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Analisis Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón ,PS4

El adiós a Nathan Drake.
Viernes 13 de Mayo de 2016 por Álex Pareja

Uncharted 4 El Desenlace del Ladrón es la entrega de la saga más diferente. La única que trata de evolucionar su propuesta, con un estudio de desarrollo que deja notar su deseo de encontrar otra manera de trasladar las sensaciones que vivimos en juegos anteriores, de una forma mucho más humana y aplicando algunos de los logros alcanzados en el pasado. Uncharted 4 es el menos Uncharted de todos, e incluso podemos llegar a la conclusión de que más que una aventura nos plantea un viaje.

 

Desde el principio, Naughty Dog deja claro que lo que les inquieta en esta ocasión es ahondar en la personalidad y en los sentimientos de sus personajes, creando la entrega más humana, con mejor historia y la más trabajada a nivel cinematográfico, destacando su nivel de interpretación. La potencia bruta que han podido extraer de PS4 roza lo absurdo, convirtiéndose por méritos propios en el videojuego más bello y espectacular a nivel gráfico que jamás ha visto una consola. Se aprovecha de sobremanera esta capacidad durante todo este viaje, pero también dando una importancia mayúscula a la evolución sentimental de los personajes, que esta vez se deja ver en su propio rostro.

 

El lenguaje gestual cobra un nuevo sentido en Uncharted 4, dando vida a las escenas y a los sentimientos de los personajes. Es una historia muy emocional en todos los sentidos, algo que vemos aplicado en las escenas pero también en el propio juego, ya que muchas de las secciones jugables varían su control o, mejor dicho, la manera en que Nathan reacciona a nuestras órdenes con el mando dependiendo de su estado. Es una delicia comprobar que lo que ha ocurrido en la escena anterior ha afectado a nuestro protagonista y se deja notar, demostrando que Naughty Dog vuelve a estar un paso por delante en muchos sentidos.

 

Jamás se han visto unos personajes tan vivos y expresivos en un videojuego

 

No hay otro videojuego existente hasta el momento que muestre en pantalla a unos personajes tan vivos, que saben reaccionar de forma natural a todo lo que ocurre. Puedes desviarte del camino principal, intentar observar otra zona del escenario, ponerte a explorar... y siempre encontrarás un tipo de respuesta por parte de Nathan y del acompañante de turno. Sentir que los personajes viven y reaccionan a los actos que nosotros mismos estamos experimentando no tiene precio, marcando el camino del progreso que el medio al completo deberia saber mantener en aventuras de este estilo.

 

Naughty Dog conoce de sobra lo que tiene entre manos y lo sabe explotar, ofreciendo continuamente escenas cinemáticas en las que se despliegan las interpretaciones de sus actores y también en los propios escenarios, creando unas bellas estampas y los escenarios más espectaculares que seguramente se hayan recorrido hasta el momento en una consola. Creedme cuando os digo que las imágenes no hacen justicia a la exhibición de los gráficos en tiempo real, reaccionando también a todos nuestros movimientos e incidiendo en el paisaje con nuestras interacciones.

 

En movimiento es todavía más espectacular

 

Uncharted 4 destaca a nivel artístico y uno de los grandes atractivos de la obra es precisamente ese: colocar al jugador en diferentes situaciones de forma continua en las que va a tener acceso a exuberantes paisajes, con los que poder recrearse. El título incluye un Modo Foto que podemos activar desde el menú principal en cualquier momento, dejando claro que la importancia visual de esta obra es mayúscula. Y quizás lo sea en exceso en algunas ocasiones, ya que se dejan de lado muchas de las características que han hecho grande a esta franquicia en favor de estos momentos memorables que, es posible, pierdan todo su sentido cuando la tecnología avance lo suficiente como para que este nivel gráfico deje de sorprender a los jugadores.

