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Analisis Splatterhouse PS1

Domingo 28 de Noviembre de 2010 por Mario Fernández
Piensa en como eran los juegos malos de la primera PlayStation: pasillo, arena de combate, pasillo, arena de combate, pasillo, jefe, arena de combate, pasillo, arena de combate, jefe, siguiente fase? Los mismos movimientos, animaciones y enemigos? La misma mierda de siempre.

Este reboot de la saga Splatterhouse es exactamente así.

El guión se jacta de ser fiel al clásico de 16 bits? Rick, un estudiante de parapsicología, acompaña a su novia Jennifer a una lovecraftniana mansión en la que vive un profesor, Henry West, con el que la chica ha quedado.

Al llegar a la casa aparece el Dr. West, que resulta ser el típico científico loco-maligno con bata de laboratorio y pelo alborotado. Invoca a unos monstruos de otra dimensión que matan a Rick y secuestran a la chica. Mientras Rick la está palmando, ahogándose en su propia sangre (muy bien recreada por cierto) hace acto de presencia una máscara mágica que le ofrece un pacto.

Obviamente si te estuvieses muriendo, con los intestinos fuera, y pensando en lo que le van a hacer a tu escultural novia (digna de una portada de la Playboy) y una máscara mágico-diabólica te ofrece la resurrección y poder sobrehumano, pues dices que sí? ¿Y quién no? Algo querrá a cambio la dichosa máscara pero da igual; supongo que para un estudiante de parapsicología que se debate entre la vida y la muerte cualquier cosa es mejor que abrazar el frío nihilismo. Además Rick pretendía proponerle matrimonio a Jennifer esa misma noche, por lo que el dramatismo de la situación alcanza cotas dignas de ?El Cuervo?.

Cuando Rick se pone la máscara se ahorra 3 años de gimnasio y 5000 euros en esteroides anabolizantes; se convierte en The Tenth, el personaje de cómic creado por Tony Daniel. Es más o menos en este momento cuando empieza a sonar una guitarra pesada (y nunca mejor dicho) que durará hasta el final del juego. De vez en cuando, en momentos especiales y batallas contra jefes finales, los infumables solos se convierten en canciones de grupos como Lamb of God, ASG o Mastodon. Un gustazo para los amantes del auténtico death/metal/hardcore, pero del bueno, el de verdad, el de la gente con criterio e integridad musical, distinto al que hacen grupos ?comerciales? como Linkin Park? En realidad da igual porque la banda sonora resulta demasiado estridente y redundante.

Algo de lo que Namco parece sentirse bastante orgulloso es de la clasificación por edades que ha obtenido Splatterhouse, luciendo el icono de +18 como si fuese un trofeo. El estudio se ha esforzado muchísimo por conseguirlo, incluyendo escenas como asesinar a los enemigos con tu propio brazo recién mutilado, sacarles los intestinos por el ano (con un quick time event), arrancar ojos, reventar cabezas o partir espinas dorsales por la mitad? ¿Para qué? Para llamar la atención con el gore. Pero hoy en día no es TAN difícil ni tan impactante conseguir el polémico +18 o al menos no significa lo mismo que hace 20 años, por lo que el esfuerzo ha sido en vano. Por tanto, tiempo perdido en sangrientos malabarismos para conseguir el más difícil todavía en cuanto a morbo que podría haberse empleado en otros temas más importantes para el videojuego. Y es que Splatterhouse está lleno de conceptos estéticos que buscan agradar a un tipo de público determinado; amantes del terror más sangriento a lo ?Viernes 13?, ?Tu madre se ha comido a mi perro?, ?Posesión Infernal?, de los mundos dimensionales de Lovecraft, del romanticismo de Edgar Allan Poe, de la carnalidad de Clive Barker, etc. Sin embargo el alto nivel de referencias cinematográficas, literarias, gráficas y subculturales no se corresponde con la simplicidad que predomina en el resto de los aspectos del juego.

Splatterhouse podría haberse inspirado en la variedad de Madworld (aunque se nota que al menos lo conocen) o en la jugabilidad de Bayonetta pero nada más alejado de la realidad; las mecánicas son de un juego de hace 10 años. Además se notan demasiado las prisas: se ralentiza, se cuelga y tiene demasiados defectos técnicos. Splatterhouse es un proyecto inacabado.

Los tiempos de carga son otro de sus grandes problemas si no el mayor; es muy estúpido que un juego ABSOLUTAMENTE lineal, distribuido en arenas y pasillos que no son otra cosa que espacios intermedios para que el disco cargue la siguiente zona, falle al hacerlo y te obligue a esperar varios segundos a que se abra una puerta cerrada mientras miras como gira el símbolo de ?cargando?. El juego no tiene la calidad gráfica, la profundidad jugable o la amplitud como para obligarte a esperar tanto. Son aún más frustrantes los tiempos de carga entre fases o al reiniciar la partida tras una muerte: Son eternos y hasta el vídeo que aparece va a tirones.

La jugabilidad deja mucho que desear, carece de profundidad y el control es bastante impreciso. Las fases con desarrollo 2D se quedan en una mera anécdota de lo que podría haber sido un gran juego para Xbox Live o PlayStation Network. Morirás un número incontable de veces, especialmente en los deleznables momentos de pataformas.

Lo más curioso del juego son las fotografías eróticas que Jennifer va dejando como rastro para que Rick la encuentre y que al igual que el resto del juego (el gore, la música, los diálogos) comienza por hacerte gracia pero te cansas rápidamente y terminas cuestionando el por qué de todo. Está bastante claro que no hay buscarle sentido a un juego como Splatterhouse pero? ¿Jennifer lleva fotos porno de ella misma a todas partes? ¿No se le ocurre nada mejor que partirlas en trozos y tirarlas para que seamos capaces de seguirla? Y en ese caso, ¿por qué hay trozos que están escondidos en el escenario? ¿por qué el último trozo siempre es el que se corresponde con la zona de los pechos? Más que un rescate parece que lo que quiere la chica es poner cachondo a su novio. En cualquier caso, ver las tetas de Jennifer es de las pocas cosas que te anima a seguir jugando y además está justificado ya que el género ?gore? suele incluir alguna que otra escena picante... Está bastante claro que es un juego para ?machos?.

Con esto no queremos decir que Splatterhouse tenga que ser ?El Resplandor? de los juegos de terror, pero por lo menos debería ser divertido al igual que una buena película gore. Una cosa es intentar que sea fiel al original e incluso retro si es lo que pretendes pero otra muy distinta es vender un producto limitado, repetitivo, inacabado, con mecánicas obsoletas y errores técnicos. En última instancia tan solo es otra licencia desaprovechada.

NOTA FINAL: 4
9

/ 10


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