1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PC

Analisis Max Payne 3 ,PC,PS3,X360

Cambia de canal.
Sábado 28 de Noviembre de 2015 por Diego Emegé

Si el bueno de Max Payne hubiese aprovechado su genio para la lírica disparando palabras en tinta en lugar de balas, la vida seguro que le habría tratado mucho mejor, pero entonces seríamos nosotros los perjudicados por no poder disfrutar de juegos como los de esta saga que nos lleva acompañando ya más de una década.

 

 

Tras dos entregas que recordamos con cariño y con motivos para pensar que las buenas historias en los juegos de acción no son un imposible, llega Max Payne 3, con un pequeño cambio de manos de Remedy a Rockstar, y como todo producto del gran estudio que nos ha hecho vibrar esta generación con experiencias como Grand Thef Auto IV o Red Dead Redemption, no podemos esperar nada malo de Max Payne 3.

 

El Max de siempre, mostrado como nunca

 

El lastre que siempre llevará Rockstar es el temor de que cualquier juego que hagan que no se llame GTA, tendrá un comentario previo de “seguro que es como un GTA con...” Con los respectivos temores de que transformasen también la saga Max Payne en algo que no se le parece. Por si aún no había quedado claro con los innumerables tráilers, ya podemos ir anticipando que podéis respirar tranquilos, no es un GTA con Tiempo Bala. Es un Max Payne adaptado a los tiempos que corren, y no sólo adaptando mecánicas y mejorando gráficos y físicas, sino que todo ha dado un salto de calidad gigantesco, como se espera de un título de Rockstar. ¿Sigue siendo Max Payne entonces?

 

Entre el cambio radical que pega el protagonista y la ambientación alejada de esa Noir York que visitábamos en las dos primeras entregas, todo parece indicar que Max Payne 3 tiene de Max Payne el nombre y poco más, y en parte es así. Si este juego se hubiese llamado de cualquier otra forma, habría dado igual. Y ojo, habría sido un excelentísimo juego de todas formas, pero para un protagonista que vive tan anclado en su pasado y que tanto pretende querer pagar por sus errores, parece tener bastante superada la muerte de Mona o la pérdida de su familia, de quienes brevemente se acuerda.

 

 

Ni siquiera en los flashbacks en los que se nos cuenta la transición entre el antiguo y el nuevo Max hay muchas menciones al pasado que ha creado la personalidad atormentada de Max, aunque al menos nos sirven para disfrutar de nuevo de los tiroteos entre tejados nevados contra bandas mafiosas del bajo Nueva York, que es parte de lo que podrían esperar los grandes fans de la saga. Pero tanto para ellos como para quienes quieran una nueva experiencia en forma de shooter en tercera persona, en Max Payne 3 pueden encontrar un producto casi redondo. 

 

Max Payne es en esta tercera entrega una versión amarga de Bruce Willis en La Jungla de Cristal. Un tipo duro, cínico, un perro viejo, ya jodido y con agravantes como una severa adicción al alcohol y a los analgésicos que le permiten tener tanto el dolor exterior como el interno a raya, pero no por mucho tiempo. Un hombre atormentado que lo representa en cada palabra y en cada gesto, aunque, eso sí, intenta ser lo más profesional que puede para cumplir con su cometido e intentar enmendar su trágico pasado. Lo intenta, pero no le sale del todo bien.

 

Acabado, atormentado, adicto...

 

Pero más allá de contaros una trama absorbente desde el minuto 1 que ansiamos que descubráis por vosotros mismos, lo que Rockstar nos intenta transmitir son sensaciones, y en eso, el espíritu de Max Payne sigue impoluto, e incluso ha sido mejorado gracias a un apartado técnico espectacular gracias al cual podemos desnudar por dentro a cada personaje por cada mala expresión que nos muestran, con un nivel de interpretación sobresaliente. Esta vez, James McCaffrey no sólo es la voz de Max, sino que también será la imagen, su cara, su cuerpo, sus expresiones, y sus animaciones.

 

Y el juego no ha sido doblado al castellano, y por decisiones así, nos alegramos. La industria del doblaje no saca trabajos a la altura del de Pulp Fiction todos los días, y lo mejor para no estropear una gran interpretación en la línea de lo que ofrece Rockstar, es dejarla como está. Así como las secuencias intermedias, que esta vez no serán viñetas estáticas, sino que, aún conservando el estilo de cómic de los originales, se irán formando las viñetas a medida que vemos avanzar una secuencia, intercalando frases o palabras sueltas, éstas también en inglés, para dar más énfasis a la actuación y no a los subtítulos, que estos sí, estarán en castellano.

 

O en portugués, porque gran parte de la gracia de visitar las dos caras de Sao Paulo es otra de las sensaciones que nos transmite, que es sentirse perdido en una ciudad que no conocemos, en una favela en la que cualquiera a quien no entendemos nos puede atracar, que cualquier niño puede llevarnos a un burdel, y en la que, sobre todo, vemos fútbol y música en la calle. El espíritu de Brasil, tanto el bueno, comercial y turístico, como el peor de los peores de vida en la calle, drogas y demás infortunios que nos pueden recordar a situaciones que, si bien en estas tierras no vivimos, podemos ver en toda su crudeza en películas como Tropa de Élite o Ciudad de Dios.

 

Max siempre ha tenido un gusto extraño para la ropa

 

Y esa crudeza es también parte del encanto de Max Payne 3. Una crudeza inesperada, pero terriblemente real. Un mundo en el que no hay buenos ni malos, sólo hay intereses personales y egos que predominan por encima de otros, sin justicia ni ley aparente, y todo lo que puede diferenciar el más alto rascacielos de la favela más pobre en esta Sao Paulo llena de corrupción puede tirar toda la escala de poder abajo de un momento a otro.

