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Analisis Total War Warhammer ,PC

Soplan los vientos de la Magia.
Jueves 19 de Mayo de 2016 por Kysucuac

Llevaba mucho tiempo esperando este momento. Es MI momento. Uno de los universos de fantasía que más me gustan de todo lo creado, Warhammer, se ha fusionado con una gran saga de estrategia. Llevo ya algunos meses hablando de Total War Warhammer y de lo que esperaba de él. Ahora, por fin, el juego está en mis manos y esta semana he podido dedicarle el tiempo suficiente como para traeros este humilde análisis. Recordad que aquí está mi opinión, no la de todo Mundogamers, y que podéis dar la vuestra sin ninguna objeción. Bueno, sí, para eso existe el debate. Lo que quiero decir es que es bastante probable que en lo que leáis aquí afecte mucho el factor nostalgia y mi fanatismo por el universo de Games Workshop.

 

Como he dicho ya en más de una ocasión, este juego tenía que haber llegado mucho antes. Antes, al menos, de que ocurriera lo que ha ocurrido en el juego de miniaturas. Para el que no esté muy puesto, digamos que a día de hoy, en dicho juego, Warhammer ya no existe. Ese mundo ha sido destruido por las criaturas del Caos, lideradas por Archaon, Señor del Fin de los Tiempos, quien ha conseguido reunir a los cuatro Dioses del Caos. No obstante, en el título de Creative Assembly nos situamos mucho antes de que esto ocurra, por suerte para todos.

 

Para ser exactos, en Total War Warhammer nos encontramos en un momento anterior a la llegada del Caos al Imperio (que se da por el año 2522), cuando Karl Franz – Carlos Paco para los amigos – debe demostrar que es digno de portar el Martillo de Sigmar. Por supuesto, ésta no es la única trama del juego. El Viejo Mundo, lugar donde está ambientado el título, está poblado por diferentes razas, no sólo por los humanos, y éstas son las que darán lugar a diferentes conflictos.

 

 

Cuatro campañas, ocho puntos de vista

Ahora mismo, sin descartar futuras actualizaciones, DLCs y añadidos varios, tenemos a nuestra disposición cuatro campañas diferentes con ocho personajes en total. Así, las facciones con las que podremos liderar a nuestros ejércitos estarán divididas por razas (e intenciones): Humanos, Enanos, Pieles Verdes (Goblins y Orcos) y Condes Vampiro. Cada uno de ellos, situado en un territorio diferente, se enfrentará a un enemigo y nos dejará ver un pedacito de todas las tramas existentes en Warhammer. Si bien el videojuego se toma sus lindezas, se mantiene más o menos fiel a la historia original.

 

En la facción de los Humanos, podremos elegir entre el Emperador Karl Franz y el mago Balthasar Gelt, Patriarca Supremo del Colegio de Magia. Con los Enanos, podremos liderar el ejército encarnando al Gran Rey Thorgrim Custodio de Agravios o a Ungrim Puñohierro. Los Pieles Verdes cuentan con Grimgor Piel'ierro y Azhag el Carnicero. Los Condes Vampiro sembrarán el terror liderados por Mannfred von Carstein y el Nigromante Heinrich Kemmler. Cada uno de estos líderes de facción fortalecerán nuestro ejército de una manera u otra. A grandes rasgos, en el ejemplo del Imperio, podemos diferenciar entre el guerrero y el mago. Así, mientras que con Karl Franz nuestro poder de ataque será más potente, con Balthasar Gelt podremos liberar los vientos de la magia.