 

Da la sensación de que el estudio ha apostado muchos esfuerzos en la recreación enfermiza de los escenarios y en los millones de detalles que los pueblan. De hecho, da gusto comprobar cómo cada rincón está tratado con amor y desviarse de algún camino principal o introducirse por ciertos recovecos nos suele premiar, ya no solo con coleccionables, sino con otros de estos paisajes o un nuevo y pequeño escenario donde el juego vuelve a sacar pecho por su nivel visual. En este sentido, también se nota y mucho el trabajo previo del estudio con The Last of Us, que a su vez también se convierte en su mayor problema.

 

 

Uncharted 4 bebe de The Last of Us en todo momento, sobre todo en la concepción de los escenarios y en el ritmo de juego. Esta vez nos encontramos con escenarios mucho más grandes que el juego invita a explorar, pero con una diferencia: en este no tiene tanto sentido hacerlo. En The Last of Us recorríamos cada rincón de los escenarios en busca de suministros y recursos necesarios para nuestra supervivencia, y siempre lo hacíamos con la presión de que en cualquier momento podíamos ser sorprendidos por algún enemigo humano o no humano, capaz de acabar con nuestra vida en un instante. En Uncharted 4 no hay nada que encontrar más allá de la puerta que nos permita proseguir con nuestro viaje, aunque aderezándolo con conversaciones y con las reacciones que ya he comentado antes.

 

En lugar de dar sentido a la exploración minuciosa de los escenarios para encontrar recursos necesarios para seguir jugando, como en el caso de The Last of Us, Uncharted 4 incorpora un sistema de recogida de objetos muy similar al que vimos en The Order 1886, que nos permite tomar algunos elementos del escenario, observarlos en detalle en primera persona y dejarlos de nuevo en su lugar para proseguir con nuestro camino. Estos detalles están bien, sobre todo por las reacciones de los personajes, pero pueden llegar a cortar el ritmo y en ocasiones da la sensación de que se recurre a ellas en exceso.

 

Hay muchas interacciones de este tipo en el juego

 

Por ejemplo, hay muchas fases en Uncharted 4 (y cuando digo muchas, son muchas) en las que lo único que debemos hacer es recorrer unos escenarios concretos, de forma pausada, encontrando multitud de estos objetos y observándolos mientras se va construyendo la historia. Estos momentos de relajación le sientan bien al juego y al nuevo ritmo planteado, pero en ocasiones da la sensación de que se estiran durante demasiado tiempo. Uncharted es una saga que nos había acostumbrado a la acción sin descanso, a las situaciones extremas y a los monentos frenéticos. Aquí, en muchas ocasiones, echamos de menos que Uncharted 4 sea más Uncharted.

 

Pasaremos más tiempo recorriendo y explorando los escenarios que viviendo estas situaciones extremas, que realmente se pueden contar con los dedos de una mano, volviendo a confirmar que esta entrega de la saga es la más distinta de todas. Viviremos situaciones límite que nos harán saltar de la silla y quedarnos boquiabiertos, por supuesto, como no podía ser de otra manera, pero parece que Naughty Dog ha querido explorar esa manera de plantear sus juegos de otra forma con Uncharted 4. Siempre se intenta que el jugador no sepa a lo que va a enfrentarse a continuación ni la manera en que el juego lo plasmará, y eso lo consigue lograr, pero de nuevo, puede que algunos echen de menos más momentos de acción sin descanso.

 

No hay demasiados momentos de este estilo en la experiencia al completo

 

De hecho, hay pocos combates y tiroteos, uniendo una nueva característica que hace posible que la mayoría de ellos puedan ser superados sin pasar a la acción gracias a la incorporación de nuevas mecánicas de sigilo. Es evidente que Naughty Dog conoce sus puntos fuertes y también sus puntos débiles a lo largo de toda su historia en la franquicia, y en Uncharted 4 se explota una parte y se deja de lado la otra. Los tiroteos y los combates nunca han sido lo más destacable de las entregas previas y en esta ocasión no podía ser menos, ya que en realidad no se ha evolucionado en absoluto el sistema e incluso se han eliminado algunas opciones de las que sí disponíamos en juegos anteriores, como la posibilidad de devolver las granadas de los enemigos.

