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Analisis Shadow of the Beast ,PS4

Un regreso demasiado descafeinado.
Jueves 19 de Mayo de 2016 por Adrián Suárez Mouriño

Shadow of the Beast tuvo su primera iteración en 1989, ahora regresa en forma de nuevo capítulo actualizado a los tiempos modernos. Las claves pretenden seguir intactas: combate, sangre y controlar el timing perfecto para esquivar, contrarrestrar o destrozar el ataque enemigo y conectar el nuestro. Un fallo equivale a perder una vida, un acierto nos lleva a encadenar más y más golpes hasta destrozar con toda una oleada de enemigos.

 

Controlamos a una bestia que en su día fue humano, a Aarbon, un ser con dos uñas afiladas en cada puño preparadas para ensartar a quien se le ponga por delante. Nuestra misión es sencilla: avanzamos hacia nuestra presa, un mago que nos esclavizó y nos obligó a matar, mientras aniquilamos todo lo que se nos ponga por delante. Shadow of the Beast es un beat´em up en 2 dimensiones con ligeros toques de exploración a través de escenarios diseñados con varias alturas, pero en realidad es un juego rítmico.

 

El combate de Shadow of the Beast se acerca más a un juego musical que al de un beat´em up

 

No hay que combatir al ritmo de la música pero sí hay que seguir un compás. Al avanzar por los distintos mundos que componen Shadow of the Beast se nos parará en seco por ambos flancos y de ellos brotarán enemigos que corren a por nosotros. Nuestra tarea será combinar nuestros golpes, contraataques y esquivas a izquierda y derecha. Los monstruos que nos asaltan lo hacen por orden, así que nuestros ataques acaban componiendo violentos compases. Los fallos se castigan, pero los aciertos encadenados se formalizan en vistosas y sangrientas carnicerías, muchos perfect materializados en pantalla y llevar los puntos conseguidos al ranking online del juego.

 

Shadow of the Beast es un videojuego que apuesta por una mezcla entre una aventura en la que avanzar, mejorar nuestras habilidades y extraer de todo ello una historia, y esa parte arcade de matar, matar y matar que hemos explicado. Hemos de decir que, como lo primero, Shadow of the Beast es muy flojo, el videojuego se remata en unas tres horas sin que nos quede una sensación de satisfacción al llegar a su final. La exploración es floja, los pocos puzzles que nos encontramos no son memorables y el diseño de niveles es mejorable, recurriendo a demasiados lugares comunes de los conocidos como metroidvania, pero sin ese back tracking glorioso que permiten. Técnicamente el juego combina tramos muy vistosos y ambientaciones tremendamente sugerentes con otros que caen en tópicos, tampoco acompaña la dirección de algunas secciones en lo que se refiere al movimiento de su cámara, que frecuentemente nos hace creer que estamos en un juego en tres dimensiones cambiando el punto de filmación; pero se hace sin gracia y solo acaba consiguiendo generar pausas innecesarias antes de volver a la acción.

 

En lo visual Shadow of the Beast presenta buenas ideas pero no las lleva a buen puerto

 

A medida que avanzamos conseguimos maná con el que comprar nuevas habilidades y mejorar nuestras técnicas para optimizar la parte más notable del juego: sus combates, esa parte arcade que se marca al ritmo de la sangre que derramamos. Esta sección jugable tiene un buen concepto de base pero esas habilidades que obtenemos nunca consiguen darnos un abanico real de nuevas opciones para combatir, podemos machacar el mismo botón controlando la dirección del ataque, colando alguna esquiva de vez en cuando y un par de contraataques y conseguiremos superar de manera óptima el juego.

 

Shadow of the Beast es un poco tramposo, y eso ayuda a que podamos descuidarnos y no ser todo lo precisos que tendríamos que ser. Es algo parecido a lo que sucede con la serie Batman Arkham, en la que pulsamos un botón y una dirección para que Batman se saque de la manga todo un elaborado movimiento para recorrer la pantalla y acertar con un puñetazo al enemigo, aunque a veces parezca que vuele para conseguirlo. Shadow of the Beast hace algo similar, podemos obviar a veces la distancia a la que está el enemigo que Aarbon se las apañará para destrozar al rival. Sí que es cierto que se consiguen buenas coreografías, a veces, que cuando el juego funciona divierte y que cuando uno se acostumbra a su brusco control disfruta con las batallas, porque la idea original es buena, pero está ejecutada sin profundidad. A ello no ayuda que la aventura no haga avanzar, a través de las nuevas habilidades o de distintos tipos de enemigos la fórmula jugable con calidad, y que la intensidad de la lucha se derrumbe en el precipicio que es la exploración.

 

Shadow of the Beast, como todo hijo de un juego retro de fama, tenía la responsabilidad de revalidar su nombre y de ser mejor, pero no lo logra. La propuesta es una muy descafeinada. La base de la aventura es buena y el combate en sí tiene ideas correctas, pero le falta más trabajo para que consiga transmitir toda la intensidad y brutalidad que uno sabe que el juego guarda.

5.5
/ 10

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