Analisis Uncharted Lucha por el Tesoro ,PSVITA

Parece que Sony vio claro el siguiente paso que quería dar con Uncharted. Pasar de la acción al juego de estrategia de cartas. Ya pudimos intuir con el parche que Sony Bend lanzó sobre el Abismo de Oro, introduciendo esas cartas como objetos desbloqueables, lo que encontraríamos en este Fight for Fortune. Quizá no encontramos en la versión portátil de las aventuras de Drake un juego que nos llenase igual que la trilogía de sobremesa y era hora de probar por otros lares.

 

Fight for fortune no es otro intento de ver como cuaja el cambio de plataforma, es el lanzamiento de algo nuevo. No cabe duda de que Bend deja atrás lo que Uncharted representaba hasta ahora para tomar solo su nombre y sus protagonistas y crear un juego nuevo fuera del territorio que conocía. Ya vivimos algo parecido con Metal Gear Acid y aquí nos encontramos de nuevo y está claro que una vez más dejamos de lado la franquicia propiamente dicha para centrarnos en la estrategia de cartas.

 

 

Probablemente muchos, sobre todo los fans de la franquicia, habrán fruncido el ceño con el anuncio de este juego. No es para menos, que nos alejen de nuestros tiros, nuestras secuencias scriptadas y el sarcasmo de nuestro querido Nathan no es fácil de asimilar. Pero quitemos de la mente el nombre de Uncharted. Sí, quitémoslo. Dejemos que fluya en nuestro interior esa intriga o ese gusto por los juegos del estilo Magic. En el fondo da igual que sea de Uncharted, Metal Gear o God of War, el título es lo que nos lleva a mirarlo y, probarlo es lo que nos hace disfrutarlo o dejarlo pasar. Lo curioso es que ese rechazo o desconfianza que se produce al saber de él, se ven aliviados al ponernos a los mandos.

 

Por un lado, la melodía propia de la tetralogía aventurera de Sony nos relaja y nos dejamos llevar por los menús para ver cuánto de Uncharted se esconde en Fight for Fortune. Es de ley haceros saber que si habéis tratado anteriormente con juegos de cartas y no os han tocado la patata, definitivamente, este título no es vuestro rollo. Pero, si no os desagradan, no os costará demasiado coger el tranquillo. Y es que es curioso cómo, con unas sencillas instrucciones durante las primeras partidas, nos hacemos con la idea de su jugabilidad y objetivos. Tenemos los tres tipos de cartas, facción, fortuna y recursos, y debemos combinarlos para acabar con nuestro oponente.

 

En cuanto a las cartas de facción, divididas en héroes, villanos y mercenarios, representan los personajes que elegiremos para llenar nuestros flancos de ataque y defensa (es importante medir sus puntos de vida y potencia de fuego para no descuidar ningún punto). En otro punto tenemos las cartas de fortuna que, si las guardamos en nuestro mazo, nos llevamos cinco puntitos para invertir en otras cartas. Aunque podemos asignarlas a las cargas de facción para conservar su valor e invertirlo al completo a posteriori. Por último tenemos las cartas de recurso que, suponen beneficios para nuestras facciones, mayor fuerza de ataque, defensa… La clave es mantener el equilibrio para defendernos sin desatender la posibilidad de infligir daño. Quizá la peor situación es perder una facción, quedando al descubierto, y vernos sin puntos de fortuna que invertir en defendernos. Sí, hay que tener les perres controladas.

 

 

Entrar en faena no es complicado, es más, llegamos a sentirnos cómodos con el manejo bastante rápido. La complicación del juego se haya en el desarrollo de nuestra estrategia, sin la cual, no tendría gracia. En eso consiste el modo offline. Consiste realmente en enseñarnos a pensar de la forma adecuada, observar las cartas, contar nuestros puntos de fortuna y adelantarnos al adversario gastando en lo que más nos conviene. Saber dónde hemos de protegernos y a que carta potenciar el ataque, tratar de que el contrincante se concentre en defenderse sin prever un ataque sorpresa por otro flanco.

 

Y llegamos a ese punto en que reconocemos que las mayores virtudes de un juego de estrategia se hallan en el enfrentamiento multijugador. El modo online es donde encontramos el auténtico desafío, la imprevisibilidad de una reacción espontánea. Donde nos desconcertamos con un cambio de estrategia a sabiendas de que no está programado y de que, realmente, el contrario aprende por momentos.

 

 

En realidad, no era necesario maquillar un juego de cartas con motivos Unchartianos pero, para hacerlo llamativo, alguna bandera debía llevar ¿Por qué no ésta? Los pro de este tipo de juegos de estrategia quizá no reparen demasiado en este lanzamiento. Sin embargo, un título de un género tan exclusivo y arriesgado al que se nos facilita la entrada y se nos acomoda para centrarnos en el objetivo, no se encuentra todos los días. Con Fight for Fortune puede pasarnos como con el Poker, acabamos enganchándonos.

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