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Analisis Yoshi's Woolly World ,WIIU

Mucho más que una estética bonita.
Lunes 22 de Junio de 2015 por Víctor Junquera

Hay tres precedentes importantes que podrían hacer que a estas alturas nadie confiase en Yoshi’s Woolly World, pero antes de enumerarlos voy adelantando que pensar en todo esto no sirve de nada, o en todo caso, para engrandecer a esta nueva obra de Good Feel. El primer precedente es justo una de sus anteriores obras y precursor de la lana/hilo en Wii, Kirby’s Epic Yarn, que a pesar de ser increíblemente bonito y bien cuidado a nivel de detalles, su nula dificultad le pasó factura, y no queríamos que le pasase eso al nuevo Yoshi. El segundo, siguiendo con Kirby, es el Pincel Arcoíris, otro juego, esta vez en Wii U, basado en una estética acertada y una mecánica fuera de lugar. Tampoco queríamos eso para Yoshi. Pero el tercero es el que más nos hacía desconfiar a estas alturas, y es que nada hecho con Yoshi ha estado a la altura del mítico Super Mario World 2: Yoshi’s Island, y ni Yoshi’s Story, ni Yoshi’s Island DS, ni Yoshi’s New Island han dejado un buen recuerdo. Entonces, ¿por qué este sí?

 

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Arcoiris, globos sonrientes, hilos de lana... Todo es bonito

 

Al contrario de lo que ocurre con muchos juegos de Nintendo, que primero surge la idea y luego se decide a qué saga conocida se aplica (como el caso de Kirby’s Epic Yarn, tan desconectado de la saga normal) Yoshi’s Woolly World es un juego que se ha hecho desde el principio pensando en Yoshi, definiendo muy bien sus habilidades y posibilidades como un muñeco de amigurumi (ese arte imperante en Pinterest y Tumblr), y aplicándolas luego a todo un elenco de niveles en los que explotar esas habilidades de formas únicas, y al decir únicas hablo de que todos los niveles son bien diferentes entre sí, ya que por lo general cada uno se basa en un concepto, elemento o enemigo, que nos introducen en los primeros pasos de cada pantalla y se desarrollan al máximo hasta llegar a la meta. Es como si de una masterclass de diseño de niveles de Miyamoto se tratase, una fase tras otra.

 

A Yoshi’s Woolly World no le corresponde una descripción tan sencilla como que es un buen juego, no. Es un plataformas brillante, y cada minuto que pasas a los mandos es una pequeña sorpresa de diseño, tanto de niveles como del propio juego, que es imposible negar que es increíblemente mono y lleno, llenísimo de detalles.

 

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El cooperativo es bastante competente y Poochie es tan mono como siempre

 

Aún con todo, no consigue ser tan brillante como el Yoshi’s Island original, que puede ser una comparación que no tiene mucho que ver ya que muchos jugadores de hoy ni sabrán ni querrán interesarse por lo que fue el nacimiento de Yoshi como auténtico protagonista, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de decir que es uno de esos títulos atemporales que, además, una vez jugado pasa a ocupar un recuerdo imborrable por un millón de factores que Yoshi’s Woolly World sabe replicar muy bien, pero los jefes finales aquí, estando bien, están muy, muy lejos de aquellos.

 

Yoshi’s Woolly World es el ‘New’ que realmente llevamos tanto tiempo esperando, es el gran equivalente al Donkey Kong Country Returns de Retro en cuanto a sorpresa y calidad se refiere, y es el juego que Yoshi siempre se ha merecido. Sin ser insultantemente fácil (aunque haya un modo para ello) como algún Kirby ni tan enrevesado y técnico como un DKC, Yoshi’s Woolly World se encuentra en ese dulce punto intermedio en el que es más que posible que alguna fase se te atragante, y no sólo por conseguir los coleccionables que, como siempre ha sido, son la auténtica salsa para justificar que el treintañero medio esté jugando a algo que ’no es sólo extremadamente cute’.

 

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Los huevos de lana sirven para lo mismo de siempre

 

El nombre del estudio de desarrollo realmente le viene que ni pintado al juego. Good Feel es una expresión que encajaría, no hay nada desagradable, no hay frustración en perder, no hay mal ambiente posible ni jugando en solitario ni ‘a dobles’,… Todo en Yoshi’s Woolly World está hecho con la intención de agradarte, si no es con un regalo a la vista es con la satisfacción de haber superado un entuerto, por conseguir un coleccionable bien escondido o porque superar una fase implica que de verdad has conseguido dominar la mecánica que te proponían y estás oficialmente más preparado para afrontar desafíos que antes de empezar dicha pantalla.

 

Esa variedad es uno de los puntos fuertes del diseño de niveles de Yoshi’s Woolly World, y sin ser un número escaso de niveles, es una pena porque muchas mecánicas son exclusivas de un sólo nivel y dan tanto juego que estaría bien verlas en alguna fase más. Otras propuestas o enemigos vuelven a aparecer y se entremezclan con nuevos elementos para dar situaciones completamente nuevas, y sorprende lo bien que encaja en todo esto el uso de la construcción y deconstrucción mediante la lana, o cómo muchos otros tejidos intervienen en ella.

 

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Cada nivel tiene ideas nuevas que explota a la perfección

 

Dos de mis niveles favoritos ni siquiera tienen tanto que ver con la base del juego de tragar enemigos y disparar ovillos (huevos). Uno de ellos, la casa fantasma, muestra una realidad diferente al trasluz de una cortina en movimiento, y esto hace que detrás de esa cortina aparezcan plataformas y objetos que no estaban, pero también hace que los enemigos se comporten de forma diferente, y durante 10 minutos esta mecánica se aprovecha de formas incontables. Otro favorito (aparte de todos en los que sale Poochy, el perro) es un nivel en el que tenemos que atraer a un Chain Chomp hecho de hilos sueltos, y una vez donde queremos tenerlo, lo convertimos en una ‘Roca Chomp’ que tenemos que empujar para romper obstáculos o mantener interruptores, y así, cambiando los estados de la misma bola durante todo el nivel mientras superamos situaciones bien inteligentes.

 

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Los guiños a los monstruos de antaño están por todas partes

 

Lo mejor de todo esto es que cada uno de estos niveles no conlleva ese tutorial incómodo. A veces hay una caja con un mensaje de ayuda, si, pero lo normal es que toda la magia de cada nivel se pueda desgranar con el primer scroll. Unos pasos hacia la derecha del comienzo de la pantalla tenemos ese primer entuerto y todas las explicaciones necesarias implícitas en las barreras que conforma el propio nivel, siendo un bloque que podemos romper, una plataforma que no podemos saltar, un enemigo que tenemos que deshacer de una forma concreta…

 

Sería muy fácil resumir que Yoshi’s Woolly World es un juego bien creado, que no cuesta excesivamente superar pero sí ofrece desafío en sus coleccionables, pero me estaría quedando muy corto. Yoshi ha encontrado por fin el juego que se merecía, sin rarezas, experimentos ni personajes de más. Sólo él, sus huevos, y un sinfín de grandes detalles de amor por los videojuegos, tanto con como sin amibos de por medio.

9

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