 

Cada raza tiene su historia y sus propios problemas. En el Imperio, con Karl Franz recién coronado, algunos Condes Electores están en contra de su nuevo gobernante, lo que les llevará a conflictos bélicos menores. Para los Enanos, la época dorada de Karaz-Ankor ha terminado, y ahora deben recuperar el reino acabando con los Pieles Verdes que han hecho de las tierras enanas su nuevo hogar. Éstos, mientras, se pelean entre sí sin demasiado orden. Por su parte, el Conde Vampiro Mannfred von Carstein se proclama Emperador Eterno, y partirá desde Sylvania para acabar con el usurpador con ayuda de los escuadrones de Nigromantes y No Muertos. La cosa se presenta movidita, ¿eh?

 

 

No es campaña todo lo que reluce

Aunque la gran novedad de este Total War es esa importancia a las facciones y a las unidades que cada líder ofrece (Thorgrim trae a los Lanzaagravios, mientras que Grimgor lidera a los Chikoz Jinetez de jabalí, por ejemplo), más sus debilidades, la campaña no lo es todo. El toque rol que el último trabajo de Creative Assembly nos trae no queda aquí, pudiendo jugar también batallas de misión, batallas personalizadas, multiugador y batallas rápidas. Pero, sí, desde luego, sobre todo para el que le guste el universo Warhammer, las campañas son una maravilla.

 

No obstante, las peleas no lo son todo en Total War, por mucho que su nombre indique lo contrario. Tendremos que tener muchos aspectos en cuenta antes de lanzarlos con ferocidad al combate. Además de gestionar nuestros ejércitos entrenando a los nuevos reclutas y creando campamentos de defensa, no podemos perder de vista nuestras ciudades y bases, donde tendremos acceso al árbol de tecnologías, entre otras cosas. Siempre es bueno que alguien se dedique a investigar nuevos avances mientras nosotros nos partimos la cara con el enemigo.

 

Los grandes líderes y la posibilidad de reclutar Héroes legendarios son el punto fuerte del juego, no sólo porque fortalecerán nuestros ejércitos. Las diferentes opciones en cada una de las facciones hacen del título algo muy personalizable y nos da opción a muchos estilos de juego. Así, cada campaña puede ser rejugada desde cada facción múltiples veces, y podremos desarrollar nuestro imperio (o destruir otros) usando otras herramientas más allá de la espada y el hacha.

 

 

El mapa, aunque sencillo, nos deja ver muchos detalles

Más allá de las refriegas, que son el pan nuestro de cada día, tendremos una vista principal: la del mapa de nuestro territorio. Aquí, podremos ver las ciudades bajo nuestro dominio, las enemigas y las que deberían ser nuestras pero nope. En el caso del Imperio, debemos imponernos sobre algunas ciudades que no ven a Karl Franz como líder, además de lidiar con las fuerzas del Caos o los Condes Vampiro. Desde esta pantalla, gestionaremos nuestras fuerzas de combate y las tecnologías que deben investigarse en la ciudad.

 

Además, podremos ampliar o reducir el mapa para comprobar hasta dónde llegan nuestras fronteras y cuál debería ser nuestro siguiente objetivo. Según nuestra actitud, podremos enfrentarnos a otros líderes que hayan intentado sembrar el caos y la destrucción en nuestro territorio. Detalle importante: Una vez hemos vencido una batalla, podemos elegir el destino de los perdedores, pudiendo ser ejecutados, encerrados como rehenes o liberados. Así, nuestro líder será visto de una forma u otra, igual que ocurrirá según lo que decidamos con la ciudad capturada.

 

 

El perfecto equilibrio entre un Total War y un videojuego de Warhammer

Llevaba mucho tiempo esperando este momento porque los títulos que han intentado abarcar el universo Warhammer a mí no me han decepcionado. Aunque recuerdo con pesar el triste y cruel destino de Warhammer Online, Total War ha conseguido recuperar la magia del Viejo Mundo, y aunque se ha permitido inventar parte del contexto, ha encajado a la perfección. Jugar como Karl Franz o como Thorgrim nos hace sentir como si estuviéramos jugando un momento de la Historia de la Tierra, como en cualquier otro juego de la saga. Pero la magia, la fantasía y las criaturas que pueblan Warhammer están ahí, y hacen de este juego el más perfecto Total War de todos.

