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Analisis The Legend of Zelda Majora's Mask 3D ,3DS

El más arriesgado y original aún después de quince años.
Miercoles 04 de Febrero de 2015 por Víctor Junquera

Si me hubiesen dicho hace quince años que en algún momento iba a estar jugando fuera de casa al que por aquel entonces se convirtió en uno de mis juegos favoritos, seguramente habría pensado que era imposible. ¿Cómo iban a meter algo tan realista en una Game Boy Color? Y si me hubiesen dicho que estaría escribiendo sobre este hecho como lo hacía la gente a la que leía por aquel entonces... Y aquí estamos, con The Legend of Zelda: Majora's Mask entre las manos, de nuevo, y sin necesidad de Expansion Pak.

 

Sin palabras.

 

Recuerdo con mucha claridad cómo fue el proceso de aceptación del original de Nintendo 64, porque antes de que fuese el mito que es ahora, entró con muy mal pie. Entre el diseño de las hadas perdidas que no encajaba bien entre las ideas de un prepúber (que fue una de las primeras imágenes aparecidas del juego), el reciclaje de modelados de personajes de Ocarina of Time, la cercanía del lanzamiento de uno y el anuncio de otro, el prescindir del Link adulto,... Lo compramos con cierto escepticismo, pero lo compramos, era Zelda al fin y al cabo, y tardé, tardé en asimilar lo que tenía entre manos, pero las dudas se disiparon en el momento en que empezamos a saltar de tocón en tocón viendo a Link haciendo cabriolas en el aire.

 

El paso del tiempo y el ruido del nicho ha hecho mucho por Majora's Mask. Se coloca en muchas listas de juegos favoritos de la saga por lo atrevido y bizarro de su mundo, en parte un poco de postureo del nivel de Link's Awakening, pero no es un galardón inmerecido. The Legend of Zelda: Majora's Mask es un juego extraño, sobre todo al venir de Ocarina of Time o prácticamente cualquier otro juego 3D de la saga, pero ahora se comprenden muchos más detalles que hacen que sea más genial si cabe, y no hablo de algo como la espectacular teoría de que Link está muerto en Términa.

 

Es el único Zelda con cuatro personajes jugables diferentes (y diferenciados).

 

La distribución de la propia Términa en realidad ya es algo que fue novedoso y que muchos años después se volvió a aceptar como novedad en Skyward Sword, con aquello de que 'todo el mundo es una mazmorra' con la salvedad de Altárea. Aquí está la Ciudad Reloj, el campo de su alrededor (el equivalente al cielo de Skyward Sword aunque se parezca más a la Campiña de Hyrule de OoT), pero una vez que nos adentramos en cualquiera de las regiones de los puntos cardinales, ya estamos dentro de la mazmorra, aunque no venga identificada por los cofres con el mapa, la brújula y las llaves, y por supuesto, está el factor nunca más visto del cambio radical de habilidades del protagonista.

 

La vida en Términa es agobiante a pesar de parecer un festival constante.

 

Pero lo que hace realmente especial a Majora's Mask es que, cuando una compañía dice que 'esta es la entrega más oscura de la saga', nunca estará, ni cerca, de todo lo oscuro que puede llegar a ser Majora's Mask. Desde el primer momento en el que Link está en una desventaja absoluta ante un enemigo como un Joker henchido de poder y esas primeras horas de juego en las que no podemos hacer absolutamente nada por evitar el fin del mundo y la caída de la Luna sobre la Tierra, hasta el grito de dolor del joven Link cada vez que toca cambiar de máscara con la correspondiente animación retorcida, el ver a todos los habitantes de Términa con su actitud de felicidad forzada ante el inminente desastre, el ver a personajes queridos como una Malon con un nombre diferente que no te conoce a pesar de que estás 100% seguro de que es Malon y que todo lo que te une a ella está ahí,... E incluso el propio Tingle tiene en su primera aparición su existencia y actitud más creepy de todas. Es un juego especial, pero es un juego difícil de tragar.

 

Siempre hay peticiones, nunca hay tiempo. Al menos ahora hay una forma mejor de guardar partida.

 

El paso del tiempo ha hecho que se vanaglorie a Majora's Mask por arriesgado, pero no hay que olvidar que, como juego, tenía mucho de esa realidad de copia-pega de modelados (aunque ahora de repente son personajes con una vida por la que preocuparte), que contaba con muchas menos mazmorras que su predecesor y que el hecho de que la gran mayoría del contenido se base en misiones secundarias no es algo que agrade a todo el mundo. Cuidado con el hype y el fanservice, que sigue habiendo que conseguir absolutamente todas las máscaras del juego para conseguir ver al Link Fiera Deidad, y no es tarea fácil.

 

Pero hablando ya de lo que supone este remake para 3DS, no es tarea fácil, pero puede llegar a ser mucho más fácil de lo que fue concebido originalmente ya que aquí las piedras cotilla no sólo te dan una pistita leve en texto sino que prácticamente te pueden decir todo lo que tienes que hacer a continuación con pelos y señales en formato vídeo, casi como si de una Superguía se tratase. Es preferible prescindir de ella para disfrutarlo más, pero el enrevesamiento de según qué situaciones y no saber muy bien qué máscara usar puede llevar a una de esas situaciones de las aventuras gráficas a inventario lleno en las que es más bien ensayo y error.

 

También se ha cambiado la utilidad de la Canción del Tiempo doble.

 

Mientras que unas cosas se han facilitado, otras se han retocado para hacerlas un poco más desafiantes, lógicas o simplemente épicas. Hay todo tipo de retoques, unos menores y otros mayores, y el Templo de la Gran Bahía viene con el mismo tipo de retoque de colores que el Templo del Agua de Ocarina of Time 3D, para evitar agobios. A pesar de estos cambios y de otros como la mecánica de nado del Zora y todo lo que ello conlleva, la experiencia general no cambia, y esto quiere decir que a pesar de contar con un número de mazmorras inferior al habitual en un Zelda, la realidad es que es variado y original como ningún otro.

 

¿Merece la pena el remake? Desde luego. Ha pasado el tiempo suficiente y ya hemos visto muchas cosas en la industria del videojuego como para ver que esta cuenta atrás hacia el fin del mundo sigue siendo tan original y única como en el año 2.000, y por supuesto, no es sólo que se vea mucho mejor que el original (y mucho mejor que Ocarina of Time 3D, ya puestos), sino que se lleva mucho mejor. Hay más espacio para inventario reduciendo cierto tedio del cambio (ya que las máscaras ocupan un espacio como el que ocupa cualquier otro item), y el control parece prácticamente nativo de 3DS (no se echa en falta una New 3DS, cabe decir), mucho mejor que en una Nintendo 64 o con un mando como el de GameCube o el Clásico de Wii en la ROM de la Collector's Edition o en la Consola Virtual de Wii, con el lío de los botones adaptados.

 

Parece difícil que una ambientación tan desasosegante haya salido de Nintendo.

 

Majora's Mask fue un adelantado a su tiempo y fue un incomprendido por ello. ¿Es ahora el mejor momento para él? Seguramente una gran parte de ese público 'new' de Nintendo que entró en los videojuegos con DS y Wii vayan a pensar ahora lo mismo que pensó mucha gente hace quince años, y más aún con el cambio de estándares que hemos vivido. Cuidado con The Legend of Zelda Majora's Mask 3D: es un juego difícil, es un juego oscuro, retorcido y lioso, es un juego alejado de lo que te podrías esperar de un Zelda,... Pero justo por eso sigue siendo, a día de hoy, increíble, variado, arriesgado y original.

9.5
/ 10

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