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Analisis Eat Lead: The Return of Matt Hazard PS3

Lunes 04 de Mayo de 2009 por Omar Álvarez

Creedme, someter a un canon de crítica tradicional a Eat Lead es el reto más difícil que puede ofrecer el juego. Por qué otra cosa no, pero Vicious Cycle han demostrado tener un sentido del humor de lo más particular y acertado con su anterior trabajo, Dead Head Fred, aunque esta vez han sufrido una sobredosis de ironía. Si eso pudiese suceder.

¿Es Eat Lead, con todo lo que ello rodea, una gigantesca, desproporcionada y pésima broma? Quizás. Me imagino ahora a toda la cadena de relaciones públicas, editores, inversores, tiendas, distribuidores, diseñadores y programadores, siendo partícipes de la tomadura de pelo burlesca de un guionista chiflado y un creativo enfermo. Aunque visto desde aquí es casi aún más gracioso.

Por encima y en un primer vistazo, Eat Lead: The Return of Matt Hazard parece un título realmente malo. La carátula que enfunda el disco es hiriente como creíamos que no se hacía, sus influencias torpes son descaradas y de mal gusto. Entrando en materia es aún peor, abyecto, sin concisiones, ejecutado con torpeza pese a que continuamente muestra destellos de grandeza y grandes ideas, no mal llevadas a cabo, si no directamente obviadas. Es una cal?y otra de cal, pero aquí es donde la intención cuenta como un todo.

El guión de Eat Lead ha sido muy comentado por la red, por que su naturaleza no se comprende si lo desligamos a este medio. Se presentó mediante una tormenta de trailers virales y bromas en cadena, escondiendo una mentira piadosa que los más sabihondillos sabrían desatar rápidamente a golpe de Google: que Hazard jamás existió.

En esta historia de espejos y pasados ficticios, Matt había sido la estrella de una compañía de video-juegos que lo traicionarían destrozando su imagen obligándole a protagonizar títulos de serie B y juegos sociales para un público más popular. Esta ficción dentro de la ficción está cargada de sentido del humor y e ironía, ya que son capaces de mofarse con inteligencia de la propia subcultura hedionda implícita en la cultura del video-juego actual, los foros, el concepto de clásico y de lo que está bien y mal dentro de esta gran fauna.

Lo curioso es que esta gran broma está envuelta en terciopelo: el apartado gráfico tiene momentos brillantes, pese a la dirección artística ruin y desvergonzada. El doblaje inglés corre a cargo de actores de renombre del celuloide (Will Arnett, Gob en Arrested Development, pone la voz a Hazard) aunque la edición española tenga uno de los peores doblajes que se recuerdan. Los momentos de humor más afinados, en los que se parodia desde iconos de otras compañías (Super Mario), RPGs japoneses y sus personajes viciados o la posibilidad de cambiar de ambientación mediante la manipulación de un programador

El problema o virtud, una vez descubierto el pastel y aceptado la broma, si nos situamos POR ENCIMA del monologuista (en este caso, Vicious Cycle) que nos somete a su chiste por activa y por pasiva?es que aún nos espera un reto mayor: el aceptar la evidencia de que Eat Lead es una mierda, una infame y sórdida basura.

Tras la acertada superficie, el corazón es un cadáver lúdico propio de los primeros experimentos en el género en 1996. Lento, con una dificultad desproporcionada, enemigos con rutinas unidireccionales y un desarrollo repetitivo que se sustenta únicamente en sus propios gags. Avanzar por Eat Lead es una tortura cuyo única vía para la salvación es...disfrutar de su desfachatez.

Entre los mil debates que se pueden entablar en torno a Eat Lead, me quedo con el siempre cansino y omnipresente del video-juego como producto artístico. Si entramos en esta guerra a favor y en contra de la cual me suelo desentender, Eat Lead sería mi número uno automático como evidente influencia post-moderna (¿Ico? ¿Rez? ¿Katamari Damacy? lo próximo será catalogar de arte las marinas que cuelgan en el salón de mi abuela?).

Un juego carente de sentido común, de miras comerciales, de honradez y vergüenza. Es el video-juego que firmaría Duchamp, es un título con unos valores brutos de pureza y provocación. Es idóneo para los listillos que pululan los foros de Internet y hablan por hablar, para el necio que saca brillo a sus repisas pletóricas de juegos triple A. Un juego que te regala un logro o trofeo por presionar un botón. Es el juego del año. O quizás no, y todo esto fue una estúpida broma. Eat Lead, la intención materializada.

NOTA FINAL: 9
9

/ 10


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