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MGReplay | Just Cause 2

«También habría aceptado lo de Riconudo»
Martes 23 de Junio de 2015 por Diego Emegé

Hace ya unos buenos cinco años desde el lanzamiento de Just Cause 2, pero sigue siendo uno de los juegos a los que montones de jugadores siguen acudiendo año tras año, servidor incluido, para tratar de acabar su impresionante lista de logros o, simplemente, por lo divertido de la experiencia. Tiene una de esas fórmulas lúdicas que se construyen en torno a la diversión pura y dura, y aunque al principio pueda parecer una mamarrachada genérica y escasa, con un poco de perseverancia, demuestra con fuerza por qué la gente vuelve a él.

 

En Just Cause 2 encarnamos a un mercenario llamado Rico Rodríguez, y nos desplazamos a la paradisíaca y ficticia isla de Panau. Nuestra misión es la de encontrar a un buen amigo y antiguo jefe. Entretanto, nos vamos haciendo amigos de los habitantes del lugar y vamos descubriendo que la situación nacional es un poco tensa, contando con un déspota y la consiguiente guerrilla con planes de lanzarle lejos del trono. Es posible que hayáis visto esta historia previamente, especialmente en alguna película de acción de telecine o en algún producto de consumo similar, pero como os decía más arriba, aquí no venimos a que nos cuenten una historia, ni a descubrir personajes genialmente escritos. Aquí hemos venido a ser libres y a hacer explotar medio Panau.

 

 

En cuanto liquidamos la primera misión, cada uno de los 1000 km2 que ocupa la isla están a nuestra disposición para conducir y pilotar todo lo que nos venga en gana. Armado con un garfio casi mágico, Rico puede engancharse a casi cualquier superficie y así podemos escalar cualquier edificio o accidente geográfico y luego combinarlo con un paracaídas que se puede aprovechar a cualquier altura. Poder abusar de estas dos herramientas se convierte en todo un privilegio: en cuanto entendemos su funcionamiento nos damos cuenta de que los coches ya no son un medio de transporte, sino un medio para impulsarnos.

 

Además, podemos usar el garfio para unir dos superficies u objetos. Sobre el papel parece muy tonto, pero el sistema permite combinaciones de lo más variopinto, y funciona a las mil maravillas gracias al motor de físicas. Así podemos hacernos con un helicóptero, engancharlo a un coche y llevarlo de juerga por ahí, o echarles el lazo a los enemigos para acabar con sus días colgándolos de árboles, por ejemplo. Las armas son variadas y abundantes, y en todo momento podemos pedir ayuda a nuestros compinches para que nos acerquen material a donde será.

 

 

La clase de acrobacias temerarias que lleva a cabo Rico están lejos de resultar realistas: surfear encima de un 747 para acabar con un enemigo no suele resultar muy creíble. Pero el apartado visual permite entrar en su juego, gracias a un trabajo de efectos especiales que se empareja con el carácter de los diseños de personajes y una paleta de colores impactante. Aparte, Panau es hermosa, con localizaciones variadísimas: desiertos, templos, montañas nevadas, etc.

 

Las misiones principales están bien para cogerle el ritmo al juego, pero lo que de verdad os hará volver son las secundarias, los retos, huevos de pascua, coleccionables, las carreras y esa clase de contenidos inagotables que pueblan los mundos abiertos en los videojuegos.

 

 

Entre todo lo que se le puede reprochar al género sandbox está el que dé a luz juegos tan sumamente largos o, casi, alargados, pero en el caso de Just Cause 2 su longevidad se debe más a su naturaleza libre y loca. Nosotros nos hacemos el guiso, añadiendo la clase de acción que queramos, con explosiones, acrobacias y demás, o momentos de pura tranquilidad, mientras planeamos por los cielos disfrutando del paisaje. El contraste es estimulante, cuanto menos. Hoy hablamos de un juego que transmite libertad y justo caos. Habiendo visto que la tercera parte promete expandir su espíritu hasta cotas exageradas, os recomiendo que antes de llegar a Medici os deis un paseo por Panau.

 

Just Cause 2 es ya un clásico de los videojuegos, y más aún de las rebajas de Steam. Si no lo tenéis aún, no dudéis en haceros con él, aunque el día 1 de diciembre llegue la tercera parte, porque os va a traer muchos momentos inolvidables y una sensación de libertad que solo los pájaros conocen.


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