Es cierto que existen auténticos seguidores de este simulador social, ya convertido en saga, pero es también evidente que, entrega tras entrega, las diferencias se limitaban a un ligero lavado de cara.
Los amantes de Sims, habrán invertido horas, muchas horas, en lograr hacer que su personaje o su familia virtual prospere, crezca y tenga una vida plena; ya sea mejorando en su trabajo para ganar más dinero, ampliando su vida social o llenando de cosas sus armarios y su casa.
En este caso, Maxis, ha dado un paso más. Parece que ir a trabajar, cuidar de una familia, mantener unos amigos, siguiendo un riguroso horario, no es suficiente.
En esta entrega deberemos, además, encarnar a una especie de Dios cansado de ver el caos en la civilización y dispuesto a tomar parte en su desarrollo. Manejaremos diferentes personajes, llamados héroes, cuyo papel en la historia consiste en defender, alentar, juzgar, condenar? a los habitantes del reino. Esto podría recordar a alguien a un juego de hace unos años llamado Black & White.
Como tal, durante el editor de personajes, deberemos crear el aspecto de nuestros héroes (lo habitual en Sims). Además, tendremos que indicar los rasgos de su personalidad. Esta acción se basa en indicar los intereses del personaje, pero también las debilidades. Es decir,
nuestro sim puede estar muy interesado en formar una familia, puede ser muy cariñoso, pero tener problemas con la bebida. O puede ser muy valiente y como defecto, contar con una crueldad terrible. El juego comienza por mantener y mejorar la situación en la corte.
Entablando relación con los habitantes de la misma, amueblándola, luego iremos abriendo territorio y construyendo una auténtica ciudad medieval. ¿Os parece suficiente, quizá demasiado? Esto no es todo.
Se concede un aditivo más. Para ir consiguiendo todos estos logros y satisfacciones contaremos con un listado de misiones, como si de un Elder Scrolls u otros títulos del género se tratase. No se establecerá un sistema de niveles y/o avance de habilidades muy destacado. Tampoco tendremos un sistema de lucha o clases entre las que elegir. En lugar de ello, para mantener el estatus y la armonía en esta nuestra ciudadela,
deberemos realizar algunas tareas, nada complicadas y en algunos puntos del juego, algo monótonas y absurdas. ¿Imagináis como podría ser la vida del rey Arturo? Sí, claro que debía cuidar de sí mismo, pero también tendría que atender temas políticos, organizar la distribución de alimentos del pueblo y juzgar a los criminales del reino.
Así, nos encontraremos con un mapa político y la necesidad de firmar tratados de paz para evitar una posible guerra, o sentados en un trono atendiendo a una serie de plebeyos reclamando nuestra atención y nuestro favor. O, más adelante, convertirlos a otra religión, haciendo uso de nuestros sacerdotes.
Todo esto puede parecer complejo y alguien puede verse abrumado, pero no debemos preocuparnos ya que, aquí, se ha pensado en todo. Tenemos un magnífico tutorial que, aunque es algo largo y
no permite guardar la partida hasta finalizarlo, es necesario para aprender a movernos por el reino y a seguir los pasos adecuados para llevar nuestro mundillo por el buen camino.
Durante todo el juego, recibiremos indicaciones de a dónde ir, qué hacer... Esto impedirá que nos perdamos en el amplio número de tareas y acciones que se encuentran a nuestro alcance. A pesar de la evolución del juego al añadir un sistema de misiones, su aspecto rolero no encadilará a los amantes del género, que les resultará algo insulso.
Realmente, la evolución del juego es una iniciativa a valorar, pero entorpece demasiado la jugabilidad el hecho de seguir un sistema de misiones cuando, tan sólo en ir de un extremo a otro, nuestro personaje ya está agotado, hambriento y triste. Quizá si las necesidades del sim se suavizasen, produciría un dinamismo mayor.
Tenemos una gran variedad de personajes que encarnar, desde un monarca, a un guerrero, pasando por un fraile?
En cada uno de los perfiles que adoptaremos, tendremos que llevar a cabo las acciones correspondientes a dicho personaje. Deberemos complacer al pueblo y cuidar de las relaciones fuera de nuestro territorio. En el caso del monarca, atraer a nuestra doctrina a cuantos podamos, incluidos los monarcas; en el caso del fraile, defender el reino y lograr triunfos; así con el guerrero, etc.
En resumen,
a los amantes de los Sims les satisfará porque es novedoso y les resultará todo un reto, ya que el ámbito a tratar es de mayor magnitud y necesitará mucha más atención, pero aún hay mucho que pulir para lograr ese ritmo tan atractivo que hace que a uno se le pasen las horas volando delante del monitor.
NOTA FINAL: 6.5
<< Anterior
Siguiente >>