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La historia de World of Warcraft

A través de sus expansiones
Lunes 19 de Septiembre de 2016 por Kysucuac

Mi historia con World of Warcraft comenzó hace ya bastante tiempo. Sim embargo, no tanto tiempo como pensaba. La verdad es que cuando una se pone a pensar en “hace diez años”, su mente se traslada automáticamente a los noventa, como si lo único que nos separase de ellos fuera, exactamente, diez años. Pero estamos en 2016 – de hecho, casi a finales de año – y no han pasado todos esos años que nos separan de la década de los 90, sino menos de lo que uno puede llegar a imaginar. Al menos, hablando del MMORPG de Blizzard.

 

El WoW nació el 23 de noviembre de 2004, por lo que dentro de dos meses nos tocará celebrar doce años de juego. Claro que yo no llevo tanto tiempo jugando, y mucho menos en el servidor oficial. Pero esa historia ya os la he contado en el análisis de Legion. Bruno os contó otra, la de la plaga – no intencionada – de la Sangre Corrupta, que dejó a los servidores temblando y, oye, como experimento social no estuvo tan mal. Hoy, en cambio, vamos a comentar otra historia. Quizás no de la forma tan extensa que deberíamos, pero al menos sí vamos a revisarla un poco, porque lo merece. Ésta es la historia de World of Warcraft.

 

No vamos a hablar de la historia en sí, es decir, del lore. Para eso tenéis secciones tan buenas como ésta. De lo que voy a hablar en realidad es de cómo nace, de cómo evoluciona y de cómo ha llegado el juego hasta lo que tenemos hoy en día, hasta lo que Blizzard ha conseguido con Legion. Sí, mencionaré el lore porque, básicamente, es lo que cambia y se actualiza con las expansiones, pero esto es más bien un repaso a qué incluían dichas expansiones. Vamos al lío.

 

Así nació World of Warcraft

Hay que remontarse a diez años antes del juego para entenderlo todo. Sí, aquí parece que vamos de década en década. Ahora sí que hablamos de los 90. En noviembre de 1994 sale Warcraft: Orcs & Humans, el primer título del universo Warcraft. Para quien no lo haya jugado, es básicamente la historia que hemos visto en la película de Warcraft: El Origen. Así, podemos enterarnos de cómo el titán caído, Sargeras, posee al hechicero Medivh para forzar su encuentro con el brujo orco Gul’dan – este sí que está en todos los fregaos el hideputa – en el mundo de Draenor. Con el uso de El Portal Oscuro, los orcos llegaron a Azeroth poseídos por una fuerza oscura y sedientos de sangre, formando un ejército conocido como la Horda.

 

A este primer juego le siguió Warcraft II: Tides of Darkness, que nos lleva más o menos a lo que viene a ser el final de la película, con Anduin Lothar reuniendo lo que queda del ejército humano. La segunda parte, Beyond the Dark Portal, nos deja ver qué ocurrió tras la destrucción de El Portal Oscuro, con Ner’zhul liderando lo que quedaba de la Horda… y con los mayores héroes de Azeroth encerrados en Terrallende.

 

Pasamos, por fin, a Warcraft III: Reign of Chaos, aclamado y querido por muchos, aunque no tan jugado como la segunda parte, The Frozen Throne, que salió en julio de 2003. Sí, sólo un año antes que el MMORPG del mismo universo, por lo que podemos decir queWarcraft III fue el prólogo de World of Warcraft. Más o menos. No en lo que a historia se refiere, ya que ésta vuelve a tratarse en el online como si algunos acontecimientos no se hubieran dado. Y así, niños, llegó el WoW.

 

La nueva Horda de Thrall busca asentarse en la región de Durotar, y expande sus filas, compuestas por orcos, tauren y trols, invitando a los no-muertos Renegados a unirse a sus fuerzas. Algunos piensan que entre el juego base y su primera expansión no hay nada, pero sí hay que mencionar Assault on Blackwing Lair – ay, este Nefarian, qué tontaco se pone a veces –, Rise of the Blood GodThe Gates of Ahn’Qiraj y Shadow of the Necropolis, los parches que añadían nuevo contenido al juego.

 

La primera expansión: The Burning Crusade

Fue la primera y sigue siendo, tras tanto tiempo, mi favorita. The Burning Crusade sale en enero de 2007, tres años después del juego base. En la historia, Kazzak, Señor de la fatalidad, vuelve a abrir el Portal Oscuro a Terrallende, lo que queda del destruido mundo de Draenor. Llegan nuevas zonas, pero la gran novedad son los nuevos aliados de la Alianza, los draenei – mi raza favorita, por cierto – y los elfos de sangre para la Horda.

