Analisis Xenoblade Chronicles 3D ,3DS

Cuando hablaba de Ni No Kuni: La Ira de la Bruja Blanca, estaba convencidísimo de mi lista personal de JRPG de la generación, y dos años más tarde, el ranking se mantiene. Xenoblade Chronicles es una de las mayores bestias que se han creado en los últimos años, y todas las virtudes y defectos del original se han podido llevar a una consola portátil con Xenoblade Chronicles 3D, sumándole un importantísimo punto a favor.

Quizá por el tipo de público que abundaba en Wii, por la escasísima distribución del original o por el no muy buen momento que atravesaba el JRPG en 2011, Xenoblade pasó más desapercibido de lo que debería, pero el ruido del reducido nicho consiguió hacerse grande porque la ocasión lo merecía. Operation Rainfall, la inclusión de Shulk en el nuevo Smash Bros, el desarrollo de un nuevo Xenoblade o este mismo port como estreno para la línea de juegos exclusivos de New Nintendo 3DS son muestra de ese éxito potencial. Xenoblade no es un juego típico, ni mucho menos.

Cuando el mundo del videojuego se enfrentaba a la amenaza del pasillismo exagerado, Xenoblade Chronicles vino para dar un golpe sobre la mesa y enseñarnos cómo debe ser un mundo abierto, llevando logros técnicos y de diseño de escenarios a una plataforma que no estaba precisamente destinada a ello. Ahora, cuando nos enfrentamos a mundos abiertos 'porque sí', Xenoblade Chronicles 3D nos recuerda que no sólo es cuestión de proporciones, que una pradera inabarcable no lo es todo.

Y aún así, sigue impresionando como el primer día por innumerables motivos. La epopeya de escalar Bionis nos deja con estampas difíciles de olvidar, y siempre queda esa sensación de 'esto no ha hecho más que empezar'. Desde los primeros enemigos que nos dicen que esto no va a ser precisamente un paseo, vamos a la primera ciudad en la que es fácil perderse y desde la que podemos saltar para empezar a explorar como nunca se había explorado, con riesgo a meternos donde aún no debemos, con innumerables recovecos y objetos que descubrir... Y con las primeras sorpresas de la historia comienza la aventura, que nos lleva a un mazmorreo digno, a darnos cuenta de que las Llanuras de Gaur que de primeras veíamos como la mayor extensión imaginable están muy lejos de lo que supone cruzar a nado el Mar de Eryth, la extensión de agua que vemos donde debería estar el cielo mientras atravesamos la densa Selva de Makna,... 'Y esto no ha hecho más que empezar'.

El juego de proporciones de Xenoblade Chronicles sólo se puede definir con la palabra 'impresionante', y aquí es donde radican sus principales virtudes y defectos. La ausencia de alta definición es un problema tanto del original de Wii como de esta versión de New 3DS, pero aún así tiene un mérito inigualable hacer algo así en estas plataformas. Esta nueva versión al menos hace más fácil y rápida la transición entre localizaciones a través del viaje rápido del mapa, y por supuesto, el formato portátil es todo un acierto dada la magnitud del juego. Quizá atarse a una consola de sobremesa para pasarte tres horas caminando y combatiendo no es la mejor idea, y el poder hacerlo poco a poco o adelantar faena (combatir o descubrir) en ratitos libres, ayuda mucho.

Me gusta dejar claro que lo que considero más importante de un RPG está repartido en tres aspectos como son la historia, el sistema de combates y la gestión de equipo y objetos vía menús, y aunque es algo que choca con no dejar de hablar de las estampas de Xenoblade Chronicles 3D, es imposible dejar esto aparte. Pero sí, también destaca en esos tres aspectos al intentar salirse de la norma y, en el fondo, es curioso que aunque no ha sido el JRPG más jugado, es uno de los principales referentes del género que han marcado el camino a seguir en lo que a alejarse de los combates por turnos se refiere.

Shulk, Dunban, Melia,... Hasta Riki, todo el elenco de personajes de Xenoblade Chronicles ha conseguido llegar a hacerse inolvidables por un motivo u otro, pero lo realmente sorprendente de esta aventura es que su protagonista no es tanto Shulk como Bionis, Mekonis y por supuesto, la Monado, y esta espada y su elegido capaz de predecir el futuro gracias a ella son la clave de toda una epopeya que desde el primer momento nos consigue situar a la perfección y que nos sabe dejar con varias grandes incógnitas que funcionan como eje conductor del argumento, y aún dándonos de vez en cuando la motivación de seguir con imágenes del futuro, consigue ser impredecible.

Con respecto al sistema de combate, la decisión de mantenerlo tal cual lo vimos en Wii es un acierto, aunque la pantalla táctil se queda un tanto desaprovechada y aquí bien se podrían haber puesto atajos táctiles para las diferentes artes. Todo lo que hubiese que decir sobre esto sería a modo de wishlist que nunca se cumplirá, y es que de toda la cantidad de información que aparece en pantalla algo se podría haber trasladado a la pantalla inferior más que la información del grupo. En el modelo normal de New 3DS la sobreinformación puede causar algo de lío en pantalla, pero en realidad no es un problema tan grande por aquello de que el combate es semiautomático y no tenemos que prestar tanta atención a los movimientos del enemigo como a la posición, las artes que utilizar y, por supuesto, a las profecías de Monado.

Y claro, como con toda remasterización/versión/port, toca hablar de si merece la pena o no y para qué tipo de compradores. Por supuesto, el modo de 'Trofeos' (modelados 3D de los personajes y enemigos) o las partes del Sound Test que se consiguen con las monedas de StreetPass o con el amiibo de Shulk no son grandes alicientes para quien ya ha jugado a Xenoblade Chronicles en Wii, y sencillamente queda pensar si quieres volver a echarle entre 70 y más de 100 horas a uno de los mejores JRPG de los últimos años en un formato más apropiado. Si no has jugado, sea en la plataforma que sea, hazlo, hazlo y dedícale sólo cinco horas siguiendo las indicaciones de la historia, hasta la aparición de Metal Face, y sin perderte ante una exploración que de primeras, abruma. Las ganas para las siguientes decenas de horas llegarán solas.