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Analisis Test Drive Unlimited 2 PS1

Lunes 21 de Febrero de 2011 por Pepe Rodríguez
Test Drive Unlimited 1 sirvió para hacernos la boca agua a muchos. La magníficamente recreada isla de Hawaii nos cobijó durante mucho tiempo, muchas horas de juego, a quienes esperábamos que alguien se decidiese a hacer un racer en un mundo virtual abierto. El juego tenía muchos defectos, pero sus aciertos lo compensaban y, aunque no era el juego definitivo ni mucho menos, nos hacía muchas promesas de lo que el futuro podía deparar en el género. Por supuesto, cuando se anunció Test Drive Unlimited 2 a algunos nos pareció que se acercaba un juego con marchamo de histórico, algo que cogiese las buenas ideas de su predecesor y las llevara a cotas que sólo nos atrevíamos a soñar. Y, como de costumbre, en la vida, eso no ha pasado. Pero hay que saber ir más allá de las expectativas individuales.

Test Drive Unlimited 2 es un juego de coches en un mundo abierto. Hasta ahí todo correcto. La isla elegida en esta ocasión es Ibiza, aunque al avanzar en el juego se desbloquea el escenario original de la precuela, por lo que el terreno por recorrer se torna enorme. Dos grandes islas que disfrutar a lomos de los mejores coches del mundo.

El juego tiene una historia. No queremos desvelaros nada, así que taparos los ojos para no leer lo siguiente: quieren que seas un conductor de competición. ¿Lo habéis leído? Oh, lo siento, os lo he destripado. El avance en esta historia está estructurado en base al avance en cuatro apartados jugables: competición, mundo social, colección y exploración. Según vas ganando puntos en cada uno de ellos vas obteniendo posibilidad de comprar coches, casas, ropa, cortes de pelo, etc. lo que podría esperarse de un juego que apela a la personalidad del jugador como protagonista.

Lo primero que tengo que decir es que yo, como amante de los racers, me encrespo cuando el control no es preciso. Y aquí no lo es. En absoluto. Los coches no tienen peso alguno y jugar sin ayudas es un compendio de frustraciones que no te permiten disfrutar de la conducción, ni paseando ni corriendo. El estilo elegido, que pretende huir de lo que se conoce como control arcade y se queda a años-luz de lo que llamamos simulación, es pobre y hace que te dé la sensación de tener entre manos un micromachine en vez de un deportivo estrella. No puedo evitar sentir decepción cada vez que me pongo a los mandos, porque conducir no está bien llevado a cabo? y estás todo el rato conduciendo. Poco peso, poca inercia, sensaciones irreales, nula sensación de agarre en el asfalto. Aunque para ser justos, la conducción no es el alpha y el omega de este producto. Aunque debería, por sentido común.

Pero, después de eso, hay que reconocer que dar vueltas por Ibiza es inmensamente placentero a nivel visual. Técnicamente el juego falla en cosas como exceso de popping y algún que otro punto en que la detección de colisiones es cuestionable, pero todo pasa a un segundo plano cuando se valora la enormidad del trabajo que supone una recreación tan bella de un paraje tan amplio. Más delito tiene la paupérrima animación de los personajes, pero eso tiene mucho que ver con el siguiente apartado, que es el de la historia.

Y de verdad que creo que muchas veces nos toman por idiotas a los que jugamos a videojuegos. Las relaciones entre los personajes, el cómo se mueven, lo que dicen... es tan absurdo, lleno de clichés y predecible que a uno se le agotan los calificativos. A ver, que no es que estemos pidiendo guiones de primer nivel que, como decía antes de la conducción, puede no ser lo esencial; pero ya que te metes en el berenjenal de contar una historia (algo que, por cierto, nadie te ha pedido y, para ser sinceros, yo no agradezco en absoluto) procura no hacerlo como si tu audiencia fuesen usuarios de neurona y media (?). Es un punto este en el que el juego se vuelve demasiado burdo como para pasarlo por alto pero, una vez más, no es lo más importante, y habrá gente a la que le dé igual. Pero se trata de otra aspiración truncada.

Este virus de la ambición fracasada se expande en el resto de apartados. No tiene pase el hecho de obligarte a jugar de esas cuatro maneras que hemos mencionado: competición, mundo social, colección y exploración. Es el problema de abarcar mucho y apretar poco. Estoy convencido que a unos les gustará una cosa y a otros otra, pero es seguro que a nadie le gustan las cuatro por igual, por lo que mientras estás enfrascado subiendo de nivel en alguna de las que menos te agradan sentirás que estás perdiendo el tiempo. Que es lo peor que te puede ocurrir con un mando en la mano y mirando la tele. Estas mezclas me desagradan. Puedo encontrarle placer a irme a una punta de Ibiza a tomar una foto, porque puedo ir a toda velocidad y montarme mi propia carrera... pero eso choca de frente con pasar un rato largo hablando con personajes mal hechos o en una tienda comprando trapos. No, no es para mí y quizás, tampoco para ti.

Todo lo anterior puede dar la sensación de que el juego falla en demasiadas cosas pero, como he tratado de explicar, no es que sean defectos per se, si no que son elecciones que el juego toma en un género al que nosotros no nos convence ni conviene. No importa mucho, pues, porque aún no he hablado del meollo que es, claro, el online. Y, aquí TDU2 cumple lo prometido. Hay que señalar que hay problemas con los servidores y una cierta inflexibilidad a la hora de jugar con la misma gente de seguido, o con amigos, pero son problemas que están en vías de ser parcheados. Más allá de eso, es de aplaudir que se pueda correr con quien sea sólo con darle las luces. Y también es de aplaudir los modos de juego cooperativos, el poder seguirse unos a los otros dando vueltas, el crear carreras con checkpoints improvisados, el modo fllow the leader... en general, un menú para no aburrirse cuando se corre contra gente de todo el mundo.

La conclusión es compleja. Lo es porque el juego es enorme y porque lo que propone es mucho. Hay tanto que hacer, hay tantas formas diferentes de jugar, que es fácil que alguien encuentre algo que le gusta mucho pero un montón de cosas que le desagradan. Lo que veo muy difícil es encontrar a alguien que le guste todo. No puedo menos que ser sincero conmigo mismo y decir que el juego no me ha gustado, pero porque yo necesito cosas muy concretas a nivel de conducción, muy concretas en la libertad que exijo para que no me tengan perdiendo el tiempo en cosas que me aburren y, quizás, tú no seas como yo y perdones todo eso por una buena carrera online rodeando una bellísima Ibiza. Test Drive Unlimited 2 propone demasiado, se queda a medias en casi todo y no remata realmente bien en nada, pero es muy posible que eso sea suficiente. Es lo que pasa cuando eres muy ambicioso, que incluso en el fracaso has llegado muy arriba.

NOTA FINAL: 6.5
6.5

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