 

La expedición a Terrallende lleva a los dos bandos a darse cuenta de que hay un conflicto mayor que el surgido entre ellos. La Legión Ardiente se enfrenta a Illidan Tempestira y los suyos, que habían reclamado las ruinas del mundo para ellos. The Burning Crusade no vino sola, ya que le siguieron El Templo OscuroLos Dioses de Zul’Aman y La Furia de la Fuente del Sol.

 

Wrath of the Lich King: el regreso de Warcraft III

Creo que la segunda expansion del juego, que llegó en noviembre de 2008, es una de las más queridas, precisamente, por lo que recuerda a The Frozen Throne. Tras la purificación de la Fuente del Sol, parecía que la paz iba a reinar sobre Azeroth. Ilusos. La Plaga de los no-muertos lanzó un ataque contra todas las ciudades y pueblos del mundo, extendiendo su alcance más allá de los Reinos del Este.

 

Secretos de UlduarLa Llamada de la Cruzada y La Caída del Rey Exánime completaban una expansión bastante buena, con un lore fascinante, aunque también tuvo sus altibajos. Lo mejor: la clase Caballero de la Muerte.

 

Cataclysm: mi marcha de Azeroth

Más allá del lore, Cataclysm fue una de las más odiadas expansiones del juego. Salió en diciembre de 2010, hace apenas seis años. Con ella, el Dragón Aspecto Alamuerte abandona su guarida, sacudiendo todo Azeroth. Lo que se traduce en un mapa destrozado ante el paso del Dragón Aspecto, algo que no gustó a muchos jugadores veteranos. Como – más o menos – era mi caso.

 

Lo bueno de Cataclysm fue la llegada de los huargen y goblins, además de poder llegar hasta nivel 85. A la expansión le siguieron los parches de La Rebelión de los ZandalariLa Ira de las Tierras de Fuego y Hora del Crepúsculo.

 

Mists of Pandaria: No es Kung Fu Panda

Bueno, un poco sí.

 

Aunque la  cuarta expansión de World of Warcraft no llegó hasta septiembre de 2012, podéis estar tranquilos, Blizzard NO plagió a Kung Fu Panda… No del todo, quizá. Los Pandaren existen desde antes que el regordete Po, aunque sí es cierto que no se hablaba de ellos demasiado. Tenemos Maestros de la Cerveza – o algo así – en los juegos originales de Warcraft, anteriores a Kung Fu Panda, si bien puede ser que dicha peli sirviera un poco de inspiración… o se adelantase a los acontecimientos.

 

Sea como fuere, lo mejor de Mists of Pandaria fue la llegada de la clase Monje, que es muy divertida de jugar, con todas esas patadas y movimientos basados en agilidad. Tampoco estuvo sola esta expansión, seguida de DesembarcoEl Rey del TruenoAlzamiento y el Asedio de Ogrimmar.

 

Warlords of Draenor: Viajes en el tiempo y una nueva Horda

Cuando Garrosh Grito Infernal huye de la justicia, con la ayuda del dragón Bronce Kairozdormu llega a un Draenor alternativo, anterior a la llegada de la Horda a Azeroth. Garrosh encuentra a su padre, Grommash Grito Infernal, a quien proporciona la maquinaria necesaria para crear un ejército perfecto: la Horda de Hierro.

 

Esta expansión es bastante completa, la verdad, y de lo mejorcito hasta la fecha, si obviamos lo de las ciudadelas. Entre el nuevo contenido, llegan los duelos de mascota, las nuevas mazmorras y el modo desafío. Además, el nuevo mundo de Draenor está ahí, esperando a ser conquistado… o liberado.

 

Legion: el regreso de Illidan

Con el final de Garrosh y alguna otra cosilla que pasa por ahí, en Warlords of Draenor, Gul’dan, como siempre, encuentra la oportunidad de liarla parda. El parche 6.2, Furia Infernal, es la antesala a lo que está por llegar. El brujo consigue convencer a los líderes de la Horda de Hierro (o lo que queda de ellos) para que se unieran a la Legión Ardiente. Sólo Grito Infernal se opuso, por lo que acabó encarcelado.

 

Sobre Legion, tenéis más detalles en el análisis – que os vuelvo a enlazar para que no perdáis – y sobre World of Warcraft sólo nos queda preguntarnos qué estará por llegar y si es, realmente, ésta su última expansión. Sinceramente, espero que no. Lo único es que, pienso yo, el juego debería adaptarse también estéticamente a los nuevos tiempos. Las cinemáticas son cada vez más alucinantes y, bueno… No estaría mal que nuestro personaje fuera un poco más “guapete”, ¿eh?


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