho más redonda en todos los sentidos. Pocas veces, durante todo este año, me he sentido tan dentro de una historia y de una aventura de estas características, leyendo todos los elementos coleccionables que encontraba, tratando de construir una build interesante para mi personaje, alucinando con la libertad real con la que se pueden superar todas las fases... a nivel artístico es una locura, al igual que en el diseño de niveles o de habilidades. 

 

 

Lo decía sin miedo a equivocarme cuando tuve el honor de ocuparme de su análisis: Ratchet and Clank es uno de los mejores juegos del año. Por su apariencia, propuesta e incluso precio es probable que haya podido pasar por alto por parte de algunos jugadores, pero que nada de eso os engañe, porque para mi gusto no me faltaba razón. Una aventura de plataformas y acción ligera pero con personalidad. Muy divertida y que incluso se hace rejugable, invitando a recorrer todos sus escenarios para conseguir todos los coleccionables. Ha sido una de las experiencias más gratas y sorprendentes del año, por eso se encuentra en esta lista con todos los méritos. 

 

 

Tantos años después y sigo disfrutando de Pokémon como si fuera el primer día. Pero creo que ahí está la clave de las nuevas entregas, Pokémon Sol y Pokémon Luna, que son las más diferentes de la historia de la franquicia pero siguen manteniendo esa esencia original. El salto gráfico es increíble, al igual que la evolución jugable aunque pueda parecer que no. Es cierto que el juego se siente algo más casualizado y es más sencillo que en años anteriores, pero eso no quiere decir que sea peor. Yo también he echado de menos que sea algo menos lineal y que las zonas de exploración sean más grandes, pero tengo pocos peros que añadir a un juego que permanece desde el primer día en mi Nintendo 3DS y que creo que seguirá allí por mucho tiempo. Deseando estoy de que llegue el Banco Pokémon para intentar conseguir todo lo posible. ¡Alola!

 

 

De lejos y por mucho el mejor shooter del año. Titanfall 2 cuenta con el mejor modo Campaña que recuerdo de un título de este género desde hace muchísimos años, y solo por eso ya merece la pena su adquisición. Pero es que además también incorpora un modo multijugador muy divertido, rápido y accesible para todo tipo de jugadores. No esperaba esto de la secuela de Respawn Entertainment, pero se ha convertido en una de las sorpresas más agradables de todo el año, dando una lección a todas las demás propuestas del género que contaban con mucho más presupuesto y posibilidades. Un título ejemplar a todos los niveles, y hacen falta más como él. 

 

 

Odio los videojuegos que incorporan fases jugables forzadas, que por lo general suelen ser puzles, ya que la propuesta principal es la de caminar mientras se narra una historia al jugador. Son muchos los títulos independientes que pecan de esto, por ello Firewatch consiguió cautivarme desde el primer momento: es la ejemplificación de que se puede plantear una historia muy buena, narrada de forma excelente, sin perder un ápice de profundidad jugable. Yo me he sentido Henry mientras disfrutaba de Firewatch, tratando de comprender los mapas y deseando poder desentrañar el misterio que acontecía, a la vez que profundizaba en la relación con Delilah. Sí, es cierto que si te paras a pensarlo hay algunos elementos que no sacan el máximo provecho, como la enfermedad de su mujer y demás, pero no por ello puedo castigar a una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida junto a un título indie. 

 

 

Blizzard ya tiene el cielo ganado conmigo después de haber vivido en mis propias carnes el cuidado y cariño con el que hacen evolucionar un producto. Overwatch me encantó desde el primer día, pero su compañía ha logrado lo imposible: que cada vez me guste más gracias a sus incorporaciones, modificaciones y eventos temporales. Es un título multijugador cooperativo ejemplar a muchos niveles, y todavía a día de hoy sigo jugando todos los días que me es posible. ¿Lo mejor? Que viendo el trabajo del estudio y lo que disfruto con él, me veo disfrutando junto a este grupo de Héroes durante muchísimo tiempo, y esa sensación no la tenía con otro videojuego desde hace mucho. 

 

 

Es complicado explicar la razón por la que Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón ocupa este puesto en mi lista, pero a la vez es sencilla: es un juego espectacular, absorbente, increíble y que me hizo pasar unas horas pegado a la pantalla como pocas veces he experimentado a lo largo de este año. Es cierto que durante el desarrollo de la obra, como os he comentado en muchas ocasiones, he sido capaz de entender que las motivaciones de Naughty Dog, su estudio de desarrollo, ahora mismo son otras. Veo a un grupo de creadores mucho más cerca de propuestas como The Last of Us, más humanas y profundas, que lo que vemos en Uncharted 4, más loco y aventurero. Pero han sabido encontrar ese equilibrio perfecto, en el que disfruto de sus tiroteos, las fases de acción y los increíbles escenarios junto a un nivel de interpretación y de profundidad de personajes pocas veces visto en el género. Para mí, la despedida para Nathan Drake no ha podido ser mejor, con una de las mejores experiencias de la presente generación. 

 

 

Ver también:

-GOTY 2016 según Adrián Suárez
-GOTY 2016 según Diego Emegé
-GOTY 2016 según Julián Plaza
-GOTY 2016 según Rafa del Río
-GOTY 2016 según Víctor Junquera 

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