 

El sistema de combate sigue teniendo los mismos problemas que antaño: en ocasiones no es del todo preciso y el propio control no está del todo pensado para enfrentarnos a otros enemigos que nos flanquean y nos intentan atacar desde diferentes ángulos. Por ello, parece que el estudio ha decidido prescindir de esas fases en las que teníamos que enfrentarnos a oleadas de enemigos sin descanso para incluir muchos menos combates que pueden ser superados sin que nos descubran, de nuevo, utilizando mecánicas que tampoco sorprenden demasiado, como los arbustos que nos hacen invisibles, pero al menos cumplen su cometido. Además, como decía, en esta ocasión no son el grueso de la experiencia, aunque no puedo dejar de pensar que parece que esta ha terminado siendo la gran deuda pendiente de Naughty Dog con la franquicia

 

 

La inclusión de los vehículos y las situaciones que estos generan cuando nos ponemos a su control también mejoran y mucho la experiencia, aunque es mejor que todas estas sorpresas las viváis vosotros mismos en lugar de desvelaros más detalles. También encontramos buenos momentos de plataformeo y la inclusión de la cuerda, por ejemplo, le sienta estupendamente bien a un sistema que tampoco ha evolucionado en exceso, aunque tampoco lo necesita. En esta ocasión, eso sí, cabe destacar que los escenarios son mucho más naturales y no da tanto la sensación de que están construidos únicamente para ofrecernos un camino por el que escalar, e incluso en la mayoría de ocasiones podemos progresar por distintos caminos.

 

Aunque Uncharted 4 evoluciona el concepto para dar mucha más importancia a las secuencias cinemáticas, a la historia y a las propias emociones de los personajes antes que a estas situaciones extremas que cada vez sorprenden menos, no quiere decir que por ella sea un peor juego o que no se disfrute de principio a fin de cada uno de sus momentos. La obra siempre es capaz de proporcionarnos vivencias y experiencias memorables, haciendo que visitemos escenarios increíbles y que nos maravillemos por todo lo que tenemos a nuestro alrededor. El juego no destaca por sus mecánicas o por su control, pero es en la forma en que recubre todo ello donde reside su magia, con la sensación en todo momento de que es una obra creada con amor. Una de las pequeñas conversaciones que encontramos en el juego entre Nathan y Sam son una viva imagen de lo que significa la experiencia en sí misma: 

 

- Reconoce que esto es divertido.

- ¿El qué? ¿Escalar un acantilado?

- Sí, escalar un acantilado en una isla pirata secreta.

 

 

Uncharted 4 El Desenlace del Ladrón es tremendamente divertido, humano a muchos niveles y ejemplar en otros tantos. Quizás da la sensación de que la evolución que ha tenido Naughty Dog como estudio en los últimos años no le sienta tan bien a esta saga como podría sentarle a otro tipo de experiencias, dejándolo claro en algunas de sus fases o en algunas decisiones discutibles, por ello también entendemos que se quiera despedir para siempre a la franquicia. Pero aún así, todas son pequeñas quejas hacia una obra descomunal que sabe ofrecer todo aquello que esperamos.

 

Puede que los fans más acérrimos de la saga y de su frenetismo echen de menos que esta entrega sea más Uncharted, ya que en ocasiones se parece mucho más a The Last of Us, pero eso no quiere decir que la experiencia sea mala. El viaje que plantea Uncharted 4 El Desenlace del Ladrón es meritorio, intenso y merece la pena ser vivido al menos una vez. Las emociones que en esta ocasión nos hacen vivir Nathan Drake y el resto de su grupo son impagables, con un punto y final para la franquicia genialmente llevado.

 

 

Uncharted 4 plantea un viaje, más que una aventura, con sus curvas peligrosas por el camino y con sorpresas en su recorrido, provocadas en la mayoría de ocasiones por nuestros propios acompañantes. Pero cuesta no sentir una especial satisfacción al alcanzar el destino y al saber que en esta ocasión tenemos que despedirnos de Nathan Drake, orgullosos de él después de todo lo que nos ha hecho vivir.

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