 

Este último título de Creative Assembly, por el que llevamos esperando demasiados años pero que, por fin, tendremos en nuestras manos el próximo día 29 de mayo, es, ante todo, un juego enorme. Algo en Total War Warhammer nos atrapa y nos hace viajar de verdad al Viejo Mundo. Estamos ante algo gigantesco, más allá de la extensión que se dibuja en nuestros mapas.

 

A nivel de jugabilidad, Total War Warhammer no innova demasiado. Estamos ante lo mismo de siempre, pero mejorado. Los años han sentado bien a Creative Assembly, eso desde luego. Tampoco es que haya que decir que los anteriores juegos de la saga tuvieran mucho que corregir, ya que la franquicia de estrategia ha funcionado siempre a la perfección. Las mecánicas, sencillas al principio, consiguen que jugadores novatos se adapten completamente. Y si no, para algo tenemos a un señor muy raro dando consejos todo el tiempo.

 

Aún así, hay cosas que nos costará entender al principio, ya que combinar el universo Warhammer con un juego así no es tan sencillo como parece. Especialmente a los más novatos les costará adaptarse al sistema de lucha, por no hablar de la gran novedad de los vientos de la Magia. Todo está lleno de detallitos y habilidades especiales que debemos aprender a dominar. Al menos, si queremos conseguir la victoria.

 

 

Aunque los gráficos son lo que menos importa en Total War, se agradecen las cinemáticas

 

Debo confesar que he tenido grandes problemas con los gráficos de este juego. No porque sean malos ni nada parecido. Simplemente, he tenido que toquetear muchas cosas para que el título me vaya como tiene que ir, puliendo algunos errores con ciertas cinemáticas y con pantallas de batallas. Si cuando os hagáis con el juego tenéis algún problema de compatibilidad, de gráficos, de escenas en negro o de falta de drivers de la tarjeta gráfica, y no tenéis forma de solucionarlo, no dudéis en contactarme, que muy gustosamente – y por un módico precio que podéis pagar con kebabs – os ayudaré a solucionarlo.

 

Tranquilos, quitando esos problemas iniciales, todo lo demás está bien. Debo recalcar que en un juego de estrategia lo que menos importa son los gráficos, aunque Total War Warhammer puede presumir de estar a un buen nivel. Las cinemáticas están ahí, en el momento y el lugar adecuado, y visualmente el título no está nada mal. La combinación de colores de los mapas y los personajes le dotan de gran realismo y nos sitúan en el ambiente bélico en el que debemos estar, por lo que no hace falta pedir más. Si lo que buscas son unos gráficos alucinantes, éste no es tu juego. Si eso te da más bien igual y lo que quieres es partir cráneos, entonces eres bienvenido.

 

En conclusión: Si te gusta Total War, compra; si te gusta Warhammer, también

 

Debo decir que tenía mucho miedo porque pensaba que este juego me decepcionaría, no como Total War, sino como adaptación de Warhammer. Pero, nada más lejos de la realidad. Total War Warhammer es sencillamente perfecto en muchos aspectos, pudiendo presentar caminos muy distintos e interesantes. Sí, el potencial bélico está ahí, pero la diplomacia también es una posibilidad y puede ser una buena forma de hacer las cosas. Las opciones políticas y económicas siguen el esquema de la saga, y la magia se ha incorporado a ese esquema a la perfección.

 

Poco más me queda por decir – o no, es posible que me deje mucho en el tintero, pero para eso están los artículos complementarios, que ya irán saliendo conforme avance el juego, y yo con él – sobre esta gran obra de Creative Assembly. De verdad, creo que Total War Warhammer es lo que todos los amantes del universo de Games Workshop hemos soñado hecho realidad. Y también supone un gran título para los fans de la estrategia. Una compra 100% segura.  

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