 

 

Dos páginas hablando de sensaciones, sí, pero también podemos contar de Max Payne 3 que, como videojuego, más que como historia interactiva, es un no parar de adrenalina adaptable a todo tipo de jugador gracias a niveles de dificultad y sistemas de apuntado, es un torrente de ideas y situaciones que siguen forjando el carácter de Max, cada vez más perdido pero a la vez, cada vez más decidido.

 

Todo esto nos muestra que un shooter en tercera persona también puede tener una gran historia, no todo van a ser marines ultramusculados esgrimiendo sus “unga unga” contra bichos espaciales. Se nota en que Max Payne no es un marine, precisamente, y su control es menos ágil que el de un shooter de coberturas al uso, y esto nos pone siempre en una constante desventaja contra las diversas facciones armadas a las que nos enfrentamos, contra las que tenemos que hacer un buen uso del Tiempo Bala y del shootdodge, porque no es un juego que nos exija quedarnos tras las coberturas esperando a que el enemigo asome la cabeza para un headshot. Si pasamos mucho tiempo a cubierto, los grupos enemigos nos flanquearán y será peor, así que los reposos han de ser puntuales, lo justo para tomar un analgésico o recargar.

 

Lo demás será todo disparar y disfrutar del baile de balas y de físicas, un apartado en el que Max Payne 3 destaca por encima de todo lo visto hasta ahora. Bien, puede no tener una potencia gráfica bruta como si de un Uncharted 3 se tratase, pero a nivel de animaciones, Rockstar ha dado un paso más allá, y la posibilidad de verlo todo en cámara lenta ayuda al espectáculo.

 

Cada enemigo reacciona de forma única a cada impacto de cada bala

 

Enemigos que reaccionan con cada disparo recibido, sea letal o no, de una forma diferente, caídas y muertes realistas y no robóticas o pre-scripteadas, y sobre todo, el modelado de Max, que reacciona orgánicamente a todo su entorno, con un peso real y un modelado compacto. Sólo hay que intentar saltar de frente contra una pared para ver cómo su animación cambia a cámara lenta para proteger su cabeza con los brazos, o si lo hacemos de lado, ver cómo se encorva para caer con el hombro y no de mala manera de costado.

 

Un auténtico espectáculo digno de ver, que se suma a un Max que va sudando, se va ensuciando y va sangrando a medida que avanza por el nivel. En otro orden, bien por el final de ese bolsillo infinito para armas, ahora sólo podremos escoger dos pequeñas o una pequeña y una grande de forma inteligente, y tendremos que cambiarlas muy a menudo como en las buenas pelis de acción, no sólo valdrá con recoger cargadores. Pero como todo shooter moderno, también tiene sus pequeñas taras. Cortar el ritmo de una huída al límite con un exceso de enemigos es uno de ellos, y pasa alguna que otra vez y en momentos clave, aunque sinceramente, lo compensa con creces con la variedad de situaciones.

 

 

Y no podíamos llegar al final sin hablar de un añadido que puede chocar a muchos, pero que desde ya, aseguramos que será una pequeña revolución necesaria en este mundillo. El multijugador de Max Payne 3 puede sonar raro e incluso innecesario, sobre todo pensando en lo raro que sería activar el Tiempo Bala en un entorno online. Pero se puede, y no sólo el Tiempo Bala, sino que el otro estandarte de Max Payne, la narrativa, también está en estos modos de juego que ya hemos podido ver explicados en algún tráiler.

 

 

Claro que tendremos el clásico Deathmatch de todos contra todos, pero viendo los modos Max-sesino y Guerra de Bandos, el multijugador clásico se nos antoja como algo tremendamente descafeinado. Lo que pretende Rockstar con este multijugador es que cada uno tenga su propia identidad más allá del nombre, y a través de ella, que se formen vínculos, alianzas y piquillas con jugadores, tanto amigos como de todo el mundo, y esto no se consigue con un simple Deathmatch.

 

Superar la campaña, desbloquear ciertos logros, conseguir récords en los modos arcade Minuto en Nueva York o Máxima Puntuación, así como jugar y jugar en el multijugador, nos da experiencia y dinero. Con la experiencia subimos de rango y conseguimos dinero, y con el dinero, compramos habilidades y armas o elementos para la apariencia de nuestro personaje. Así, para empezar, el mejor no será quien más juegue, más rango tenga y más perks haya desbloqueado, sino quien mejor se plantee a su personaje y mejor sepa escoger sus habilidades, entre las que se encuentra, por supuesto, el Tiempo Bala.

 

Hay muchas más características que nos pueden hacer ganar extras y le dan más vida al multijugador, como alianzas, vendettas o formar parte de un clan en el Rockstar Social Club (clan que perdurará también para Grand Theft Auto V, por cierto), y todo esto forma parte del mejor modo, la Guerra de Bandos, en el que sentimos el compañerismo y la enemistad con jugadores reales, de forma auténtica, sabiendo que cada miembro cuenta para superar la misión en grupo que se nos asigna para partir con ventaja en la siguiente, y así hasta cinco pruebas por partida, de una docena de modos diferentes que hacen que cada batalla por el poder sea como un juego completo.

 

El futuro online más jugado, ya lo vamos advirtiendo y lo habéis leído aquí

 

En definitiva, Max Payne 3 podría no haber sido Max Payne y seguir siendo un grandísimo juego, tanto por su gameplay como por su narrativa, su ambientación, su estilo propio y sus pequeñas revoluciones necesarias en modelados, físicas y multijugador. Por suerte, también tiene a su protagonista, un cada vez más torturado Max Payne que nos hace estar agradecidos de que siga habiendo videojuegos así. Otro gran trabajo de Rockstar, como se esperaba.

10

/ 10


<< Anterior Siguiente >>